Review

Legend of Mana

Sueña para reconstruir un mundo y sumérgete en sus apasionantes historias
LEVELUP 8.2 Bueno

PROS:

La dirección de arte es excelente

Los fondos redibujados lucen excelente en la nueva resolución del juego

Es un remaster bastante bien logrado, obra de M2

Incluye nuevas opciones de calidad de vida

Las composiciones de Yoko Shimomura son magistrales

El sistema de batalla es muy simple

CONS:

El juego puede ser confuso al inicio

No tiene una estructura de progresión clara

No hay muchas pistas que te indiquen qué hacer en qué momento

El sistema de batalla no tiene alguna complejidad para aprovechar

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La era del primer PlayStation fue una época dorada para Square Enix (en ese entonces Squaresoft) y un gran momento en la vida para ser fan de los JRPG. Había magia e historias inolvidables, había aventuras de escalas épicas que bebían de gigantes como Final Fantasy VI o Chrono Trigger, pero también había juegos propositivos que buscaban retar a los paradigmas. Entre los juegos que pertenecen a este último grupo, resalta la tercera entrega de una serie mítica: Legend of Mana.

Gracias al trabajo de M2, legendaria casa de desarrollo detrás de algunos de los trabajos de restauración y preservación más cuidadosamente elaborados en la historia de los videojuegos, recibimos un remaster de este clásico de 1999. ¿Quieres conocer más sobre este juego y si es un viaje a tu medida? A continuación te cuento mi experiencia con este título, así como todo lo que incluye su edición remasterizada.

Una experiencia propia de su momento

Para hablar sobre este juego es necesario poner las cartas sobre la mesa: Legend of Mana es un producto de su tiempo, una época en la que había más lugar para experimentar y donde no se le tenía miedo a lanzar juegos que no llevaran de la mano al usuario. Se puede hablar de juegos de dimensiones babilónicas como Dragon Quest VII o juegos que probaban con darle al usuario la tarea de construir el mundo, como Dark Cloud.

Legend of Mana no es un JRPG convencional
Legend of Mana no es un JRPG convencional

Así es Legend of Mana, un JRPG que, en su momento, polarizó demasiado a la audiencia. Se trata de un juego que rompe por completo con las convenciones del género, que experimenta con la creación de mundos y cuya premisa para el gameplay se plantea desde la propia historia, una que habla sobre un mundo que un héroe debe soñar para reconstruirlo desde 0.

Es complicado explicarlo y la mejor manera que encuentro es desde mi vivencia. Una crónica de mi llegada a Legend of Mana. Por ello, antes de hablar del trabajo que hizo M2, debo describir de lo que viví y lo que sentí cuando di mis primeros pasos en el naciente mundo de Fa’Diel.

Cuando desperté en este mundo, sólo estaba yo

9 siglos antes de los sucesos del juego, el Árbol de Mana, la fuente de vida, ardió en llamas; a raíz de ello, las diversas razas del mundo Fa’Diel lucharon entre sí para obtener el poco poder restante del árbol. Eventualmente, el árbol murió, el mundo desapareció y algunas civilizaciones se convirtieron en artefactos. Es nuestro deber como héroes recolectar dichos artefactos y reconstruir el mundo para devolverlo a su pasada gloria.

Así empieza el juego. En la nada. En la decisión de elegir a un personaje femenino o masculino y colocar nuestra casa en algún lugar del vacío y vasto mundo. Desconcertante, sin duda. Apenas estaba comenzando el juego, acababa de pasar del menú de inicio y ya estaba desorientada. No había nada que me dijera qué estaba ocurriendo, si ese punto del mapa que había elegido era el adecuado o qué implicaciones tendría el punto donde fuera a colocar el buzón para mi casa.

No me quedó más remedio que avanzar así, a ciegas, confiando en mi intuición. El juego empezaría y eventualmente, ocurriría algo que desataría una gran cadena de acontecimientos, algo que me daría dirección y que me guiaría hacia un objetivo, ¿verdad?

