El sadismo se define como el placer que se obtiene a causa del sufrimiento. Y esto, a pesar de ser condenable, es algo que casi todas las personas llevan en su personalidad o han sentido, desde el niño que juguetea con insectos, hasta los videojugadores que viven momentos como los que trataremos a continuación.
De vez en cuando un título presenta oportunidades que nos causan una inexplicable mezcla de sentimientos. No se trata de entrenamiento para infligir dolor a personas reales, ni siquiera del placer que obtienen delincuentes enfermos por cometer crímenes de este tipo.
De lo que hablamos es de esas situaciones en las que el videojugador simplemente se encuentra con una simulación de pixeles y polígonos que satisfacen una curiosidad sin consecuencias mayores, y que en ocasiones resulta hasta divertida. Hay que tener esto siempre en cuenta: el mundo de los videojuegos es irreal, y no es lo mismo ser capaz de aventar a tu personaje por una pendiente sin remordimiento alguno, que lanzar a tu mejor amigo a un precipicio.
Como precaución, te advierto que si te parece difícil comprender esa diferencia, tal vez sea mejor que no leas este artículo, así evitaremos interpretaciones erróneas y te ahorrarás corajes sin sentido.
Dicho esto, comencemos el artículo con cinco momentos sádicos que nos han regalado los videojuegos:
Comentarios
Facebook
Tarreo (119)
Mejores
Nuevos