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Con los años hemos aprendido que las secuelas tienen muchísimo potencial, pues son la oportunidad perfecta para ahondar y profundizar en los aspectos que hicieron a la obra original un gran éxito, por lo que no es ninguna sorpresa que, dentro de varias sagas, las segundas partes sean las que pasan a la posteridad como las mejores. Lo anterior se confirma —en parte— con The Last of Us Part II, continuación de uno de los juegos mejor criticados y calificados en la década que acaba de pasar, lo cual es testamento de las habilidades creativas, narrativas y de construcción de mundo de Naughty Dog.
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Antes de continuar, quiero enfatizar en que dentro de esta reseña no encontrarás ningún tipo de spoiler que afecte tu experiencia de juego. Una vez más, nos encontramos ante una entrega que guarda mucho de su impacto en el sentimiento de novedad que experimentas al jugar por primera vez las diferentes situaciones de la aventura que, a propósito, tiene una duración que supera la original. Es por ello que en algunos momentos seremos ambiguos a fin de no detallar de más los pormenores de lo que enfrentarás el próximo 19 de junio.
Así, encontramos una segunda parte que juega con toda expectativa y cumple en todo departamento. Pero antes de llegar al clímax, primero hay que contextualizar la situación que viven los personajes, pues han pasado 4 años desde los hechos de la primera entrega. Aquí, veremos a Ellie, quien, a pesar de crecer y madurar, aún presenta muchos de los rasgos que nos encantaron cuando la conocimos por primera vez: es amante empedernida de la cultura pop antes del brote y, como lo dejan ver las interacciones con otros personajes, una bromista sin remedio.
Sin embargo, los años no han sido tan indulgentes con ella: ahora se nota recia y con cierta indignación con el mundo. La historia que atraviesa comienza de manera relativamente tranquila con algunas situaciones que se podrían desatar en una comunidad que vive en el extremo para sobrevivir. No tarda mucho tiempo para que tome un sombrío giro de 90 grados, el cual sume a Ellie en una búsqueda por venganza —con una increíble dosis de violencia—. Sin duda, hablamos de temas que caen en el departamento del cliché, no obstante, la maestría y el cuidado de Naughty Dog alteran estas nociones a lo largo de la aventura para entregar momentos entrañables y crudos, muchas veces con sus propios giros y piruetas que te mantendrán al borde del asiento. A lo largo de la aventura se puede notar que los actos de Ellie no son juzgados con la misma severidad como otros actores dentro del juego, lo cual es uno de los temas centrales.
"Hablamos de temas que caen en el departamento del cliché, no obstante, la maestría y el cuidado de Naughty Dog alteran estas nociones a lo largo de la aventura para entregar momentos entrañables y crudos"
Ellie regresa como protagonista y se profundiza a detalle en sus relaciones interpersonales, de pareja y con su defectuosa figura paterna. El viaje que tomará es introspectivo, pues conocerá fragmentos de su pasado que cambiaron la perspectiva de quienes la rodean. Se trata de un ejercicio narrativo efectivo ya que no se siente que se haya traicionado la esencia de los personajes principales. Para lograr lo anterior, las actuaciones de Troy Baker y Ashley Johnson son realmente encomiables porque aportan una enorme dosis de humanidad a lo que se ve en pantalla. Ashley es, sin duda, quien se roba el show gracias a una actuación estelar que refleja de forma humana los diferentes matices en cada faceta del personaje de Ellie. Baker, por su parte, retrata a un hombre agotado que carga con demasiado en la espalda y quien busca la redención en una de las personas que más estima en la vida y que, incluso, ama incondicionalmente. En ambos casos, las caracterizaciones son estelares y dignas de todo elogio imaginable.
The Last of Us Part II también introduce un sólido elenco de personajes secundarios. Por ejemplo, encontramos a Shannon Woodward en el papel de Dina, quien interpreta a una mujer alegre con grandes esperanzas que ofrece momentos encantadores, especialmente cuando comparte escenas con Ellie. Por otro lado, no podemos dejar de mencionar a Laura Bailey en su poderoso papel como Abby, quien nos mostrará que las intenciones de su personaje son tan legítimas como las de Joel y Ellie, en una actuación cuya interpretación no es posible limitar ni reducir a que es la “buena” o “mala” dentro de la historia.
"Laura Bailey en su poderoso papel como Abby, nos mostrará que las intenciones de su personaje son tan legítimas como las de Joel y Ellie"
Por otro lado, el juego se ofrece en diferentes idiomas, entre ellos el español latinoamericano, sin embargo, no se puede decir mucho sobre la calidad de las caracterizaciones, pues son apenas suficientes. Insisto en que esta experiencia se disfrute en su idioma original.
