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No hace mucho tiempo, cuando PlayStation Plus llegó a PlayStation Vita, era común ver que regalaran juegos de PSP y algunos exclusivos de Vita. Uno de esos "regalos" fue Gods Eater Burst, propuesta de Namco 100% japonesa para competir contra Monster Hunter y que pasó sin pena ni gloria durante la última etapa de grandeza del PSP. Debo admitir que la idea de traer ese juego a la plataforma de recompensas de PlayStation me pareció una buena idea, pero después de dedicarle unas horas me aburrí mucho. No sé cómo explicarlo; igual no era el momento de probar un juego así.
El tiempo pasó y a Bandai Namco se le ocurrió traer de regreso a la franquicia. La realidad es que, en su momento, God Eater no funcionó como los desarrolladores pretendían, pero como el que persevera alcanza, decidieron darle más empuje y una presentación mucho más digna. Así, llevaron el título tanto a PlayStation Vita como a PlayStation 4 con gráficos mejorados y algunos ajustes en la experiencia general. ¿El resultado? God Eater: Resurrection.
Bandai Namco promovió por todas las formas posibles el juego de caza que tanta falta hacía a ambas consolas de Sony, e incluso pidió a los potenciales consumidores ver el anime, conocer las figuras de colección y saber que God Eater es una franquicia que puede ser grande y muy disfrutable. La cuestión es que lo que debe importar no es una animación o las impagables piezas de colección, sino que el juego sea relevante y pueda hacer que la serie siga adelante, pero ¿lo logra?
God Eater: Resurrection, como mencioné, es un remaster o, si quieres verlo así, un ligero remake de Gods Eater Burst —que también es una mejora de un juego previo del mismo nombre—. Después de tantas manitas de gato algo bueno tenía que salir, ¿no? Permíteme hablar sobre los gráficos que son el primer cambio que notas si lo comparas con la edición original. El resultado es notable tanto en la versión para PlayStation Vita como en la de PlayStation 4. El juego se ve como nuevo, así que todo aquel que haya quedado con un mal sabor de boca con la entrega original tendrá una razón para dar una segunda oportunidad a esta serie. Verás más animaciones, cinemáticos y un mejor trabajo, lo que te hará sentir que juegas un título de esta generación; es más, hasta el fan service se ve tan digno que dan ganas de ir a conseguir esas figuras de las que hablé antes. En otras palabras, la nueva entrega es un detonador que despertará al comprador compulsivo que hay en ti.
El juego se ve como nuevo
La apariencia de los aragami —los enemigos dentro de esta serie— se ve grotesca y, por momentos, intimidante. Los diseños de estas criaturas son variados y van desde los que parecen cuadrúpedos hasta los que tienen forma de ave. Tal vez la variedad de monstruos no sea tan grande como en otras series (Toukiden, Soul Sacrifice o Monster Hunter), pero al menos tienen personalidad, que es lo más importante y a lo que estoy seguro darás más valor porque es una característica de la franquicia. Éste es un gran acierto, ya que si combinas la presencia de los protagonistas con la de unos enemigos que parecen imposibles de derrotar, tienes como resultado un concepto en el cual querrás participar porque creas un lazo con los personajes y sus enemigos.
El primer problema de God Eater: Resurrection es el trabajo de doblaje en inglés, que seguramente te dejará una sensación de hartazgo. Prefiero escuchar japonés y tener subtítulos en español o en inglés porque el doblaje de Estados Unidos es muy malo, pero aquí no hay opción de cambiar el audio, así que tendrás que acostumbrarte. Entiendo que éste es un punto muy subjetivo, pero imagina que hacen un doblaje del japonés al español de tu serie favorita… ¿no crees que sería justo mantener un tono acorde a la personalidad del protagonista? Digamos que cuando se hace un trabajo de doblaje al inglés siempre queda la misma triste calidad que hace que pienses que todos nuestros vecinos del norte hablan así. Por otro lado, el apartado musical es muy bueno; incluso te permite elegir las melodías mientras juegas y no hay nada mejor que escuchar algo que te motive mientras repites la misma tarea una y otra vez, ¿no?
