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Esta mañana tuve oportunidad de probar Assassin's Creed Unity, el as bajo la manga de Ubisoft para esta temporada, que por cierto, luce saturada para la distribuidora. Black Flag no fue malo, pero el contexto de Unity así como la promesa de valores de producción auténticamente vanguardistas se prestan para pensar en algo más que una secuela.
Así las cosas, tomé el mando de Xbox One y me dispuse a jugar. Para tratarse de un título tan vasto, 30 minutos demostraron ser insuficientes, pero sirvieron para confirmar algunas cosas.
De entrada, está el asunto gráfico y es cierto: Unity luce considerablemente mejor que Black Flag, especialmente los rostros ―menos acartonados― pero también la ropa. Debemos reconocer que si bien Black Flag era un paso importante al frente en Xbox One y PlayStation 4, la realidad es que todavía delataba algunos elementos técnicos limitados. Había en las superficies un matiz plastificado y achatado, pero en Unity ése definitivamente ya no es el caso.
La piel, el cabello, la superficie de la tela, la forma en la que se mueven las cejas y los labios, todo ello es testimonio de trabajo adicional. Y es obvio, el título gozó de 4 años de desarrollo.
La iluminación va de la mano de lo anterior. Desde la forma como los haces de luz trazan líneas cuando atraviesan los ventanales e iluminan los cuerpos interiores en ángulos y hasta esa tonalidad azulada que cubre los enclaustrados callejones franceses, el mundo concebido por Ubisoft Montreal da gritos de autenticidad, y eso que tal vez recorrimos un solo distrito durante nuestra cita con el título. No fue mucho, pero para redondear la idea, Unity tiene un aspecto claramente superior al de su antecesor inmediato. Cabe acotar también que la primera probada de juego ocurrió al interior del palacio de Versalles y sus alrededores, no precisamente en el corazón de París.
Ahora bien, más allá de lo técnico, que para ser francos ya debería catalogarse como obligación, algo que nos dejó buen sabor de boca fue la movilidad. La cadencia de Arno Dorian, el protagonista, es similar a aquella de Edward Kenway, pero a la hora de trepar se advierten nuevas animaciones y mayor gracia al momento de saltar entre los tejados, las cornisas y las abundantes vigas dispuestas oportunamente por la ciudad, así como también para descender de ellas. En pocas palabras, Arno se mueve diferente cuando sube que cuando baja, y parece tener más recursos para ello.
Otro asunto es que oprimir B mientras Arno corre y está cerca de un obstáculo permite pasar por arriba o por abajo del mismo para agilizar el desplazamiento.
Por lo que respecta a la historia y sin afán de estropear algo del argumento, podemos decir que estos pocos minutos de juego dejaron entrever atisbos de cliché por aquí y por allá, empezando por el propio Arno, cuyo relato arranca con la típica actitud de joven irreverente, la cual resulta extraña y agotadoramente familiar. Pero si de algo sirven ediciones previas de la serie es para anticipar cambios importantes conforme el argumento se desenvuelve.
Eventos importantes ocurren en apenas los primeros 5 minutos de historia, los cuales sospecho marcarán una pauta importante para el resto del título.
Algo que percibí en poco tiempo es que Ubisoft Montreal logró de inmediato hacer sentir a Arno como parte de un enmarañado social con muchas piezas en movimiento, pues en esta primera media hora interactué con varias figuras de importancia y sugieren que la historia fluirá ágilmente en vez de avanzar lento al más puro estilo de los mundos abiertos.
¡Ah, y antes de olvidarlo! Es importante mencionar que Assassin's Creed Unity incluirá doblaje de voces en español con la participación del siempre emblemático Mario Castañeda (Gokú). De hecho, lo jugué en español y es una excelente alternativa para todos aquellos quienes a menudo preguntan acerca de esta característica.
En cuanto a misiones, sólo pasamos por un par. Una para aprender sobre cómo distraer a los guardias, despistándolos con nuestra última posición conocida (algo que los fans de Splinter Cell encontrarán familiar) y situada durante la infancia de Arno. Y luego, años más tarde, una escapatoria por las calles de la cual se desprendió una observación sobre el número de habitaciones por las cuales puede pasar Arno. Si estos pocos minutos sirven como indicador, parece que el juego permitirá adentrarse en un buen número de casas y los típicos cofres con sorpresas están de regreso, pero ahora hay de diferentes colores y algunos sólo pueden abrirse al jugar misiones en la aplicación acompañante de Assassin's Creed Unity.
Para sintetizar, Unity de inmediato proyecta el gran esfuerzo de sus desarrolladores. Vaya, se perfila como un producto de hechuras muy superiores a las de Watch_Dogs, por ejemplo, pero en media hora es imposible ir más lejos.
Me llevé poco de está efímera probada de Unity, pero eso poco me entusiasma sobre los alcances del título, el cual sale a la venta la próxima semana. Parece que, en el aspecto técnico, Unity establecerá un nuevo estándar para la saga y quizá para la industria en la generación actual, y la historia ―bueno, es prematuro para sacar conclusiones, pero pinta ágil, mientras que Arno cuando menos tiene más chispa que Connor Kenway.
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