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Más que la historia o incluso que los personajes, lo que define a Final Fantasy es el trabajo musical de Nobuo Uematsu y el resto de compositores de Square Enix. Sin esa identidad sonora, la franquicia más icónica del género RPG probablemente sería una más entre tantas producciones japonesas. Por eso tuvo mucho sentido que la compañía quisiera celebrar el 25.° aniversario de la saga con Thearhythm, una propuesta que rinde honores a la música de Final Fantasy. La secuela directa es aún más sofisticada y sobre todo, más completa en cuanto a contenido.
Las similitudes entre esta entrega y su predecesora son tantas que podría considerarse una expansión, en lugar de un juego distinto. Y es que la mecánica es exactamente igual: hay que tocar la pantalla, hacer algunos trazos y dibujar notas musicales durante la ejecución de una melodía, todo con magistral precisión para alcanzar el puntaje más alto. En todo caso, la diferencia radica en la adición de nuevas modalidades y en el hecho de que se pueden utilizar los botones como reemplazo de la plumilla del 3DS.
En la demostración del juego en E3 2014 me pareció que el esquema de botones es mucho más demandante que el de la pantalla táctil, tal vez porque el sistema no es tan exigente cuando realizas los trazos a destiempo o fuera de la zona que corresponde. Por el contrario, presionar el botón equivocado o fallar en la precisión penaliza de manera absoluta. Según el productor del juego, Ichiro Hazama, esta diferencia se implementó para ofrecer una alternativa para la gente que quiere enfrentar desafíos más severos. Así, la interacción con la pantalla sigue siendo amigable con los principiantes, y los botones son ideales para un veterano.
Otra novedad que se agradece es que Square Enix al fin agregó una colección significativa de melodías. En el juego anterior el repertorio era sumamente limitado, en esta secuela se compone de 221 piezas, provenientes de todos los títulos de la franquicia, incluyendo los spin-offs. Sobra decir que no está presente cada banda sonora, pero al menos se ofrecen las composiciones más representativas. Además, el catálogo de personajes ahora es mayor: 60 caras familiares pero en su versión miniatura y caricaturesca. Aquí de nueva cuenta se debe crear un grupo de 4 héroes, los cuales usan sus hechizos, curan y atacan en respuesta a cada movimiento bien ejecutado.
Theatrhythm presenta 3 modalidades básicas: combate, travesía y evento. La primera hace honor a su nombre al envolver a tus personajes en continuos enfrentamientos contra jefes que, curiosamente, también son visualmente caricaturescos. El segundo modo consta de llevar un héroe de una zona a otra y si tus movimientos son certeros, acelerar el ritmo de la acción con ayuda de un chocobo. Por último, los eventos muestran momentos memorables de los juegos, como la batalla entre Cloud y Sephirot, sincronizando las notas con el ritmo de la escena.
Además de las opciones iniciales, al avanzar en la aventura musical Curtain Call se abre la opción de confrontar a otro jugador en competitivo local, quien acumule la mayor cantidad de puntos es quien gana. Y por último, existe un modo de misión, en el que se deben cumplir objetivos generados de manera aleatoria, con el fin de desbloquear nuevos personajes o melodías.
Cabe decir que Theatrhythm no tiene verdadera innovación como juego de sincronización musical y su secuela se limita a seguir la fórmula. Lo llamativo es que Curtain Call es mucho más completo, recomendable para los apasionados fanáticos de Final Fantasy y más allá, de la música de los juegos. En cuanto a mecánicas, no hay demasiada complicación y la curva de aprendizaje se mantiene accesible, así que cualquier persona puede disfrutarlo.
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