Resulta que según el estudio Nielsen 360° Gaming Report, el cual contempló datos hasta enero de 2015 entre personas estadounidenses de 13 años de edad para arriba, la mayoría de los poseedores de un PlayStation 4 se decantó por el sistema debido a su resolución, mientras en el caso del Xbox One, el elemento clave fue la marca, y en el del Wii U, la diversión ―pueden encontrar la tabla abajo―.
Vale la pena mencionar que algunos títulos multiplataforma se reproducen con mejor resolución en el sistema de Sony que en el de Microsoft, siendo el orígen de esta disparidad, motivo de debate.
La lealtad de marca se aprecia en otra tabla. El 76% de los dueños de Xbox One tuvo un Xbox 360 antes, aunque 59% de los poseedores de un PS4 tuvieron un Xbox 360 también, es decir, hubo migración.
El 72% de los dueños de un PS4 o un Xbox One vienen del Wii y el 86% de los dueños de un Wii U provienen de dicho sistema también, de modo que también hay mucha lealtad entre las huestes de la Gran N.
Estamos seguros de que estos datos darán de qué hablar, pero siendo francos, hacen pocas revelaciones. Los factores de compra clave entre las diferentes marcas son los típicos sospechosos: tecnología (resolución, procesamiento, Blu-ray), en el caso de PlayStation 4; lealtad e innovación, en el caso de Xbox One ―¿recuerdan cuando Kinect era obligatorio?― y diversión, niños y precio en el de Wii U.
Cifras del portal estadístico VGChartz.com indican que Sony ha vendido poco más de 19 millones de sistemas PS4, Microsoft, 11.33 millones de Xbox One y Nintendo, 9.14 millones de Wii U.
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