A pesar de que eventos como el Summer Game Fest y The Game Awards muestran decenas o hasta cientos de juegos, normalmente hay un par que destacan. En el verano de 2022, uno de los más llamativos para nosotros fue The Plucky Squire, gracias a su arte precioso y también a su innovadora idea de combinar jugabilidad 2D y 3D. Por fin llegó la fecha de su lanzamiento, y podemos decir que la espera valió cada maldito segundo.

The Plucky Squire es todo lo que un videojuego debería ser: desborda carisma y personalidad, se nota a kilómetros que fue hecho con amor, constantemente arroja ideas y mecánicas frescas y emocionantes y sus personajes y la historia le hablan directamente al jugador. De inicio a fin nos tuvo con una sonrisa de oreja a oreja, y es uno de esos títulos que nos recordaron por qué amamos los videojuegos y lo hermoso que es este entretenimiento.

¡Las aventuras del Escudero Valiente!

Nuestra historia comienza en Moyo, hogar de Jota, al que se conoce como el Escudero Valiente. Es un guerrero muy respetado y venerado que ha salvado al reino en múltiples ocasiones del malvado Gruñonzón, y cada una de sus proezas quedan plasmadas en libros y cuentos que él mismo escribe, por lo que es mitad espadachín y mitad autor. Esto es lo que se relata dentro de este mundo, pero en la vida real, “El Escudero Valiente" es una serie de novelas juveniles que son mundialmente conocidas y queridas.

Sam es un niño que adora estas historias, tiene todos los libros y mercancía relacionada con las aventuras de Jota. La admiración y el amor de este chico por el guerrero le hacen querer ser escritor cuando sea mayor, y está destinado a crear su propia serie de cuentos que logren el mismo éxito que los de El Escudero Valiente.

Al inicio del juego, se nos presenta una simple misión en donde debemos detener un plan aparentemente inofensivo de Gruñonzón, y también nos muestran un poco sobre la vida de cada personaje dentro de Moyo. Rápidamente descubrimos que el malvado hechicero por fin se dio cuenta de que todo es parte de una historia predestinada, por lo que consigue un poder mágico que le otorga la delantera y amenaza con tomar la capital del reino para volverse el nuevo gobernante.

Cuando Jota y sus compañeros se dan cuenta, van a su fortaleza para encararlo, pero Gruñonzón les da una probada de su nuevo poder, y expulsa a nuestro héroe del cuento, y ahí es donde se nos revela que fuera de Moyo hay un mundo diferente. Aquí obtenemos los Guanteletes Pasapáginas, que nos permiten regresar al libro y también controlar la historia desde el exterior.

El malvado hechicero escapa después de este enfrentamiento, y nuestra misión es detenerlo para evitar que tome control de Moyo. Lo realmente tenebroso de que esto suceda es que, si Gruñonzón se vuelve el mero mero y derrota a Jota, la historia de la saga de El Escudero Valiente cambiará por completo, y esto haría que Sam pierda el interés en ella y en perseguir su sueño de ser escritor, así que hay 2 motivantes para vencerlo.

Hay varias cosas fascinantes de la premisa del juego; la que más nos gustó fue ver cómo los personajes descubren que son parte de un cuento, pues por un momento, tienen una pequeña crisis de identidad y existencial, porque todo lo que conocen lo escribió un ser fuera de su plano. Otra es que los devs encontraron la razón perfecta para explicar que Jota constantemente entre y salga del libro y el cuarto de Sam. Todo esto hace que las motivaciones de los personajes y los sucesos se sientan naturales.

El mundo es de la gente que lo habita

Algo que adorna a la perfección la narrativa son los personajes. Dentro de los aliados de Jota están el mago Barbaluna y su asistente Pip y Violeta y Crash, que son sus amigos de la infancia. Gruñonzón, el villano, es un antagonista bastante memorable y con mucha personalidad. La mayoría de estos personajes tienen un desarrollo bastante notable, y nos encantó que cada uno recibiera suficiente tiempo para que pudiéramos encariñarnos con ellos. Muchos de ellos se sienten sacados de entregas como Earthbound, pero con su propio toque personal.