Muchos de los hechos de The Last of Us Part II suceden en Seattle, locación que sirve como antesala para que diferentes facciones interactúen entre sí mientras se disputan los territorios devastados y recubiertos por espesa vegetación, que poco a poco la madre naturaleza ha reclamado de vuelta. Dicho conflicto contextualiza los múltiples sistemas de juego que brillan gracias a una increíble combinación de sigilo y combate. Lo anterior comienza con la habilidad de escalar y saltar, lo cual abre una gran variedad de posibilidades dentro del diseño de niveles para ofrecer exploración, acertijos y grandes secuencias de combate.
En cuanto a la exploración, encontrarás que ahora fue expandida gracias a la nueva verticalidad —después de todo, Ellie es mucho más ágil de lo que era Joel—. Así, algunas secciones son de tamaño considerable —aunque no lo aparenten—, ya que en ocasiones la exploración está ligada a algunos acertijos que se resuelven de manera creativa con las herramientas del escenario. Lo que más me agradó de este aspecto es que algunas de las soluciones son obvias, sin embargo, la respuesta conlleva el uso creativo de los elementos a tu alrededor, por ejemplo, romper ventanas y utilizar cuerdas o contenedores para escalar. Sobre todo, quiero enfatizar en que dichas secciones llegan en intervalos regulares y nunca se siente que se abuse de este sistema para aumentar virtualmente la duración del juego.
Respecto al apartado de combate, este se combina con el sigilo y se trata de una emocionante amalgama que utiliza las fortalezas del movimiento del personaje y el diseño de niveles. Ellie puede agacharse para esconderse detrás los escombros a fin de que el enemigo no la detecte y también puede permanecer oculta dentro del follaje alto que invade los escenarios. No son los únicos trucos, ya que puede arrastrarse a ras del suelo, ya sea para atravesar ciertos objetos por debajo o para reducir su perfil en la vegetación. En ocasiones, la acción sucede en escenarios de múltiples niveles. Como sea el caso, el objetivo es progresar desapercibido, acción que es más fácil decir que ejecutar ya que los oponentes tienen sentidos avanzados de detección; por ejemplo, en otros juegos tendrían un cono de visión que rápidamente aprendes a explotar a tu favor, sin embargo, en Part II pueden detectarte desde distancias enormes. A pesar de lo anterior, no te descubren de manera inmediata y lo hacen después de que permaneces en su campo de visión el tiempo suficiente para captar su atención, justo como sucede en cualquier juego de sigilo.
Lo más sencillo en tal caso es combinar el sigilo con el combate, acción que comienza con la eliminación sistemática de los oponentes: desde la distancia con armas o de cerca y personal. Aquí es donde brilla el sistema de juego de The Last of Us Part II, pues las piezas de combate y sigilo se combinan magistralmente. Puedes comenzar de manera furtiva, pero tarde o temprano el enemigo te descubrirá y entrará en un estado de alarma; incluso quedas expuesto cuando un canino olfatea y detecta un rastro. Comenzarán rodeándote y te mantendrán a raya con lo cual ciertas decisiones, como regresar el fuego enemigo, pueden ser actos que te dejarán totalmente expuesto; recuerda que ellos tienen la ventaja, en número y poder.
Lo hermoso del sistema es la manera en cómo el sigilo se reestablece gracias a que tienes la oportunidad de utilizar la extensión del escenario a tu beneficio; es más, debido a que los oponentes son extremadamente fuertes, correr para retirarse y replantear el acercamiento es la norma. El resultado es una experiencia de combate desafiante e inteligente, que te obliga a consumir tus herramientas y artefactos, además de tu arsenal que no se limita a pistolas y rifles para salir con vida de cada enfrentamiento.
En ocasiones, incluso es extenuante porque cada uno de sus elementos tiene peso, en especial cuando la acción se torna cercana y personal. Esta situación desata brutales secuencias cuerpo a cuerpo que dejan expuestos los más altos valores de producción en cuestión de animación. Cada golpe que vuela se liga al que sigue de manera irreal; es una violenta ráfaga cuya acción no se detiene hasta que alguno de los participantes queda abatido. El combate no se puede definir con otra palabra que no sea brutal.
"Cada golpe que vuela se liga al que sigue de manera irreal"
Con el tiempo, aprenderás cómo operan las diferentes facciones opositoras; por un lado, encontrarás a los miembros de la WLF, quienes cargan un gran arsenal y se comunican a gritos; por otro, los Seraphites, una manada de fanáticos religiosos que son sutiles en su acercamiento, pero no por eso son menos peligrosos o agresivos. Por supuesto, los infectados están de vuelta y, mientras que muchos de sus funcionamientos y comportamientos no han cambiando desde la entrega pasada, encontramos algunas adiciones interesantes como los Shambler, que lanzan esporas corrosivas para bloquear tu visión y para dañarte. A pesar de lo anterior, los infectados son la parte débil del paquete pues su comportamiento es sumamente predecible, lo cual contrasta con la inteligencia furtiva de los otros oponentes.
