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En los últimos años, los JRPG han tomado un segundo aire y muchas franquicias se levantaron de un letargo que parecía eterno. Ya pudimos jugar Valkyrie Elysium, que decidió darle la vuelta a su origen para convertirse en un juego más dinámico a costa de su legado, y ahora toca el turno a Star Ocean: Divine Force, otro título distribuido por Square Enix que busca complacer a los fans de los juegos de rol en su estado más puro. Debo decir que eso es justo lo que podemos esperar: un clavado a la época dorada de los RPG que se queda ahí, en el pasado.
Si eres nuevo con esta franquicia te diremos que el detonante y la historia en general parte de los viajes espaciales en un mundo de ciencia ficción. Star Ocean: Divine Force sigue ese camino y nos pone en el rol de 2 héroes que podemos elegir para iniciar la historia. Raymond Lawrence, un mercader espacial que perdió a sus compañeros y prefiere ser llamado Ray, y Laeticia Aucerius, una princesa guerrera que busca a un mago poderoso. Estos personajes con nombres extraños y difíciles de pronunciar se encontrarán después de que la nave de Ray pierda el control y se impacte en el planeta Aster IV. A partir de ese momento los personajes tratarán de cumplir su objetivo en una historia llena de conflictos que se vuelve más o menos interesante mientras sigues jugando. Debemos agregar que el humor y las interacciones entre personajes salvan un poco el argumento del juego.
Que un RPG no te atrape por su historia es algo malo, pero en el caso de Star Ocean: Divine Force no es del todo culpa del guion, hay otros factores involucrados. Lo más importante es la dirección de arte y los modelos de los personajes. La mayoría lucen como los de juegos que hacía Square Enix hace más de 15 años, y me refiero a algo más allá de los peinados alborotados. Aunque son atractivos a primera vista, cuando los personajes tratan de gesticular o demostrar alguna sensación parecen muñecos de porcelana intentando sentir algo. Quiero aclarar que mi problema no es con la parte estética, es con el hecho de que la falta de expresividad impide tener empatía con los héroes, sobre todo en un juego donde los diálogos en cortes cinemáticos son constantes.
Por si esto fuera poco, para enterarnos de todo lo ocurrido habrá que jugar como Ray y como Laeticia, ya que a pesar de que sus historias están conectadas, al inicio del juego escogeremos a uno para separar caminos en algún punto del juego. La intención es que vivas de cerca cada lado de la historia y, si quieres enterarte de todo, habrá que jugarlo una vez más con el otro personaje. Algo que seguro no muchos están dispuestos a aguantar. El juego tiene la opción de elegir idioma japonés o inglés con subtítulos, pero no incluye español.
Ahora vamos con lo que mantiene a flote a Star Ocean: Divine Force: el sistema de batalla. Si es tu primera vez con la franquicia, podemos describirlo como un RPG de acción. Es decir, puedes moverte libremente, encontrar los enemigos de frente y atacarlos mientras te sea posible. La única regla es tener puntos de acción para seguir luchando sin parar. Jugar Star Ocean: Divine Force peca de sencillo: sólo tendrás que presionar botones sin descanso para usar todo tu arsenal. Podrás cambiar de personaje cuando quieras pero esto no cambia la fórmula. Basta con machacar botones para terminar con las hordas de enemigos. La otra opción es esquivar, y si lo haces correctamente ganarás algunas ventajas y tus puntos se restablecerán.
Algo a tomar en cuenta es que no podrás hacer combos como en un hack and slash, en Star Ocean: Divine Force debes elegir el orden de tus cadenas previamente. Así asignas diferentes ataques como tú quieras, y no se limita a acciones que generen daño. Por ejemplo, Nina, un personaje de soporte que puede curar o poner ventajas en sus compañeros. Si tú quieres puedes armas un combo donde un ataque designado sea alguna de estas habilidades. Es decir, no hay un menú extra con más habilidades o una lista enorme de donde elegir, lo que asignas es lo que tienes. Para armar el arsenal de los personajes dispondremos de un mapa de habilidades por personaje. Aquí no hay novedades, sigues un camino y vas desbloqueando mejoras de estadísticas o nuevos ataques. Una vez disponibles, hay que equiparlos para usarlos.
Finalmente está el sistema introducido en esta nueva entrega, D.U.M.A. Este dispositivo robótico similar a un dron con brazos, nos permitirá volar e impactarnos con los enemigos. Su función no es tan importante como parece; de hecho, se queda como una opción más dentro de nuestros ataques que varía un poco según el guerrero que usemos. Más adelante tendrá cualidades defensivas, lo que le dará más valor en batalla.
En general tendrás poco por qué preocuparte, la dificultad media no representa un reto. Las batallas se pasarán como agua, todo ocurre muy rápido y solo te verás en problema si te enfrentas a enemigos grandes sin ir bien preparado. La cosa cambia cuando te enfrentas con jefes, cada enemigo tiene patrones y ataques poderosos que pueden ponerte en aprietos pero que puedes superar después de algunas muertes. Si las cosas se ponen muy complicadas siempre podrás cambiar de dificultad.
Otros aspecto que deja un sabor agridulce es la exploración; no me parece un desperdicio, pero puede ser mejor. Es agradable moverse a toda velocidad por los escenarios mientras buscamos ítems y nos topamos enemigos. De hecho los espacios tienen buenas proporciones y con cierto grado de verticalidad. Esto se logra gracias a D.U.M.A., que permite a nuestros personajes impulsarse libremente por el aire. De esta forma podremos llegar lugares altos sin necesidad de escalar u otro tipo de habilidad. Esta acción me pareció muy cómoda de usar fuera de batalla, ya incluso nos permite planear por los aires y es fácil calcular la distancia de cada impulso. Por momentos me perdí paseando en busca de ítems o puntos D.U.M.A., necesarios para mejorar algunas habilidades pasivas del robot. El problema es que este incentivo no es tan grande y después de un rato decidí seguir mi camino para continuar con la historia. Afortunadamente, en todo momento se indica el camino a seguir, así que será imposible que te pierdas.
Hablar del apartado técnico es complicado, sobre todo porque se nota el esfuerzo de la desarrolladora tri-Ace por entregar un juego de calidad. Me refiero a que Star Ocean: Divine Force es bonito, pero la elección de colores y ambientes llega a pesar después de un tiempo de avanzar sin parar. Por otro lado los personajes tienen un buen diseño pero todo cambia al verlos hablar. Si algo vale la pena resaltar es el trabajo de texturas y partículas que lucen bien en algunos momentos como las batallas con los jefes. En cuanto el apartado sonoro aunque es adecuado para un mundo fantástico con elementos de ciencia ficción, no hay algún tema que me haya sorprendido.
En cuanto al rendimiento, para esta reseña jugué la versión de PlayStation 4 y la experiencia fue agradable. Star Ocean: Divine Force tiene 2 modos: uno con prioridad en los cuadros de animación y otro en la calidad gráfica. Desde el principio opté por priorizar la fluidez de la imagen y en general noté un buen rendimiento con bajones de calidad ocasionales. En el modo de calidad gráfica no hubo un gran cambio, fue apenas perceptible, aunque con el movimiento de cámara la pantalla bajó la velocidad en cada cambio de dirección.
Star Ocean: Divine Force es como probar un gran juego de rol de hace 15 años ajustado a los estándares de hoy en día y las bondades de esta generación. Aunque la franquicia sigue en la parte oscura lejos de la fama de grandes representantes del género, es un buen esfuerzo por mantener la franquicia con vida. Star Ocean: Divine Force es juego que te mantendrá ocupado por horas y un buen primer paso para sumergirte en los JRPG.
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