Lo que nos fascinó es Moyo y sus diferentes poblados. A lo largo de los 9 capítulos de The Plucky Squire visitamos varias locaciones, y cada una destaca tanto por su estética como por sus personajes. La que más nos gustó fue Artia, que está inspirada en varias disciplinas artísticas y en los pintores más reconocidos de la historia. Por lo mismo, las casas están hechas de pinceles, lienzos y más instrumentos de arte, y en la ciudad encontramos varios NPC que son guiños a Andy Warhol, Salvador Dalí, Frida Kahlo, Banksy y muchos más.

Otra zona que nos encantó fue el Monte Trarrg, donde nació Crash. Esta región está habitada por trolls amantes del género musical metal, y curiosamente el recurso por excelencia es el metal. El diseño del área es fascinante, pues todo está relacionado con rock y música; incluso las copas de los árboles tienen la forma de una manita rockera. Este tipo de detalles demuestran lo creativa que es la gente de All Possible Futures y que pusieron atención y amor en cada elemento.

Cada zona dentro de Moyo está repleta de personalidad y sobresale muchísimo, pero incluso la creatividad y el ingenio sale de este mundo. Lo que hay fuera del libro de El Escudero Valiente igualmente es magnífico; en cada capítulo de la historia la recámara de Sam también se modifica. Esto hace que recorramos una zona espacial, otra inspirada en la prehistoria, otra en una base militar, etcétera. Cada área, tanto en el cuento como en la vida real, es sumamente épica y sorprendente.

El único problema es que la exploración en Moyo no se explota del todo. The Plucky Squire es un poco lineal; siempre nos dice qué debemos hacer y con caminar hacia el lado derecho o hacia arriba es casi seguro que progresaremos. De vez en cuando arroja habitaciones secretas o caminos que nos pueden desviar para ver algo que sin ayuda de nuestra curiosidad hubiéramos omitido, pero sucede muy pocas veces, y sentimos que desaprovechan las regiones tan preciosas y creativas que moldearon.

Eso no significa que no haya coleccionables. En The Plucky Squire, el objeto más atractivo son los pergaminos de arte, que nos permiten ver bocetos e ideas que el equipo de All Possible Futures tuvo en mente durante el desarrollo. Estos van más allá de los modelos de los personajes y de las zonas, incluyen explicaciones de lo que es y la razón por la que el concepto se usó al final o de plano descartaron.

Esto nos pareció magnífico, porque si de por sí amamos cuando algún juego incluye un museo en donde podemos deleitarnos con su arte, aquí vemos el diseño de algún personaje o región que eventualmente cambió. Es como ver un detrás de escenas, y que venga acompañado con comentarios de los desarrolladores nos hizo sentir como si estuviéramos en su estudio y nos explicaran un poco sobre su proceso de creación.

Por esta misma razón, buscamos en todos lados los pergaminos, porque genuinamente queríamos saber sobre el desarrollo de The Plucky Squire y lo que cambió durante su creación. Afortunadamente, el título nos permite rejugar cada capítulo que hayamos pasado sin necesidad de terminar la aventura, así que en caso de que nos haya faltado encontrar alguno de estos coleccionables, es posible intentar hallarlo, y esto se agradece mucho.

Salta de un mundo a otro

Uno de los puntos de venta principales de The Plucky Squire es la posibilidad de salir del libro de cuentos al mundo real y combinar la jugabilidad de un mundo 2D y uno 3D. La idea suena brillante, ¿pero qué tal se ejecuta? En pocas palabras: de manera excepcional. Cada parte es tan fantástica que genuinamente no sabemos cuál preferimos; por momentos pensábamos que nos gustaba más estar dentro de Moyo, pero al recorrer el cuarto de Sam, cambiábamos de opinión.

