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Mientras jugaba Diablo II: Resurrected me di cuenta, una vez más, de lo importante que fue el lanzamiento original hace 21 años. Sucedió en un canal de Discord que comparto con un grupo de amigos cercanos; la mitad jugaba The Division 2, mientras que otro tanto estaba en Diablo II: Resurrected. Ambos juegos son tan diferentes como el agua y el aceite, sin embargo, comparten un mismo lenguaje: sufijos, afijos, resistencias, especializaciones, daño, etc. Es decir, una forma de hablar que es común en títulos de acción con elementos RPG. Todo se origina con la popularidad de este importante juego que regresa gracias a una remasterización que raya en el remake.
Lo anterior me habla sobre la importancia de Diablo II, no sólo como una entrega legendaria, sino como una que vino a cambiar la faceta de los juegos de acción, hack and slash y dungeon crawler con elementos RPG. Es así como me pregunté si tiene la misma capacidad de atraparme igual que lo hizo hace más de 20 años. ¿Diablo II en verdad renació? Veámoslo en la reseña.
La maldad sobrevive
No suelo comenzar mis reseñas con el apartado visual, después de todo “los gráficos no importan”, ¿o sí? Sin embargo, lo primero que roba la atención en Diablo II: Resurrected es la calidad visual que, de inmediato, te deja sin aliento. Es increíble notar que cada hoja de pasto está individualmente definida en el escenario y que lejos quedaron los días donde la imaginación era obligatoria para llenar los huecos del crudo pixel art, resultante de adaptar los modelos del 3D a 2D. Además, ofrece un mejor trabajo de animación. Lo anterior es mucho más notorio cuando comparas ambas presentaciones al presionar un comando, y te das cuenta de que ver los gráficos viejos duele y es evidencia de que visualmente Diablo II envejeció con cierta particularidad.
La calidad visual es asombrosa cuando las locaciones, como el Harem y el Sótano del Acto 2, se tornan irreconocibles gracias al nuevo apartado visual y la carga adicional con detalles en el escenario. Por ejemplo, los tétricos pasillos de las catacumbas del Acto 1 cuentan con paredes variadas con muchos objetos apilados, como si en verdad estuvieran abandonados y descuidados, además de estatuas que le quitan el sentimiento repetitivo de los pasillos en la locación original.
"lejos quedaron los días donde la imaginación era obligatoria para llenar los huecos del crudo pixel art"
De manera similar, visitar Travincal en el Acto 3 es una experiencia completamente nueva. Para comenzar, dicha área en el juego original nunca fue de mi agrado porque se sentía repetitiva, con el mismo tipo de paredes y calzadas pálidas por todos lados. En Resurrected se nota un aire diferente, más tenebroso; los escenarios se aprecian mejor y con diversidad añadida gracias a innumerables objetos regados por todo el mapa, además la zona —y en general todo el juego— respira con una nueva dimensión de profundidad y una escala mucho más épica. Por ejemplo, en los 20 años que llevo jugando nunca había notado que la última parte del acto es un complejo gigantesco al aire libre. Lo anterior podría explicarse gracias al campo de visión de la cámara, que apenas es un poco más amplia que la original; esto hace que el juego se aprecie con mayor profundidad y alcance. Sin embargo, lo espectacular es que las áreas son exactamente iguales que las originales en esencia.
La atmósfera es la que mejor se beneficia con las novedades gráficas, especialmente al explorar calabozos, tumbas y mazmorras pobremente iluminadas. Esto te obliga a reducir la marcha de tu personaje cuando escuchas los susurros, gruñidos y lamentos de las amenazas de ultratumba que se esconden en las penumbras, mientras las sombras juguetean con la luz de las antorchas y el resplandor que emite el héroe al centro de la pantalla. Te detendrás súbitamente, imaginando qué clase de terrores se esconden de la vista. Diablo II: Resurrected alcanza una nueva cúspide de horror.
