El género de Battle Royale se encuentra viviendo varios contraste según un reciente informe, el cual revela una notable disminución en la popularidad de los títulos pertenecientes a esta categoría, durante los últimos años.
Pero en medio de este panorama de baja generalizada y en algo que quizás no sorprenda, Fornite no sólo desafía la tendencia, sino que se consolida con fuerza como el líder incuestionable del sector.
Fortnite, el rey de los Battle Royale
Desde su lanzamiento en septiembre de 2017, irrumpiendo en un mercado Battle Royale que comenzaba a ganar importancia entre los shooters, Fortnite Battle Royale rápidamente trascendió su condición de mero participante. Tras alcanzar su primer gran tope de popularidad en 2018, el título desarrollado por Epic Games ha demostrado una capacidad de adaptación y evolución constante.
Y ahora, a casi ocho años de su debut, Fortnite no solo ha sobrevivido a una oleada de competidores de alto calibre como a Apex Legends, Call of Duty: Warzone y el efímero Blackout, sino que ha logrado salir fortalecido de esta intensa competencia.
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Los datos proporcionados por la firma de análisis Newzoo para el año 2024, indican que mientras que el tiempo de juego dedicado a Fortnite experimentó un notable incremento del 17%, títulos como Apex Legends sufrieron una reducción del 13%.
PUBG y Warzone, por su parte, parecen haber perdido una parte significativa de su base de jugadores, desvaneciéndose progresivamente del radar de la comunidad gamer.
En la actualidad, Fortnite acapara un impresionante 77% del tiempo total de juego dentro del género Battle Royale, dejando un escueto 23% para ser distribuido entre los otros títulos restantes, pertenecientes al mismo género.
Dominio absoluto en el territorio de las consolas
Además, el liderazgo de Fortnite trasciende las fronteras del género Battle Royale, ya que durante el año 2024, fue el título más jugado a nivel general, acumulando un significativo 9,3% del tiempo total de juego. Cifra que representa casi el doble del segundo lugar, ocupado por Minecraft, con un 4,7%.
Y en las plataformas PlayStation y Xbox, Fortnite representó más del 12% del tiempo total de juego durante el 2024, llegando a alcanzar topes superiores al 20% en el último trimestre del año.
En la consola de Sony, su popularidad experimentó un impresionante crecimiento del 53% desde 2022, mientras que en Xbox, inició el 2024 con un 16% y cerró con un 14%.
Una reinversión continua como clave del éxito
Según el reporte, uno de los pilares fundamentales detrás de la sostenida popularidad de Fortnite reside en su incesante capacidad de reinvención, ya que ha expandido su universo digital mediante la introducción de nuevas experiencias y modos de juego diseñados para atraer a la audiencia.
Como siempre, los números hablan por sí sólos: en este 2025, Fortnite continúa superando la barrera de los 2 millones de jugadores simultáneos durante los fines de semana, una cifra que se ha mantenido notablemente estable en los últimos meses y que no muestra signos de declive inminente.
Es así como para cerrar, lejos de vislumbrar un ocaso, Fortnite parece estar escribiendo un nuevo capítulo en su historia, consolidándose no solo como el líder indiscutible del género Battle Royale, sino como una de las franquicias más importantes en la historia de los videojuegos modernos.
La economía de Fortnite está en ruinas tras una estafa con criptomonedas que afectó a jugadores dentro del juego
Los videojuegos suelen replicar sistemas económicos complejos, pero pocas veces una crisis financiera virtual se ha sentido tan real. La nueva temporada de Fortnite, titulada “Bandidos” (Capítulo 6, Temporada 2), ha sumido a la isla en el caos económico.
Impuestos descontrolados, colapsos monetarios y una criptomoneda fraudulenta que recuerda a estafas del mundo real es lo que ha sucedido.
Todo comenzó con Big Dill, un personaje ficticio dentro del juego que también es un rapero de SoundCloud(cuenta creada por Epic Games). Él lanzó su propia criptomoneda en el juego, Timonedas, provocando una cadena de eventos que destruyó la economía del juego.
