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En un respetable y bien logrado intento por inyectar frescura a una saga con cerca de 20 años de existencia, Project Aces adopta elementos provenientes de toda película y videojuego bélico de la última década para concebir una propuesta trillada desde cualquier ángulo que se le vea, pero también tremendamente vertiginosa, accesible y divertida.
Por primera vez en su historia, Ace Combat abandona el terreno de lo ficticio para sumergirse en el cliché pseudorrealista de la guerra entre Estados Unidos y Rusia, no sin antes verter una pizca de arena de África y Medio Oriente sobre la fórmula, para efectos de relevancia.
Quienes hayan prestado atención a la narrativa de Call of Duty 4 sólo un puñado, seguramente-, notaron en esta entrega, similitudes que rayan en lo descarado. Así las cosas, o Jim DeFelice plagió a Modern Warfare o viceversa, el hecho es que se retrata un conflicto en el Continente Negro que sirve únicamente para disfrazar un levantamiento armado en el Cáucaso con ominosas implicaciones de alcance global.
Afortunadamente, esto supone un tono menos poético y fantasioso que entregas previas y permite la aparición de escenarios familiares como Miami, Washington y Moscú, donde los combates tienen mucho más sentido que en Belka o Estovakia.
Una vez en el aire, la experiencia se mantiene fiel a sus raíces, brinda excelente maniobrabilidad, así como identidad propia a cada una de las más de 30 aeronaves disponibles, entre ellas, helicópteros; otra primicia para la serie. Pero no hay que alarmarse, las misiones a bordo del Apache, el Black Hawk o incluso del AC-130 sirven sólo para efectos de variedad y ritmo, y evitar así la monotonía de pasar seis horas maniobrando un jet.
En este sentido, hay que decir que la experiencia de ser artillero también es equilibrada, responsiva y excitante, aunque exhibe cierta inconsistencia gráfica. Si bien las aeronaves lucen espectaculares, lo que yace en tierra es repetitivo y de baja resolución, de modo que pasarás un buen rato viendo explotar el mismo carro o bote una y otra, y otra vez.
Ya en el apartado visual, también hay que mencionar los cortos cinematográficos. Estos agregan sabor y sentido a la narrativa, distinguiendo a Ace Combat de contrapartes como H.A.W.X., pero su presentación aún está lejos de títulos como Red Dead Redemption o GTA IV. Los rostros, la gesticulación e incluso la ropa se muestran un poco planos, sin mencionar que el diseño de personajes es estereotipado y predecible.
En contraste, un buen detalle es que la destrucción de jets nunca será aburrida. Habrá ocasiones en que simplemente exploten, pero por lo regular se desintegrarán en formas impredecibles y espectaculares e incluso nos dejan ver a pilotos que salen volando de las aeronaves.
Por lo que respecta al audio, Project Aces recurre a una mezcla entre rock, para las misiones rutinarias, y orquesta en los momentos más épicos. Nuestra única queja es que en ocasiones hay una saturación entre diálogos, sonido ambiental y musicalización, lo que obliga a bajar el volumen a alguno de ellos.
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