En la era digital donde cierto grupo de personas, como la Generación Z, son nativos digitales por excelencia ya que se dice “nacieron con un PC o celular en las manos”, han nacido inesperados retos como la compra en tiendas físicas. Para estos jóvenes nacidos entre 1996 y 2010, la simple acción de interactuar en un comercio tradicional, como una carnicería o un supermercado, puede convertirse en una experiencia desconcertante, revelando un cambio profundo en los hábitos de consumo y la relación de las nuevas generaciones con el mundo físico o “real”.
Todo esto mientras en la reciente pandemia de COVID-19, se vivió un auge y consolidación del comercio electrónico, teniendo a la Generación Z como un importante motor de consumo online. Sin embargo, esta misma generación experimenta, en muchos casos, sentimientos de vergüenza o incomodidad al verse inmersa en las dinámicas de una tienda tradicional.
Un problema que al parecer, no reside únicamente en la falta de práctica, sino también en un desconocimiento general sobre cómo desenvolverse en estos espacios.
Ejemplos entregados por los mismos jóvenes y en diferentes estudios
Una prueba de esta situación se viralizó en la red social TikTok, donde una joven compartió su temor a comprar en una carnicería, generando una cascada de comentarios de usuarios con experiencias similares. Algunas anécdotas en los comentarios del video, revelan situaciones cómicas, pero también la falta de confianza de estos jóvenes en el entorno comercial tradicional. Relatos de compras impulsivas por imitación, como la confusión al pedir una cantidad de queso en gramos, evidencian esta brecha generacional.
“Yo en la pescadería no sabia que el salmón se vendía por pieza entera. Pedí 1 de salmón pensado que era un kilo , me entrego en salmón entero (64 €). Como me dio vergüenza no le dije nada y me lo llevé”, indica otra joven en los comentarios del clip
Diversos estudios respaldan estas observaciones, como datos de una entidad bancaria española los cuales revelan que más del 40% de los jóvenes entre 16 y 29 años, priorizan las compras online, frente a sólo un 10% de las personas mayores de 65 años. Además, casi la mitad de los adultos mayores expresan mayor confianza en el comercio tradicional, destacando la seguridad que perciben en este tipo de establecimientos.
Junto a esto, un informe de Mastercard publicado en 2022 también subraya las diferencias generacionales en los hábitos de compra. Mientras los jóvenes valoran el anonimato del comercio electrónico, los mayores aprecian el contacto humano y el trato personalizado. Sin embargo, ambos grupos coinciden en la importancia de apoyar al comercio local, aunque esta tendencia es más marcada entre los mayores de 65 años (62%) que entre los jóvenes (46%).
Todo dentro de una preferencia por lo digital que para terminar, se traduce en una menor exposición a situaciones que requieren habilidades de comunicación interpersonal, como las que se dan en el contexto de una compra en una tienda tradicional. Algo que debería preocupar a, por ejemplo, sus padres, ya que esta falta de experiencia en interacciones presenciales no solo genera incomodidad, sino que también puede derivar en errores o situaciones embarazosas, como demuestran las anécdotas compartidas en TikTok.
La Generación Z está optando por trabajos que muchos rechazan en lugar de ir a la universidad, además de perder una habilidad que la humanidad ha conservado durante 5.500 años
Durante décadas, la universidad ha sido vista como el camino ideal para garantizar un futuro profesional estable, especialmente entre los Millennials, sin embargo, entre los miembros de la Generación Z, nacidos entre 1996 y 2012, está ocurriendo un cambio significativo en la percepción de las carreras universitarias. Según un informe de CNBC, basado en datos del servicio de análisis Gusto, un creciente número de jóvenes entre 18 y 25 años está optando por formarse en oficios calificados, como mecánica, fontanería y soldadura, en lugar de seguir el camino tradicional de la educación superior.
Este cambio responde tanto a factores económicos como a una revalorización de trabajos considerados esenciales, pero que muchas veces habían sido dejados de lado por generaciones anteriores. Desde finales de 2023, el porcentaje de jóvenes contratados en estos oficios ha crecido de manera constante y, aunque en mayo de 2024 el porcentaje se ubicó en un 31 %, ligeramente por debajo del récord del 37,5 % registrado en 2021, la tendencia actual parece ser más uniforme y menos errática que en años anteriores, según los datos recopilados por Gusto.