{"src_avatar":"https:\/\/cl2.buscafs.com\/www.levelup.com\/public\/uploads\/images\/611745_64x64.jpg","nickname":"Fer_Sparda","user_name":"Fernando Salinas","user_link":"\/usuario\/Fer_Sparda","posts":56,"theme":"white","cover":false,"status":true} por
{"src_avatar":"https:\/\/cl2.buscafs.com\/www.levelup.com\/public\/uploads\/images\/611745_64x64.jpg","nickname":"Fer_Sparda","user_name":"Fernando Salinas","user_link":"\/usuario\/Fer_Sparda","posts":56,"theme":"white","cover":false,"status":true}
Konami tiene años de experiencia en el mercado de juegos de ritmo y ha logrado colocarse como uno de los principales exponentes del género. Su amplio catálogo se expandió tanto, que creó Bemani, su propia división dedicada a la música. Grandes franquicias como Beatmania, Guitar Freaks y, por supuesto, Dance Dance Revolution fueron los reyes de los locales de arcades y algunos hogares en su versión casera.
Aunque los tiempos cambiaron y la oferta de juegos de ritmo es cada vez menor, Konami decidió traerlos de vuelta con una nueva propuesta. Super Crazy Rhythm Castle es una apuesta que retoma la música como eje principal e intenta ir más allá del modo arcade tradicional. El resultado es un juego con una historia que trata de hacernos reír sin parar y cambiar la fórmula con elementos extra mientras seguimos las notas. ¿Funciona? Te lo cuento en este análisis.
Super Crazy Rhythm Castle explota la palabra "locura" al máximo. Esto le da libertad para crear mundos sin sentido, y lo mismo ocurre con la historia. Nuestro objetivo es derrocar al rey Ferdinand I, quien ostenta la corona y el trono en un castillo. Para lograr apropiarnos del puesto, tendremos que cumplir pruebas mientras exploramos el lugar para que al final podamos enfrentar al rey. Cada espacio está lleno de niveles en los que podremos entrar libremente. El formato es similar al de un juego de plataformas o aventura donde controlamos a un personaje y cumplimos misiones. Lo más importante es tener sentido del ritmo y buenos reflejos para seguir las notas en pantalla; de hecho, el sistema es prácticamente idéntico a Guitar Hero.
Hay 2 opciones de dificultad: estándar, donde tenemos 4 notas, y la siguiente, donde tenemos 5. En el modo normal las cosas son muy sencillas, así que decidí aumentar el nivel y la experiencia mejoró; que las canciones se volvieron más retadoras y todo parecía muy normal. Lo interesante empezó a ocurrir cuando se agregaron nuevas mecánicas que intervinieron en las canciones.
Divertido pero confuso
La magia de Super Crazy Rhythm Castle es que ocurren muchas cosas inesperadas. Por ejemplo, mientras juegas una canción aparecerá oro y tendrás que recolectarlo para llenar un medidor y pasar de nivel. Para lograrlo tendrás que intercambiar lugar con un pequeño perro y así cumplir una función por turnos. En otros casos, habrá una especie de plantas que te paralizan cuando te tocan, lo que provocará que falles algunas notas y que se arruine tu sesión musical. Para evitar esa situación tendrás que dejar de tocar y atacarlas con un pesticida que las elimina. Otro ejemplo es un concierto en el que los asistentes son hombres hechos de carne cruda y el cantante en escena es un chile malvado que roba los aplausos a uno de tus aliados.
Estos cambios funcionan la mayoría del tiempo, pero por momentos se vuelven insoportables. El problema es que de un nivel a otro el sistema de juego cambia por completo y, en muchos casos, tendrás que adivinar qué debes hacer. Es como si el juego diera por sentado que no necesitas explicaciones aunque todo sea muy confuso. Por ejemplo, en un nivel aparecieron unos seres que comienzan a gritar después de un tiempo. Para calmarlos tuve que recolectar unos ítems que aparecen al azar; al mismo tiempo, debía ir por agua para enfriar un sistema que se calienta y también superar la canción. Si ignoras a los personajes gritones se crea un hoyo negro que absorbe todo a su paso y es necesario repetir el nivel. Situaciones como esta hay muchas, y en algunos casos tendrás que improvisar porque resulta muy confuso saber qué hacer; esto me pareció muy molesto y tuve ganas de abandonar el juego más de una vez.
