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En el año 2000 conocimos Dynasty Warriors 2, título para PlayStation 2 desarrollado por Omega Force, al que atribuye la fundación del género que ahora conocemos como Musou. La más reciente entrega es Hyrule Warriors: Age of Calamity en su tercera visita a la saga de The Legend of Zelda, que ahora retoman los hechos de Breath of the Wild.
El género Musou es uno de los más honestos y con menos pretensiones en el mundo de los videojuegos porque desde el primer instante sabemos qué esperar. Es una fórmula que pone su atención en la destrucción y transmite al cerebro una sensación de poder a través de cada golpe que aciertan los personajes. Los exponentes del género comparten muchas similitudes, pero sus ingredientes hacen la diferencia.
Los componentes propios de Age of Calamity son la historia con su giro a manera de spin-off y el empleo de los personajes del juego original. Esta combinación lo fortalece y lo hace más ameno a largo plazo, lo que ayuda a combatir la monotonía que aqueja al género. Ésta es la estrategia de Omega Force para conquistar a los fanáticos de The Legend of Zelda, pero ¿es lo único que tiene que ofrecer a quien busca un juego sólido?
Hyrule Warriors: Age of Calamity
Las segundas oportunidades llegan cada 100 años
Hyrule Warriors: Age of Calamity se desarrolla en un pasado alternativo donde un pequeño guardián viaja 100 años al pasado para alertar a la princesa Zelda sobre los hechos funestos que están por ocurrir. El poder destructivo de Ganon, el gran cataclismo, dejó en ruinas el reino de Hyrule y hay una oportunidad para enfrentarlo. Es cierto que esto no es nuevo, pero el tratamiento del desarrollo es bueno de principio a fin. Su acierto es presentar a personajes como los campeones de ambos bandos y una narrativa con buen ritmo mediante cinemáticas intercaladas con la acción. El resultado es interesante porque justo así es como consigue romper la monotonía; sin embargo, la historia no es compleja, sólo cumple con mantenerte atento en esta oportunidad para cambiar el futuro de Hyrule. Por otro lado, el doblaje en español latino añade cierta emoción, y también hay otros idiomas para elegir.
Compartamos el poder de la Trifuerza
Aclaremos una cosa: si conoces un Musou sabrás perfectamente qué esperar de esta entrega, pero si dejaste pasar alguna de las 2 anteriores puede que te tome por sorpresa. Desde el principio sabes que lo importante es destrozar a todos los enemigos, así que todo el tiempo tendrás que golpear… sin parar. Nada de explorar. Nada de acertijos. Sólo hordas de enemigos de un lado a otro. Lo sé, para algunos es aburrido, pero otros lo encuentran atractivo.
Los protagonistas son Link, Impa y Zelda, por lo menos en el inicio, y en el transcurso de la aventura tus filas se engrosan hasta que tienes 14 personajes, sin contar a los guerreros ocultos. Honestamente, disfruté mucho usar distintos tipos de ataque con cada uno. Por ejemplo, Link domina el arte de la espada y retoma los ataques de The Legend of Zelda. Impa hace gala del ninjitsu, invoca sombras, usa kunais y explosivos y se transporta detrás del enemigo. Nada personal, niño.
Con tanta acción es inevitable pensar que el juego es un interminable machacar botones, pero la verdad es que tanto botonazo tiene su chiste. Lo importante es romper la armadura especial de jefes y subjefes con remates para aturdirlos, y por eso debes tener en cuenta varios factores. Veamos un ejemplo: la estrategia común es que un ataque se esquiva, se desvía con el escudo y se contraataca en el instante adecuado para causar un efecto adverso en el enemigo, pero eso requiere estudiar al enemigo y conocer los indicadores para vencerlo.
Además, cada personaje usa la tableta Sheikah para invocar bombas, cadenas que paralizan al enemigo y otra variedad de artefactos. Por otro lado, los cetros elementales afectan al enemigo según su tipo para romper con facilidad sus escudos. El último ítem de apoyo son manzanas que recuperan vida al instante. Mi única queja con este sistema es que no tiene un indicador numérico, así que no siempre podrás controlar tus recursos de la mejor manera y algunas veces será necesario tenerlas a la mano para sobrevivir.
El poder de los campeones
Aparte del campo de batalla a ras de suelo, también podrás atacar a bordo de las 4 bestias divinas. Estos niveles son equivalentes a tripular un Mecha, ya que podrás destruir todo a tu paso con un solo botón. Las misiones son breves y normalmente tendrás que ir del punto A al punto B de manera lineal. En otras, tendrás que destruir ciertos objetivos y proteger la zona del peligro inminente, pero deberás estar atento porque en ocasiones hay tareas que se activan en distintos puntos del mapa, y no siempre te indican cual tiene prioridad. Por ejemplo, en una misión tenía que ir a un extremo del mapa a destruir enemigos y, al mismo tiempo, proteger una base bajo ataque; debido a que están en puntos separados no pude regresar a tiempo y terminé por repetir el nivel varias veces.