La dificultad de caminar a ciegas

Desperté en mi cama y esperé el equivalente al “buenos días, Chrono”. No ocurrió nada. Salí de mi casa, di varias vueltas desmenuzando el escenario sin encontrar más que a un ser planta. Me entregó algo llamado artefacto que era un montón de bloquecitos de colores y me dijo algo a lo que le di poca importancia. Salí al mapa en busca de mi aventura y de nuevo el vacío, mi libertad reducida a elegir el artefacto y colocarlo en un punto del mapa para convertirlo en una pequeña villa.

Sin saberlo, ciega por la expectativa de que en algún momento encontraría a Luca y transportaría a Marle al pasado como pasaba en Chrono Trigger, yo ya había realizado 2 veces la acción base de lo que se iba a tratar toda la aventura: ya había despertado 2 ubicaciones de su letargo y, con ellas, a muchos personajes y seres con sus rutinas, sus sueños y sus ambiciones, vivos como si el tiempo jamás se hubiera detenido, como si ellos nunca hubieran dejado de existir.

Un nuevo génesis para el mundo
Un nuevo génesis para el mundo

Al principio estaba desconcertada y perdida. La música tan magistral me motivaba a progresar, pero los eventos tenían poco sentido y no encontraba manera de hacerlo. Me di un respiro antes de continuar.

Poco a poco, conforme fui dando vueltas sin rumbo, hablando y conociendo a los personajes, aceptando acompañar a unos o prestar mi espada a otros, conforme fui perdiendo el miedo a avanzar a ciegas y despertaba nuevas ubicaciones, comprendí la esencia del juego.

Cuando el vacío del mapa comenzó a dejar de ser un vacío y empezó a convertirse en un sitio familiar, un lugar que se sentía muy propio, supe que lo grande de la aventura estaba en la escala de lo micro, en las pequeñas quests que conforman al juego. Pensé en Majora’s Mask y sus historias, el arco del amor condenado de Kafei y Anju, o la tragedia Pamela y su padre maldecido en Ikana Canyon, momentos que resonaban más conmigo que la épica de salvar al mundo de la caída de la Luna.

Y ahí estaba yo, en Legend of Mana, en Fa’Diel, sumergiéndome en los arcos de diversos personajes con sus propios pasados y motivaciones. En la historia de los lugares que exploraba. También en un par de hilos centrales pero, principalmente, en esas pequeñas aventuras que conforman el cuadro más grande, la historia de un mundo que colapsó y que sólo existe porque somos capaces de volverlo a imaginar.

La magistral labor de restauración de M2

Tan pronto puse el juego apareció ante mis ojos el logo de M2, un estudio conocido por su trabajo en trasladar de manera magistral clásicos de otros tiempos. Cuando lo vi supe que este remaster sería algo especial y no estaba equivocada. Aunque la esencia de Legend of Mana sigue siendo la misma, la manita de gato que le dio el legendario estudio destaca. Todos los fondos están redibujados para adaptarse a la nueva resolución del juego, rebosan detalles, se trasladan de manera muy fiel y lucen espectaculares. Cada escenario, con su paleta de colores particular y los elementos que lo conforman, es un deleite para la pupila.

En lo que concierne a los personajes y otros elementos con los que se puede interactuar, M2 decidió mantener la estética clásica de pixel art. Los diseños y las animaciones lucen bastante bien, aunque, para mí, contrastaba un poco con lo fino de los fondos. De cualquier manera, eso no arruinó mi experiencia con el juego ni se sintió tan agresivo como que prendieran las luces en el teatro.

Los fondos redibujados recrean a la perfección los originales
Los fondos redibujados recrean a la perfección los originales

Otra cosa que agradecí es que el estudio no se limitó a hacer un remaster HD. M2 implementó algunas funciones de calidad de vida, como un guardado automático que funciona en paralelo a la opción de guardado normal, y la posibilidad de apagar los enfrentamientos random. Esto último lo agradezco bastante porque Legend of Mana es un juego para nada lineal y, en realidad, casi nunca queda claro qué es lo que hace falta hacer o a dónde se debe ir, por lo que uno acaba dando vueltas y vueltas por los escenarios. Poder apagar los enfrentamientos hace que la experiencia fluya mejor.

