Para Nintendo Kid Icarus: Uprising representa el primer intento por dar un giro completamente distinto a una de sus franquicias al tomar lo que solía ser una oferta de plataformas para envolvernos en una experiencia de intensa acción y complejidad sin precedente. Se trata una propuesta fresca y divertida con un flexible nivel de personalización, tanto para novatos como gente experimentada, que más allá de simbolizar el regreso de un héroe aparentemente olvidado, constituye el nacimiento de un nuevo concepto que ostenta algunas fallas y aún así se impone como una fantástica aventura que tomará a muchos por sorpresa.

Sin más, diremos que Uprising presenta a su icónico héroe Pit, quien en servicio de la benevolente diosa Palutena, debe pelear contra los ejércitos de Medusa con el fin de evitar que la humanidad sea aniquilada. Por supuesto, nosotros somos los heraldos del control, y para ayudar al protagonista en su misión, debemos atravesar más de veinte capítulos, cada uno dividido en tres secciones: vuelo automático, exploración a pie y la batalla con el jefe final. Lo interesante es que en lugar de cinemáticos o las decepcionantes diapositivas en que incurren algunos estudios, la narrativa tiene tintes orgánicos al estar integrada en la acción.

Las limitantes angelicales de Pit se traducen en la mecánica, pues aunque personifica a un sirviente poderoso –si bien un tanto ridiculizado–, no puede volar más de cinco minutos. Sin embargo, a expensas de su incapacidad, esos breves momentos se plasman con peculiar intensidad, pues a modo de shooter sobre rieles, el personaje es llevado por los aires automáticamente entre intrincadas y sinuosas cavernas o a lo largo de escenarios abiertos atestados de enemigos. Durante el segmento aéreo, los controles sugieren manejar los movimientos de Pit con el stick, la mira de sus ataques con el stylus sobre la pantalla táctil, y disparar con uno de los botones laterales; en inicio resulta un tanto complicado, pero terminas adaptándote con cierta rapidez, aunque a pesar de que el esquema es natural para el tipo de mecánica, las manos terminan en una posición extraña, innecesariamente incómoda.

El mayor problema llega cuando desciendes, en primer lugar porque asignar los movimientos de la cámara junto a la retícula para apuntar dentro de la pantalla táctil siempre provocará deficiencias de respuesta, pues aún si puedes responder rápidamente con la plumilla del 3DS, es prácticamente imposible girar el ángulo de visión con agilidad, cuando están arremetiendo contra ti desde diferentes direcciones. Un segundo defecto de la estructura de manejo es que tanto para correr como para esquivar, debes empujar dos veces seguidas la palanca, por lo que nunca podrás evadir ataques mientras estás en la carrera, lo cual desafortunadamente conlleva una cantidad obscena de daño que simplemente no puedes evitar.

Desde luego dominar el control, aún al grado de experto, es posible, pero en lugar de algunos minutos tendrás que dedicar horas si quieres conseguirlo. Poco ayuda que al conectar el Circle Pad Pro sólo se establezca una configuración inversa –que constituye el modo en que puede jugar un zurdo más fácilmente–, y que jamás puedas utilizar la combinación de los dos sticks para moverte y apuntar. Las imperfecciones podrían atribuirse al diseño de la consola, pero es justo decir que los desperfectos son inherentes al juego; lo sorprendente es que superadas estas cuestiones, Uprising se erige como un producto adictivo con un excelente diseño de los niveles, lo que minimiza así la frustración; hay enemigos de sobra, pero la precisión no es tan demandante.

Hablemos ahora de la virtud de Uprsing: su mecánica de juego, es decir, la avalancha de opciones para disfrutarlo. Hay tanto que desbloquear y tantas características por explorar, que puede ser abrumador, en particular porque todo está disponible de inicio y hay detalladas explicaciones de su funcionamiento. Por otro lado, la posibilidad de acceder a todas no significa que podrás conocerlas por completo desde el primer momento que tomes el control, para ello tendrás que ganarte el derecho, por medio de la unidad básica de moneda, que se utiliza con métodos sumamente ingeniosos.