Independiente de la presentación audiovisual de God Eater: Resurrection, es importante hablar de lo que ofrece la serie que, como seguro sabes, es un juego de caza que pretende tomar un pedazo del pastel acaparado por Monster Hunter. Como buen RPG de acción al inicio debes crear a tu personaje. Si te gusta mucho el anime aquí podrás crear a tu "waifu" o, en su caso, a tu "husbando". Si te pones muy creativo también podrías representar a algún protagonista de otra serie (lo intenté con Himura de Rurouni Kenshin y el resultado fue medianamente satisfactorio; estoy seguro de que puedes hacerlo mejor). A lo que quiero llegar con este punto es que no esperes viriles cortes de cabello o matonas miradas llenas de hombría, todo lo contrario, los elementos para crear a un personaje están desarrollados para que sean congruentes y sean armónicos con los demás. Eso está bien porque en más de una ocasión verás a tu protagonista participar en las animaciones preestablecidas y el resultado es sorprendente: realmente es tu personaje (con todas las características que hayas querido darle) a quien ves en cada una de las animaciones.
Un juego de caza que pretende tomar un pedazo del pastel acaparado por Monster Hunter
Al terminar, el juego te da la bienvenida a un mundo en ruinas donde sólo unos cuantos hacen frente a la amenaza de los aragami. Nadie sabe de dónde vienen o cuál es su objetivo, lo único que reconocen es que son los que tienen a la Tierra en el peor estado y deben ser erradicados. Para enfrentarlos debes portar un arma que sirve para devorar a estas criaturas, pero necesitas ayuda para cumplir esta misión —que parece que no terminará bien—, así que te acompañan otros valientes.
Estos compañeros de aventura son Lindow, un líder nato con una personalidad promiscua; Sakuya, especialista en los ataques a distancia y en dar soporte a los heridos; Soma, un amargado luchador a quien no le gusta hacer amistades; Kota, un nuevo recluta igual que tú; y Alisa, una extraña chica proveniente de Rusia que usa el mismo tipo de arma que tú y que también está atada a las partes más importantes de la historia.
God Eater: Resurrection cuenta los hechos a través de misiones de la misma forma que otros títulos de esta línea; la diferencia es la opción de hacer misiones de historia y otras que sólo sirven para hacer experiencia. Esto suena un poco tonto, sin embargo, te permite subir de nivel primero y después conocer los hechos poco a poco, así que la experiencia se vuelve distinta según la manera como decidas llevar el juego.
Ahora bien, de todos los pilares de God Eater: Resurrection, el gameplay es el más sólido a pesar de sus deficiencias. A la hora de jugar te das cuenta de que tienes acceso a muchas cosas; es complicado controlarlas al inicio, así que por eso es importante pasar un rato por los tutoriales para saber cómo se salta, ataca, esquiva y defiende. Ignorar este apartado hace que desconozcas fundamentos tan importantes como la extracción de los materiales de los aragamis, que son muy esenciales para fabricar armas. También es indispensable saber cómo utilizar las armas y balas que tienen una función específica, así como entender los puntos débiles de los enemigos.
La dificultad es otro tema importante. Las primeras 20 misiones son fáciles y el tiempo que pasas en cada una es mínimo; sin embargo, después de 5 o 6 horas sientes que el juego se pone paulatinamente complicado sin que el reto sea tan alto, y es más fácil aún si juegas con la inteligencia artificial o amigos que tengan el juego.
Debo decir que, a pesar de todos los puntos buenos y la gran cantidad de horas de juego, la experiencia es una insoportable repetición —como en muchos títulos de este tipo—. No me refiero al ejercicio de la caza, tiene que ver más con una sensación de ‘esto ya lo hice y no sé por qué debo repetirlo’. Juegos de esta clase deberían ser más propositivos y poner más obstáculos al jugador para que sienta que hace algo diferente; sin mecánicas profundas y entretenidas, es difícil tener un motivo para dedicar —al menos— unas 50 horas a la experiencia y llegar al final.
God Eater: Resurrection no es perfecto en ningún sentido; es más, no es el título que rompa con la hegemonía de Monster Hunter —que creo que era la meta desde que la franquicia fue concebida—. Sin embargo, el concepto está muy bien aterrizado, la presentación y la experiencia de juego se sienten nuevas a pesar de ser un remaster y estoy seguro de que quienes lo jueguen lo disfrutarán por el fan service y porque el escenario es distinto y el misterio se va descubriendo poco a poco.
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