Tras más de una década de intentos fallidos, la misión In Utter Darkness de StarCraft II, famosa por su desenlace inevitable en el que los Protoss son arrasados por oleadas interminables de enemigos, finalmente ha sido superada gracias a una brillante reinterpretación de una estrategia. Este logro, alcanzado por el creador de contenido Davey Gunface, desafía el diseño original de la misión, que estaba destinada a terminar en derrota, y permite a los jugadores alcanzar una especie de inmortalidad al garantizar la supervivencia indefinida de las unidades Protoss en el campo de batalla.
La misión, una de las más emblemáticas de la campaña, reta a los jugadores a enfrentarse a hordas de enemigos con la única esperanza de alcanzar un conteo mínimo de bajas antes de ser inevitablemente superados. Sin embargo, Gunface ideó una estrategia que utiliza de manera magistral las habilidades de la Nave Nodriza de Artanis, una unidad que alguna vez fue considerada fundamental pero que con el tiempo fue relegada a un papel casi anecdótico.
Combinando las habilidades Vórtice, que atrae a las unidades enemigas hacia un agujero negro, y Teletransporte Masivo, que transporta unidades aliadas, logró posicionar a 24 Templarios en un estrecho recoveco del mapa inaccesible para las unidades terrestres. Estos Templarios se fusionaron en Arcontes, cuyo poder combinado permite aniquilar cualquier amenaza aérea mientras permanecen seguros.
La estrategia no solo asegura la supervivencia de las unidades Protoss, sino que también manipula la inteligencia artificial del enemigo para crear un punto muerto perfecto. A medida que los jugadores atraen a los enemigos terrestres hacia posiciones específicas, el campo de batalla se satura al punto en que las fuerzas enemigas ya no pueden generar refuerzos. En este estado de estancamiento, los Protoss permanecen intocables en su refugio, además, al eliminar todas las unidades enemigas excepto los Supervisores, que no pueden infligir daño, estos últimos quedan atrapados en los límites del mapa, sellando la victoria definitiva aunque el juego no lo reconozca oficialmente con una pantalla de triunfo.
Este logro marca un hito para la comunidad de StarCraft II, que durante años ha buscado desafiar las mecánicas y límites del juego. Aunque no altera la narrativa oficial de la misión, simboliza el ingenio y la perseverancia de los jugadores para superar incluso los desafíos más aparentemente imposibles.
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