Otro elemento que recibió mucha atención son las secuencias cinemáticas de la narración de Marius mientras acompañaba al caminante oscuro, 27 minutos de los videos originales recreados cuadro por cuadro con una nueva dimensión de calidad. Quizá actualmente no sean tan sorprendentes como hace 20 años, pero volverlos a observar sigue capturando la imaginación. Igual que hace tantos años. Mientras recorría el camino al Este (siempre al Este) no me saltaba ningún cinematic y fue grandioso.
"Te detendrás súbitamente, imaginando qué clase de terrores se esconden de la vista. Diablo II: Resurrected alcanza una nueva cúspide de horror."
Pero ¿qué sería de todo lo visual sin lo auditivo? En este sentido, Diablo II: Resurrected vuelve a triunfar con un trabajo excelente de remasterización. Las obras de la banda sonora son las mismas, sin embargo, ofrecen un arreglo surround mejorado; es difícil explicar cómo es que el soundtrack es mejor, sólo puedo decir que se escucha como si sacaras la cabeza de una caja cada vez que haces el cambio de la versión clásica a la mejorada. El sonido deja de sentirse sofocado y gana claridad, además de estar acompañado por ligeros arreglos que van acorde con los gráficos mejorados. En el momento que ejecuté el juego y escuché nuevamente el tema de Tristram, mi cuerpo rejuveneció 20 años; no podría contar la cantidad de horas que he escuchado este tema, y regresar a él en un nuevo contexto es increíble. Se trata de un testamento a lo irrepetible que es la banda sonora original.
Otros cambios que se suman a la lista de mejoras en Diablo II: Resurrected es la localización en varios idiomas, el español latino entre ellos, progresión cruzada entre dispositivos y plataformas y, por primera vez, la oportunidad de jugar con control. El esquema trata de la mejor manera traducir las mecánicas a los comandos disponibles y funciona bien. No tengo quejas, pero no es mi método de juego predilecto. Además, otras funciones de opciones que ahora son comunes, como poner subtítulos, modular los canales de audio, seleccionar la opacidad del mapa y la opción de organizar automáticamente el inventario en controles. Se agradece que hayan pensado en cada una de estas opciones.
¡Las arenas del tiempo no se ralentizan para nadie!
De esta manera, vemos que Diablo II: Resurrected da la apariencia de ser una nueva entrega. Esto no puede estar más que equivocado, puesto que, mayormente, la experiencia original del juego sigue intacta. Me refiero a que sigue siendo el mismo y premiado dungeon crawler con elementos RPG del año 2000. Énfasis en “año 2000” porque el juego permanece mecánicamente atrapado en el pasado cuando se compara con entregas recientes o por lo menos de la última década. Por ejemplo, la navegación por los escenarios se puede tornar torpe gracias a la nueva dimensión de tamaño; la razón es que, en ocasiones, en los límites de los escenarios no funciona el comando para moverse y dificulta la navegación. En otros momentos, el personaje se traba entre objetos, como urnas y sarcófagos. Otro elemento arcaico son las pociones de salud y maná, ¡las cuales no se apilan en el inventario! De esta manera, terminas en una especie de partida de Tetris, acomodando objetos dentro del inventario, uno por uno, a fin de hacer espacio para otros… Y las pociones tienes que acomodarlas una por una en el cinturón.
"Esto nos habla de la clase de juego que es originalmente Diablo II, uno que está en constante lucha en contra del jugador."
Esto nos habla de la clase de juego que es originalmente Diablo II, uno que está en constante lucha en contra del jugador. Es notorio en la misma progresión de las clases. Por ejemplo, es muy sencillo arruinar un personaje cuando no piensas con detenimiento el orden para asignar sus puntos de habilidad. Esto se puede remediar con el cambio de habilidades gratuito al inicio de cada aventura —si sabes lo que haces—, pero sólo tienes 1 oportunidad por ahora. Si te vuelves a equivocar, te espera un mundo de sufrimiento y frustración. Esto me hace reflexionar y pensar en Diablo III: todas las mejoras en calidad de vida, las cuales muchos llegaron a criticar, son funciones que ahora se extrañan porque en vez de facilitar el juego, lo hacen más accesible, menos adversarial, y le dan la bienvenida a cualquier jugador. Hoy sería imposible pensar en la respuesta que tendría un juego con mecánicas tan restrictivas similares a Diablo II.