Pilotar las bestias es un agregado que da otros aires al juego, pero la experiencia no es tan profunda como para repetir las misiones cuando las terminas, sobre todo porque sus movimientos se sienten lentos y rompen el ritmo ágil y agresivo de las batallas normales.
Ahora hablemos sobre las misiones y el desarrollo del juego, me refiero a cómo funciona la experiencia general, ya que una cosa es pelear sin parar y la otra, cumplir lo que se pide en cada misión. La fórmula es acabar con los enemigos, derrotar al subjefe y avanzar a otra sección del mapa; lo común en juegos de Omega Force. En otros momentos ocurren los llamados especiales de otros personajes para que los rescates, y ahí tendrás que llegar rápidamente, aunque se atraviese un guardián poderoso que impida tu progreso. Por fortuna, esto no representa un problema; simplemente lo rodeas y sigues con tu camino.
También debes saber que a veces ocurren batallas al mismo tiempo en distintos puntos. Puede parecer pesado y aburrido recorrer todo el mapa para acabar con los enemigos, pero tienes la opción de dar órdenes a tus personajes aliados para que lleguen automáticamente al punto clave y hasta cambiar entre guerreros a voluntad. Así, en cuanto terminas de limpiar una zona puedes cambiar a otra en un instante. Me parece una forma inteligente de ahorrar tiempo y, si lo usas bien, tendrás un respaldo cuando estés en peligro.
Ahora bien, sobre el camino a seguir, hay elementos que pueden estar mejor desarrollados, ya que los límites están marcados y provocan la ilusión de estar en un mundo semiabierto. Todo el tiempo encontrarás paredes invisibles, caminos con bordes que no puedes atravesar y muchos objetos que tendrás que rodear desafiando toda lógica. Estos detalles pesan y me hicieron sentir incómodo. Me da la impresión de que quisieron ahorrarse trabajo delimitando así.
Sobre el rendimiento hay mucho que decir. En modo solitario hay momentos en que los cuadros de animación caen y todo se ve cortado cuando hay muchas partículas y personajes en acción. Esta situación ocurre con frecuencia con Impa (y sus clones) cuando ataca a jefes rodeados de esbirros. Las caídas se multiplican si entras en el multijugador con pantalla dividida, donde de por sí existe una reducción en la calidad de la imagen y proliferan los problemas mencionados. Es una lástima, porque jugar de forma cooperativa es lo más divertido.
Visualmente, el diseño es bueno. Como es de esperar, retoma The Legend of Zelda: Breath of the Wild con bellos gráficos en cel-shading. Los escenarios aprovechan este sistema con lugares sombríos, tornasol y llenos de color, mientras que el pasto y los árboles se ven bien, aunque en ocasiones aparecen súbitamente en la pantalla.
Hyrule Warriors: Age of Calamity en imágenes
Quiero mencionar un problema grave, aunque situacional: por momentos la cámara se vuelve loca y pierde el enfoque del personaje. Es como si de pronto pasaras a un modo en primera persona. Simplemente resulta imposible saber lo que está ocurriendo en pantalla. Para que esto ocurra es necesario que el enemigo esté muy cerca de ti mientras estás pegado a alguna pared, y es más frecuente con jefes de gran tamaño y en momentos clave.
Vale la pena mencionar una especie de glitch que ocurre después de morir. Inicié desde el punto de control, pero me pedían ir con urgencia a una base que estaba siendo atacada. En el lugar encontré 4 o 5 subjefes juntos a los que debía enfrentar. Pero no sólo eso, si un guardián lograba topar con pared, la misión fallaba. Pensé que era parte del objetivo para pasar y lo intenté hasta el cansancio. Finalmente, decidí reiniciar la misión y llegué al mismo punto sin morir, pero esta vez ni siquiera tuve el llamado para limpiar esa parte del mapa, así que pude pasar sin problemas. En realidad, la dificultad no es alta y, si tienes problemas, siempre podrás subir de nivel, mejorar tus armas y conseguir nuevos ataques.
Veredicto
Me parece que Hyrule Warriors: Age of Calamity vale la pena por el contenido y la narrativa, si eres fan de la franquicia. El apartado sonoro te consiente con temas originales y mezclas que complementan la acción, además de que el doblaje latino es bastante bueno. Con todo esto, puedo asegurar que pasarás un buen rato jugando, y hablo de aproximadamente 20 horas de juego para terminarlo sin completarlo al 100%. Una vez que lo terminas puedes mejorar a los personajes, cumplir los objetivos restantes con menor dificultad y desbloquear los personajes ocultos. Tristemente, no hay más modos de juego, como ocurre en otros títulos del estilo.También podrás usar tus Amiibos para obtener recompensas diarias, pero honestamente no valen la pena.
En general, Hyrule Warriors: Age of Calamity cumple y se nota que hay mucho trabajo de por medio, pero faltó pulir algunos detalles. Si eres fan del género Musou, seguramente te gustará, pero ten en cuenta que incluye menos contenido y opciones que otros títulos de Koei Tecmo. Puedes adquirir Hyrule Warriors: Age of Calamity, en exclusiva para el Nintendo Switch.
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