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La habilidad de Nintendo para manejar el tema de los deportes siempre ha sido muy inconsistente. En ocasiones aparecen bombas cargadas de genialidad y diversión, como Super Mario Strikers o Punch-Out!!, pero lo usual son propuestas que no pasan de lo genérico y sin mucho valor de entretenimiento. Desafortunadamente Mario Sports Superstars encaja perfecto en el segundo grupo ya que, aún cuando es evidente el esfuerzo de sus creadores por ofrecer una experiencia de juego pulida a nivel técnico, el resultado es una colección de actividades deportivas carente de profundidad, de emoción e incluso de personalidad. Es lamentable, porque el concepto daba para mucho más.
Siguiendo el pedigrí de Mario Sports Mix, este nuevo regreso del universo Mario a la escena deportiva se compone de varias actividades. Tenemos fútbol, béisbol, tenis, golf y equitación, cada una con mecánicas de juego propias, reglas muy específicas y un sistema de recompensas independiente de las demás. Es decir, que tienen su identidad bien definida, a pesar de que comparten el mismo repertorio de cosas que puedes hacer: hay juegos de exhibición y torneos, partidas en línea, así como un historial de victorias y derrotas (estadísticas incluidas). Además existe un minijuego tipo Arkanoid llamado camino al estrellato en el que puedes “entrenar” a tus jugadores principales (Mario, Peach, Waluigi, etcétera) para conseguir personajes especiales o versiones mejoradas de los personajes convencionales, aunque claro, para entrar a esta modalidad tendrás que conseguir unas exclusivas cartas amiibo que están agotadas en casi todos lados.
En apariencia es un paquete muy completo, el problema es que la experiencia de juego se quedó atrapada entre 2 estilos opuestos: un intento por mantener el feeling realista correspondiente de cada deporte y, por otro lado, la intención de conservar la esencia de los juegos de Mario con algunos power-ups, aventados por aquí, y por allá, sin mucho propósito. ¿La consecuencia? Un híbrido bizarro que no es simulador, ni título con toque arcade. El juego es accesible, sí, tanto que familiarizarte sucede de manera casi inmediata gracias a un muy breve tutorial de movimientos básicos, pero lo amigable se debe en realidad a que la mecánica tiene poca o nula profundidad y el ejemplo perfecto es el béisbol.
Cuando inicias la primera partida de béisbol en Mario Sports Superstars te dan la sensación de que será algo grandioso, en especial si eres fans de este deporte. Primero recibes la oportunidad de elegir a cada uno de los integrantes de tu equipo —poseen una tabla de atributos, así que en teoría la decisión debería tener relevancia—. Después de ordenar la alineación de bateo, ya estás listo para dar un gran partido repleto de home runs, robo de bases y atrapadas espectaculares. Y, de pronto, entiendes que la expectativa no sólo estaba injustificada, sino terriblemente desperdiciada, pues lo único que puedes hacer es batear y pitchear, presionando A o B en el momento preciso, mientras la computadora se encarga del resto de las acciones durante todo el partido. Eso es todo, presionar dos botones para uno de los deportes más complejos y apasionantes. ¡Ah! Y lo de elegir jugadores no tuvo mucho significado, obvio.
Lo anterior es algo que se repite con el resto de las actividades, en mayor o menor medida. Con el fútbol la mecánica no es tan insípida, pero en definitiva se queda muy corta con respecto de lo que Nintendo mismo está proponiendo. Distinto a Mario Strikers Charged, aquí la alineación es de 11 jugadores y, simulando a FIFA o PES, el juego te da la opción de configurar las posiciones para tu escuadra dentro de la cancha. Una vez que comienza el partido tienes los movimientos obligados: pases cortos, pase largo, disparo con efecto, recorte, en fin, el esquema de control es tan parecido al de otros juegos de soccer, que no cuesta trabajo acostumbrarse. Pero a diferencia de las franquicias más célebres de fútbol, en Mario Sports Superstars no hay complejidad y la técnica, mientras tanto, no es muy buena, algo que se refleja mucho en la imprecisión de los controles.