Diablo II: Resurrected en imágenes
Sin embargo, no todo permanece intacto ya que Diablo II: Resurrected está sujeto a ligeros cambios de calidad de vida. El más notorio es que el personaje ahora recoge automáticamente el oro que está tirado en el suelo. Antes, era tedioso hacer esta labor con cada grupo de oro individual. Agradezco enormemente que hayan pensado en esta función, junto con otras mejoras. Por ejemplo, una de las más sonadas antes del lanzamiento fue el nivel secreto de las vacas al que ahora puedes regresar si eliminas al Rey Bovino. Otro cambio que se agradece es que no estás atorado eternamente en la última dificultad que has progresado. En ocasiones me tocó acabar el juego muy temprano, lo cual me llevó sin remedio a una nueva dificultad con un personaje sin preparación, y sin la oportunidad de regresar a la dificultad anterior (sí se podía, pero era algo laborioso). En Resurrected puedes crear una partida en la dificultad que tú quieras, siempre y cuando la hayas completado.
De esta manera, es posible pensar en un sinfín de mejoras para hacer el juego más fácil y menos torpe. Por ejemplo, las habilidades están atadas a 2 comandos y 2 comandos del ratón exclusivamente. Es decir, no basta con presionar el botón atado al poder, sino que primero se tiene que seleccionar y después activar con el ratón. Es innecesariamente complejo, pero era lo que se tenía en su tiempo. A propósito, por lo menos en Resurrected se pueden configurar los comandos a tu gusto. De la misma manera, ¿qué fácil hubiera sido añadir una barra extra con atajos? ¿Por qué rayos no se deshicieron de la barra de vigor que limita la movilidad? ¿Por qué esto? ¿Por qué no aquello? Porque entonces no sería Diablo II.
"¿Por qué esto? ¿Por qué no aquello? Porque entonces no sería Diablo II"
Diablo II es un juego oscuro y poco permisivo para el jugador novato. Quizá este es el atractivo que ha fascinado a todas las generaciones de jugadores que continúan utilizando el Battle.net de antaño, manteniendo con vida sus cuentas y personajes. Para ellos, Diablo II es inmortal y único en toda la industria. En la época donde la accesibilidad se busca a toda costa, es cruel decir que todas estas limitantes son parte del éxito del juego original y que sufrir por ellas es parte de la experiencia.
Por ejemplo, otro punto de polémica fue cuando se anunció que en Diablo II: Resurrected no habría ningún tipo de loot personal. Es decir, un sistema como juegos actuales donde todos reciben la misma recompensa, donde todos son felices. En Diablo II tenías que pelear por tu propio loot en contra de los jugadores, lo tenías que recoger del suelo lo más rápido posible, y si te enfrentabas contra bots, sólo quedaba resignarse. Lo sé, es cruel, pero esa es la magia de Diablo II.
Ni la muerte te salvará de mí
Mi Hechicera acaba de superar el nivel 70. Cuenta con algunos ítems legendarios y le hace falta mejor joyería, pero esto no la detiene para progresar con paso firme a través de la dificultad Infierno y, posteriormente, la pesada escalinata a nivel 85. Quién sabe, quizá sea la primera vez en la vida que tenga un personaje nivel 90 o superior, pero esto dependerá de otros factores. Mientras tanto, permanezco con un perpetuo sentimiento de déjà vu. La sensación que tengo al apagar mi computadora al amanecer después de un maratón de Diablo II: Resurrected es la misma de hace 20 años. Quizá era más joven y tenía menos kilos, pero la emoción por jugar Diablo II es la misma.
Así, concluyo que el trabajo de Vicarious Visions y Blizzard Entertainment con Diablo II: Resurrected es excelente. Es mucho más que un homenaje al juego original. Es una muestra de que el primer juego es irrepetible y que se mantiene tan fresco a pesar de los años (por lo menos para algunos, porque es evidente que envejeció particularmente mal). Por lo tanto, Diablo II: Resurrected es una recomendación cuidadosa. Es un juego para veteranos del original, fanáticos y curiosos.
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