Pero no todo es malo; hay niveles que me parecieron menos invasivos. En ellos, la pantalla gira o el tablero tiene formas extrañas que afectan la percepción de las notas y complica las cosas, pero permiten concentrarse en la canción. El cambio de dinámicas en cada nivel funciona, pero en algunos casos los hay demasiados elementos externos y dejan en segundo plano a las canciones. Es claro que Super Crazy Rhythm Castle busca hacer las cosas diferentes, el problema es que descuida factores importantes, como la interfaz o los medidores enfocados en el juego de ritmo.
La sensación de que la música queda en segundo plano continúa cuando te das cuenta de que podrás acceder a las canciones después de desbloquearlas en la historia principal. Puedes entrar en cada canción y jugarla en una especie de modo arcade. También hay bonus que valen mucho la pena, como un remix de Vampire Killer de Castlevania, que podrás jugar en el modo cochera. En este espacio verás un pequeño televisor donde salen imágenes de Simon Belmont y las luces reaccionan a la música. Aunque estas sesiones de juego son breves, son muy satisfactorias y sorprende que se haya manejado como un bonus en lugar de como el juego principal.
Para avanzar en el modo historia es necesario superar los niveles con el mayor puntaje posible, y así conseguir entre 1 y 3 estrellas. Estas estrellas son la llave a mundos nuevos, pero hay que darlo todo para obtener todas las recompensas. Algunas veces es más complicado de lo que parece y hay que repetir todo varias veces hasta obtener el mejor resultado. En otros casos es necesario obtener algunos ítems o llaves especiales para seguir avanzando, porque la intención es que se sienta como un juego de aventura.
Juega con tus amigos
Lo más sobresaliente de Super Crazy Rhythm Castle es que está diseñado para jugar con amigos. Puedes terminar el modo historia solo o acompañado. Es aquí donde el juego parece mejor, porque la experiencia cooperativa, aunque es más caótica, simplifica las cosas debido a que cada jugador puede enfocarse en un objetivo. También existen otros modos de competencia que tratan de darle la vuelta al sistema clásico con minijuegos. Este último modo es divertido, pero se siente improvisado porque hay pocas opciones e incentivos para jugar por mucho tiempo.
Ahora vamos con el apartado visual, que, para decirlo rápido, tiene muchas fallas. Es cierto que Super Crazy Rhythm Castle es muy colorido y está lleno de situaciones locas porque la idea es transmitir la sensación de caos. El problema es que todo se ve muy genérico, como si se tratara de un juego diseñado en Flash. Los personajes son planos y sin carisma, como si entraras a crear un avatar y eligieras una opción al azar. Esta línea de diseño se mantiene de principio a fin; incluso los tableros donde aparecen las notas musicales pecan de simples. Todo luce muy sencillo y descuidado, y da la sensación de que se trata de un juego de hace 2 generaciones. En ocasiones me costó distinguir la forma de los enemigos porque sus diseños son muy extraños y el ángulo de la cámara no ayuda. El juego está orientado a la música y el ritmo, pero al tratar de incluir elementos de otros géneros los problemas no pueden ignorarse.
Al hablar del audio, la situación mejora; algo positivo porque, finalmente, se trata de un juego musical. Sin embargo, no sabía qué esperar, porque no se enfoca en presumir licencias o canciones conocidas. Y es justamente eso lo que hay: pistas musicales que funcionan bien, pero que nunca has escuchado. Hay temas de rock, punk, hip hop y jpop diseñados para quedarse en tu mente; es muy probable que encuentres alguna que te guste. La selección es bastante buena porque incluye un poco de todo y se integran bien a las notas en los tableros.
Todo un caos
Super Crazy Rhythm Castle se siente como un producto original con problemas de desarrollo o falta de tiempo. La idea de proponer algo distinto a los juegos de ritmo tradicionales es bien recibida, pero no funciona del todo, sobre todo en la variedad de reglas a lo largo del modo principal, donde es difícil descifrar el objetivo de cada nivel. Esto entorpece la experiencia, si buscas un juego de ritmo tradicional. Por otro lado, su naturaleza caótica lo convierte en una especie de party game que funciona si invitas algunos amigos a divertirse un rato.
Editorial: Gaming / Facebook / Twitter / YouTube / Instagram / Noticias / Discord /Telegram / Google News
Comentarios
Facebook
Tarreo
Mejores
Nuevos