Hay que verlo de este modo: si reemplazamos la caricaturesca imagen de cada personaje, con la de un jugador humano de balompié, sería una experiencia futbolística genérica. Lo grave es que no se trata de un juego de fútbol del montón, sino de un acercamiento de Nintendo al deporte que supuestamente iba a ser muy divertido, así que ¿dónde están los explosivos momentos de emoción y la guerra de power-ups? ¿Dónde la constante incertidumbre de quién va a ganar el partido? Aquí hay disparos especiales cuya animación cambia según el personaje, desafortunadamente es un simple espectáculo visual, pues no hay mucha diferencia entre Bowser y Luigi, más allá de que uno ejecuta el tiro con un poco, muy poco más de fuerza. Pareciera que Camelot —el desarrollador del juego— quiso apostar por una fórmula conservadora y con ello, terminó por crear algo tedioso. Un partido de fútbol en Mario Sports Superstars brinda entretenimiento decente, pero sólo hasta que avanzaste hacia la dificultad más alta, donde el desafío hace las cosas un poco más interesantes.
Hablando de lo interesante, equitación es tal vez el componente más llamativo de Mario Sports Superstars. La mecánica es simple, pero divertida: debes conducir a tu caballo en una carrera contra otros jamelgos, mientras calculas el momento preciso para apretar el botón de acelerar, cuidando siempre que la criatura no se fatigue o de lo contrario perder velocidad durante un par de segundos. El control es muy similar a Epona en The Legend of Zelda: Ocarina of Time, es decir, sencillo y práctico, aunque no demasiado preciso. En este caso único y específico la simpleza juega a favor del valor de entretenimiento, pues durante una competencia debes poner atención tanto en tu caballo, como en lo que están haciendo los demás, lo cual hace que ganar sea más tenso y divertido. Por fortuna el valor de jugabilidad de equitación no termina ahí, pues hay un minijuego en el que tendrás oportunidad de crear una relación de amistad con tu fiel compañero de cabalgata; es una especie de Nintenhorse en el que podrás darle nombre a tu caballo, cepillar su crin, acariciarlo, darle de comer y hasta sacarlo a pasear a las afueras del establo para buscar accesorios. El nivel de profundidad no es mucho mayor que en el resto de las actividades deportivas, pero al menos lo disfrutarás más en el largo plazo.
El caso del tenis y el golf es decepcionante, ya que los desarrolladores simplemente tomaron la plantilla de sus trabajos anteriores Mario Tennis Open y Mario Golf; World Tour, les quitaron elementos importantes y, al final, dejaron una experiencia tan simple, que hasta da la impresión de estar incompleta. En ambos casos el repertorio de escenarios, modalidades y opciones de personalización es limitado, sobre todo si hacemos una comparación con los juegos completos; pero especialmente el tenis se siente estéril en Mario Sports Superstars, a pesar de que la naturaleza de este deporte es ágil y excitante. Y es que aún si los partidos se desarrollan con movimientos rápidos o jugadas repentinas, el problema persiste: se siente como un juego de tenis convencional, en lugar de uno estelarizado por Mario y compañía.
Mario Sports Superstars es un juego que, dentro del estándar de Nintendo, raya en lo mediocre. El problema ni siquiera es que se haya sacrifica profundidad, a cambio de mayor variedad, sino que a la ejecución de cada deporte le faltó carisma. No hay emoción, ni intensidad, sólo una experiencia muy técnica pero a la vez, muy genérica. Después de todo la simpleza es algo maravilloso si se combina con elementos divertidos, algo que, desafortunadamente, no sucedió en este caso. Si Camelot y Nintendo hubieran apostado por dejar atrás la seriedad, para abrazar las bondades de lo caótico y espontáneo —que han funcionado tan bien en el pasado—, entonces Mario Sports Superstar habría sido una gran propuesta de deportes.
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