Hace unos días, se lanzó la Beta cerrada de Mirror’s Edge Catalyst, así que decidimos revisar el juego original y buscar las diferencias y coincidencias que tiene con este reboot, anunciado para junio de este año. Como seguidor de la franquicia, hay algunas cosas que fueron muy de mi agrado, mientras que otras me gustaría ver cómo se desarrollan. Me mantengo optimista, sin embargo, pues lo que pude jugar vislumbra un juego original y prometedor.
Una trama llena de guiños al pasado
Un régimen corporativo totalitario controla la ciudad, de modo que la población se encuentra vigilada y quienes desobedecen son reprimidos severamente. Ambos juegos comparten la trama, sin embargo, en Catalyst conocemos de inmediato al que será nuestro enemigo: Gabriel Kruger, una especie de Steve Jobs del mal que, básicamente, es dueño de todo. En el título de 2008 también había un Kruger, pero se trataba de la empresa Pirandello Kruger, dueña del proyecto Icarus, responsable de todo lo malo que ocurría a Faith y a su equipo de corredores. Cabe mencionar que hay nombres clave que se repiten, como Icarus, que en Catalyst es un corredor que no está muy contento con ayudar a Faith, ¿será que nos quieren dar pistas de hacia donde irá la historia?
Digamos que en el juego original tenías que descubrir quién era tu enemigo, mientras que el reboot sabemos quién es, pero no lo que está tramando.
Más parkour y menos balas
Como sabes, Mirror’s Edge es un juego de parkour en primera persona, donde moverte rápido es el objetivo. Para Catalyst, DICE decidió que mantendría la misma configuración de controles: movimientos superiores con LB e inferiores con LT, sin embargo, rediseñó por completo un aspecto que fue muy criticado en el título de 2008, el combate. En este nuevo juego, dejamos a un lado los golpes en cámara lenta para pasar al contacto directo; Faith posee un golpe débil y uno fuerte y la habilidad de correr alrededor de sus enemigos, lo que agrega gran dinamismo a los enfrentamientos. Afortunadamente, se conservó la posibilidad y facilidad de dar golpes mientras corres para evadir enemigos.
Otro añadido en Catalyst es un árbol de habilidades. Aquí, las misiones te dan puntos que utilizas para desbloquear rasgos de movilidad, combate e, incluso, equipo, lo que te estimula para hacer más actividades y, eventualmente, poder entrar en zonas inaccesibles, como un metroidvania en primera persona. El ejemplo más claro de esto es el gancho retráctil que ahora lleva Faith en el brazo, aunque no podías obtenerlo durante la Beta.
Algo que no verás es a Faith utilizando armas de fuego. En el original, podías disparar después de desarmar a los guardias, pero en Catalyst esta posibilidad fue removida, lo que no está mal, pues no aportaba demasiado a la experiencia en el primer juego.
Una extraña ciudad
Uno de los aspectos más conocidos de Catalyst es su mundo abierto. El Mirror’s Edge original era una historia lineal donde podías usar varios caminos para llegar del punto A al B, pero el mapa estaba limitado por la historia y el objetivo de cada misión. Esta diferencia es poco sustancial si sólo te enfocas en la historia porque se desarrolla en lugares y condiciones específicas, y no todos son accesibles todo el tiempo, como suele ocurrir en otros juegos de mundo abierto —si bien no hay paredes invisibles, encuentras enormes caídas a las que es imposible sobrevivir—.
Prácticamente, el juego se desarrolla en azoteas, el problema es que hay pocas cosas que puedan darles vida. En el primer Mirror’s Edge, estabas sola saltando entre edificios y de vez en cuando podías interactuar con un aliado en una misión, pero la mayoría del tiempo los únicos protagonistas eran Faith y los guardias de seguridad. En Catalyst, puedes recorrer tu guarida y conocer a los runners de tu equipo, aunque algunos sólo caminan por ahí y no puedes hablar con ellos, y algo similar ocurre con muchos NPC que se encuentran parados en las azoteas de distintos edificios; un par de ellos me dieron misiones durante la Beta, pero la mayoría están sin hacer nada.
En el primer juego podías cumplir las misiones contrarreloj; los tiempos eran rankeados en una tabla de posiciones y ya, no había más que hacer. En Catalyst, por fortuna, sobran las actividades y el tipo de habilidades que requieres para ejecutarlas: hay carreras contrarreloj, misiones de combate y de parkour, además de un sistema que te permite crear y publicar tus retos dentro de la ciudad, así que cuando la historia termine, habrá todavía mucho por hacer.
Una nueva Faith
Es imposible dejar fuera de esta comparativa a Faith, la protagonista de ambos juegos, quien sufrió un rediseño significativo. En ambos títulos nuestra protagonista vuelve a la acción después de un periodo de retiro; en el primero, la razón era una lesión, mientras que en Catalyst, sale de la cárcel, pero en la Beta no se explica por qué. La Faith original es reservada, habla lo necesario y su aspecto es delicado, pero decidido y a lo largo del juego su fortaleza se desarrolla hasta convertirse en una auténtica heroína.
En Catalyst, Faith es bravucona, necia y mal encarada; pareciera que solamente responde a sus impulsos y se enfatiza su pasado traumatizante mediante flash backs que refuerzan su aspecto emo. Aún no vemos el final de esta historia, pero esperamos que el personaje se desarrolle de mejor manera y nos devuelvan el buen recuerdo que nos dejó aquella chica de rasgos asiáticos capaz de rescatar a su ciudad.
Modernidad sobria
El Mirror’s Edge de 2008 lucía espectacular: el uso de los colores y la luz contrastaba con los ambientes oscuros y sucios que solíamos ver en títulos de la época. Esa entrega planteaba un futuro cercano, donde habitantes y vehículos sólo eran una variante estilizada de los que tenemos en nuestros días.
Catalyst no causa un gran asombro, tal vez porque el diseño minimalista y pulido inspiró a varios desarrolladores y ahora ya no nos parece ajeno o novedoso. En cuanto al aspecto de la ciudad y el universo del juego, parecieran ubicarse en un futuro más lejano, donde hay vehículos similares a helicopteros, drones, implantes cibernéticos y dispositivos de comunicación con rasgos futuristas, pero sin rayar en lo absurdo, a pesar de verse distintos a nuestra realidad; de hecho, podría decir que parecen prácticos.
A diferencia del primer título, donde la historia era narrada con animaciones algo desangeladas, en esta nueva entrega vemos cinemáticas bien logradas y coherentes con el resto del juego, pues narran lo que está ocurriendo en la ciudad, así como flash backs de la infancia de Faith, lo que resulta mucho más atractivo que leer texto en la pantalla de un elevador como en el juego original.
Quedan algunas semanas para el lanzamiento final de Mirror’s Edge Catalyst y, a pesar de que la Beta tuvo algunos problemas de rendimiento, esperamos que los corrijan para sacar un juego que luce prometedor, sin importar si jugaste o no la primera entrega.
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