M2 también optó por incluir la opción de acceder al soundtrack entero desde el menú del juego, así como una galería de arte donde podemos apreciar las bellas ilustraciones que caracterizan a la serie Mana. El soundtrack es una versión remasterizada de los temas originales de la legendaria Yoko Shimomura, mejor conocida por su trabajo en Street Fighter II y la saga de Kingdom Hearts. Además, el estudio añadió el minijuego Ring Ring Land que antes sólo se podía jugar usando la memoria visual Pocket Station exclusiva de Japón.

¿Hay algo más que se puede esperar en este remaster?

Fuera de lo estético y los cambios que mencioné, el juego sigue siendo el mismo en esencia. Los jugadores pueden esperar una experiencia muy cercana a la que se pudo vivir en el primer PlayStation hace ya 22 años, pero con las opciones de calidad de vida que comenté en párrafos anteriores.

Para resumir cómo funciona Legend of Mana: el juego está estructurado en ubicaciones individuales que puedes explorar a solas o en compañía de un amigo. En estas ubicaciones encontrarás NPC que iniciarán diversas quests. Completarlas no toma más de 10 o 15 minutos si sabes lo que haces, algo que por lo general no ocurre sin mirar una guía. Los combates son en tiempo real y no hay mucha profundidad en el sistema de batallas. Las quests pueden consistir en derrotar a algún jefe, resolver algún puzzle o sólo explorar un área. No importa en qué orden las completes, después de acabarlas obtendrás 1 o 2 artefactos que te servirán para seguir construyendo el mapa y avanzar en el juego.

En conclusión

Legend of Mana es una experiencia muy peculiar y no hay muchos juegos de su estilo. Puedo entender por qué en su momento fue un título divisivo. Aunque la curva de aprendizaje no es muy agresiva, el inicio de la aventura puede resultar desconcertante y confusa. Es un juego que prácticamente no te da pistas de lo que debes hacer y que, constantemente, te hace preguntarte si no estás metiendo la pata. Esto, sumado a que el título está basado en activar y resolver quests, hace que el juego sea un laberinto y que la experiencia como un conjunto se sienta algo obtusa.

A pesar de lo anterior, el juego comienza a fluir mejor cuando, después de 2 o 3 quests, lo empiezas a jugar como rutina: usar un artefacto para hacer que aparezca una ubicación, ir a tal o cual lugar, buscar un NPC para activar una quest, resolverle la vida de acuerdo con lo que te pida, obtener un artefacto nuevo y empezar otra vez. La estructura es cómoda porque te permite jugar en sesiones bien delimitadas.

Cada quest es una pequeña historia
Cada quest es una pequeña historia

A diferencia de las quests en otros juegos que pueden llegar a ser mandados monótonos, cada una de las que compone a Legend of Mana es una pequeña historia, un arco que te enseña un poco más de quién es cada personaje, qué es lo que buscan y cuál es su lugar en el mundo. Esto último le da a Legend of Mana un sentido único. Todo, sumado al trabajo de M2, el bello arte y la atmósfera que el magistral soundtrack le brinda al juego, hace de Legend of Mana una experiencia única que vale la pena probar y que, para bien o para mal, se volverá memorable para todos los jugadores.

Casi todos los personajes tienen su historia
Casi todos los personajes tienen su historia

¿Vale la pena Legend of Mana? Esta es una respuesta que varía dependiendo de lo que busque cada jugador. Si quieres probar algo distinto y degustarlo acompañado del gran trabajo que realizó M2, definitivamente este es un platillo para ti. Si, por otra parte, buscas una aventura más “convencional” es mejor que dejes al mundo de Fa’Diel permanecer en su letargo.

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