Por otro lado, encontramos que los escenarios son más que locaciones donde sucede el combate, pues el derruido territorio que exploras es un personaje en sí. Aquí, encontrarás diferentes capas que, al ser exploradas, revelarán detalles que sucedían antes, durante y después del brote cordycep. Posters en las paredes, habitaciones abandonas suspendidas en el tiempo y grafitis que aluden a las facciones, son algunos ejemplos de narrativa ambiental que adornan esta segunda parte. Otra forma de conocer el mundo es por medio de múltiples mensajes escritos que los habitantes han dejado atrás, los cuales alimentan la narrativa ambiental con sus, en ocasiones, desgarradores relatos.
Lo anterior se apoya con la calidad gráfica que Naughty Dog logró conjurar con esta entrega; fácilmente, The Last of Us Part II es uno de los mejores juegos en cuanto a calidad visual hasta el momento. Desde cavernas, subterráneos, edificios derruidos, hasta espacios públicos sumergidos en maleza, en todo momento te sumergirás en un sentimiento de asombro que delata lo bello y terrorífico que es este mundo postapocalíptico. Part II es un juego que se destaca visualmente, aunque notamos que cuenta con una capa que agrega ruido visual a la imagen, como si fuera el grano de una cinta de cine antigua. Desconocemos el motivo de dicho elemento; nos desconcertó durante nuestra experiencia y fue imposible desactivarlo en el menú de opciones, a pesar de que es posible hacerlo en el de fotografía.
A propósito, The Last of Us Part II es una entrega que toma en cuenta a un gran espectro de la población, pues ofrece cualidades de accesibilidad que son muy difíciles de encontrar en la actualidad. Dentro de los menús de opciones encontrarás ajustes para cambiar y configurar los comandos del mando e incluso la posibilidad de utilizarlo en posiciones inusuales, como sostenerlo al revés. Incluso se ofrecen ayudas visuales para usuarios que tienen problemas de visión y señales auditivas para la navegación. Se trata de una oferta granular con la cual puedes ajustar la experiencia a tu gusto.
"En más de un sentido, escuchar cómo recuperan el aliento es un signo de alivio."
Por otro lado, el departamento de sonido es de gran nivel. Las emotivas composiciones del argentino Gustavo Santaolalla acentúan los momentos dramáticos de la entrega, mientras que la banda sonora adicional juega con frecuencias bajas para imprimir una atmósfera de tensión e incertidumbre constante. El diseño de sonido, por su parte, te dejará impresionado y hasta abrumado, no importa que camines debajo de la lluvia, participes en un intercambio de plomo o reces por tu vida mientras un clicker respira frente a tu rostro: en The Last of Us todo se escucha impresionante. Lateralmente, un aspecto digno de mención es un sistema latente que mide el ritmo cardiaco del personaje y revela su estado de agitación. Esto ocasiona que, por momentos, los personajes respiren agresivamente cuando se encuentran en situaciones de peligro y acción, aspecto que imprime un aire estremecedor que abruma los sentidos, pues no solo se tiene la carga audiovisual por defecto (banda sonora, sonido e imagen), sino que ahora también se agrega una carga emocional añadida con la respiración agitada del personaje. En más de un sentido, escuchar cómo recuperan el aliento es un signo de alivio.
The Last of Us Part II en imágenes
Terminar The Last of Us Part II me tomó poco más de 25 horas, sin limitar ni apurar ninguno de los múltiples departamentos que ofrece. Se trata de una aventura sólida por donde la quieras mirar, que ofrece una gran variedad de situaciones y retos. En especial, disfrutarás muchas secuencias perfectamente labradas que te dejarán impresionado, lo cual resulta en una entrega con una variedad robusta. En ningún momento sentirás que los elementos del sistema de juego se repiten demasiado, aunque tememos decir que abusa de la analepsis —o escena retrospectiva— para contextualizar y exponer a sus personajes, situación que atropella el ritmo del juego. Pese a lo anterior, la experiencia en su totalidad es completamente memorable.
VEREDICTO
Naughty Dog una vez más demuestra que es un equipo de desarrollo altamente capacitado para cumplir con las expectativas. Con The Last of Us Part II, el estudio mantiene su estatus de prestigio por medio de una continuación que mantiene intactas las tonalidades del original, aunque no logra superarla por completo. Paralelamente, intenta dar resolución a un conflicto de múltiples facetas que es imposible reducir, juzgar o limitar a espectros tan simples como “bueno” o “malo”; aunque la caracterización de los personajes es encomiable, en ocasiones estos se sienten sin crecimiento porque cometen los mismos errores una y otra vez. El desenlace es sombríamente satisfactorio (en un sentido enfermo… y raro). Como resultado, tenemos una entrega visceral que se respalda más bien con su combate, sigilo y construcción de mundo. Part II reafirma cuán lejos ha llegado el medio y la impresionante artesanía detrás de su creación.
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