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Luego de probar Contrast durante PAX 2013, quedamos intrigados por su propuesta, ya que era un juego de plataformas donde la acción tenía lugar dentro de un mundo de sombras. El concepto resultaba original y atractivo, y luego de terminar el título, podemos decirles que nos dejó conformes, aunque dista de ser perfecto y, al margen de la mecánica de juego, hay poco genuinamente innovador.
Contrast acontece en un pueblo afrancesado con un matiz noir/surrealista durante la década de 1920. Dicho territorio está dividido en 2 dimensiones: una de sombras y otra de personas de carne y hueso a quienes nuestro personaje no ve, con excepción de la pequeña Didi, quien también puede ver a Dawn, la protagonista.
La madre de Didi, Kat y su padre, tienen problemas entre ellos y de dinero, y es tarea de Didi y Dawn ayudarlos a resolverlos durante la noche y con la ayuda de candiles, reflectores, faros y todo lo que proyecte sombras, pues ése es el plano en el cual se mueve Dawn. Sin afán de echar a perder mucho del argumento, podemos decir que ofrece un poco más de lo que esperábamos, con uno que otro giro inesperado y un diseño de personajes suficientemente sólido como para generar empatía.
Así las cosas, Dawn se embarca en una serie de acertijos y desafíos que, para ser resueltos, requieren alternar la luz y la sombra, así como mover objetos. El concepto como tal es bueno y a nivel estético, Contrast tiene una identidad propia que algunos encontrarán deleitante, con un dejo de romanticismo, elegancia y de melancolía, como si se tratara de una película de antaño.
Dicho eso, los gráficos dejan que desear y las animaciones, otro tanto. En un punto, incluso llegamos a ver a Didi moverse sin flexionar las piernas, como si se tratara de un personaje de South Park y ni qué decir del lip sync. Esto no afecta mucho de la atmósfera ni de la historia en sí, pero hay ciertas plataformas y acertijos que requieren precisión adicional, y donde las animaciones acartonadas de Dawn, así como los controles un tanto sueltos, complican las cosas ligeramente.
Encima de eso, Compulsion Games recurre a recursos poco elegantes que diluyen la mínima dosis de exploración o de libertad que tiene el juego, tales como paredes invisibles o cornisas que Dawn claramente alcanza, pero es incapaz de hacerlo porque el desarrollador lo impide.
Es así como llegamos a la mecánica de juego, que es el punto fuerte, y consiste en ir de un punto A a un punto B, donde se debe resolver un acertijo de plataformas con el pretexto de ayudar a Didi con la tarea que mencionamos líneas arriba. A veces, antes de solucionarlo, es necesario recolectar esferas luminosas que hacen funcionar un dispositivo mecánico o proyector, pero en esencia, Dawn sólo tiene forma física para desplazarse entre lugares y después se adhiere a los muros en forma de sombra para saltar entre plataformas.
Ahora bien, en cuanto a extensión y dificultad, el juego es equilibrado. Hay acertijos y plataformas muy sencillos de resolver, y otros más complicados, cuyas soluciones demandan ingenio, pues hay que transportar objetos del mundo real al mundo de las sombras y moverlos con reflectores, o desplazar candiles alrededor de habitaciones, de manera que las sombras proyectadas formen un camino claro hacia un balcón o salida.
Una queja que tenemos es que es posible mover libremente los ángulos de cámara la mayor parte del tiempo, pero cuando se está frente a algunos mecanismos, ésta permanece fija y eso no permite tener una perspectiva más completa de las cosas para llegar a la solución.
Las plataformas no siempre son estáticas y el concepto detrás de ellas suele variar para mantener las cosas frescas. En ocasiones, es necesario escalar sobre la silueta de los instrumentos de una banda, en otras hay que correr sobre caballos de carrusel y en otros momentos debemos tomar una esfera, luego volverse sombra para colocarla en un lugar en particular con el fin de que otras sombras interactúen con ella. En pocas palabras, Contrast es un título gratificante y balanceado que termina justo cuando ciertos aspectos se tornan un tanto monótonos.
A nivel de audio, es un juego sin muchos problemas, pero tampoco sobresaliente. Los efectos son buenos, la musicalización igual, si bien un poco repetitiva, y las actuaciones de voz cumplen con la tarea.
Contrast es un juego entretenido, original y visualmente interesante, aunque a nivel técnico tiene varias carencias y no habrá mucha razón para jugarlo más de una vez. Vale la pena probarlo si eres fanático de las plataformas y los acertijos, y estás consciente de que vas por algo fresco en términos de mecánica de juego, pero limitado a nivel de presentación.
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