Kenny Baker, quien fuese conocido por hacer el papel de R2-D2 en las 6 primeras películas de Star Wars, ha fallecido a los 81 años de edad, reporta ComicBook.com. El portal indica que Baker estuvo batallando con problemas de salud los últimos años de su vida.
Su sobrina, Abigail Shield, comentó a The Guardian sobre los problemas que tuvo recientemente, "tenía dramas con sus pulmones y la mayoría del tiempo estaba en una silla de ruedas. Estuvo muy mal por mucho tiempo. Le invitaron a ir a la premiere de The Force Awakens pero estaba demasiado enfermo para asistir. Por suerte alcanzó a reunirse con George Lucas por una última vez cuando este estuvo en Manchester."
"Esperábamos esto, pero no deja de ser triste," continuó Shield, "tuvo una vida fructífera y brindó mucha felicidad a la gente. Celebramos el hecho de que fue amado en todo el mundo. Estamos muy orgullosos de lo que logró en su vida."
Baker apenas medía 1 metro con 11 centímetros y muchos médicos le dijeron que debido a su tamaño no podría sobrevivir después de la pubertad, sin embargo terminó viviendo largos 83 años. Shield terminó sus declaraciones diciendo que estuvo siendo cuidado por su familia estos últimos días, fue uno de sus sobrinos que lo encontró sin vida este sábado por la mañana.
El legado de Baker definitivamente no será olvidado. Su rol en Star Wars hoy en día puede ser fácilmente reemplazado por un robot, pero en la época del estreno de las cintas originales era toda una novedad, y sorprende que Lucas lo mantuvo en la segunda trilogía en su rol a pesar de dichos avances. Descansa en Paz, Baker, y gracias por las alegrías.
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