Dentro del libro, la jugabilidad es similar a la de un Zelda clásico: nos movemos en todas direcciones con la cámara viéndonos desde arriba y podemos pelear contra enemigos, explorar la zona y resolver acertijos. El combate es sencillo, pero hace lo suficiente para ser entretenido; comenzamos con un ataque normal, pero conforme avanzamos, es posible comprar más habilidades, como arrojar nuestra espada como si fuera un boomerang, girar cual torbellino para dañar a varios rivales y saltar y encajar nuestra arma en el suelo, lo que genera una onda que golpea a los enemigos.

Repetimos: el combate es poco profundo, pero estos 3 ataques son suficientes para que en las 11 horas que jugamos The Plucky Squire nos mantuviéramos entretenidos y generáramos algunos combos atractivos. Nos hubiera encantado que se agregaran 1 o 2 movimientos extra, pero tampoco vemos con malos ojos lo que se incluyó.

Las peleas contra los jefes son muy diferentes a las de los Zeldas y, en general, al combate común. Todos estos enfrentamientos se convierten en minijuegos que varían muchísimo. Por ejemplo, el primer boss es una pelea estilo Punch Out!!; hay uno que es un juego rítmico en donde debemos regresar los objetos que nos avientan; otro que es una pelea por turnos al estilo de los JRPG y hay muchos más. Tampoco diremos más para no arruinarles las sorpresas, pero son demasiados y cada uno es fascinante.

Lo que también brilla en Moyo son los acertijos. Al estar dentro de un libro, de vez en cuando encontramos oraciones escritas en el suelo, y es posible intercambiar palabras para transformar al mundo. Por ejemplo, si dice “Un muro cerrado”, significa que el vocablo “abierto” está escondido en alguna parte, y al agregarlo a la frase anterior, voilá, abrimos el camino. Nosotros usamos un ejemplo sencillo porque no queremos spoilear, pero todo lo que se puede hacer con esta mecánica es extraordinario.

Los acertijos son sencillos; lo complicado es encontrar alguna palabra o llegar a ella, pero una vez que la hallamos, es muy fácil darse cuenta de lo que tenemos que hacer. Esa es una de las pocas quejas que tenemos del juego: es demasiado fácil, incluso en el modo aventura. Está el modo historia que reduce el reto e igual presenta varias opciones de accesibilidad, pero creemos que hasta los gamers más novatos podrán pasar la aventura sin ellas.

Eso no cambia el hecho de que los acertijos y la mayoría de las mecánicas son sorprendentes y genuinamente nos hicieron decir en voz alta “¡Wow!”, y por eso pasamos el hecho de que sean fáciles. En este caso, la diversión es mucho más importante. Hubieran visto nuestra cara cuando recorrimos el cuarto de Sam por primera vez, fue asombroso. En varias zonas de Moyo, hay unos portales que nos llevan al mundo real, y es muy sencillo cruzarlos.

Una vez que estamos fuera, podemos controlar el libro para inclinarlo y mover cubos, explotar algún pilar o detener unas cuchillas en movimiento con ayuda de nuestros Guanteletes Pasapáginas y unos sellos mágicos. Igualmente, podemos cambiar de hoja para regresar por algún objeto que se nos haya olvidado, lo que hace el backtracking mucho más sencillo y hasta divertido.

Pero la atracción principal de salir de Moyo es recorrer profundamente la habitación de Sam. Aquí es donde la exploración brilla mucho más, pues el mundo real es mucho más amplio y tiene más secretos por descubrir. Además, siempre hay algo que cambia por completo la manera en la que jugamos; por ejemplo, al inicio se nos despoja de nuestra espada, por lo que para avanzar debemos utilizar sigilo; y cuando visitamos la zona espacial, tenemos un jetpack que nos ayuda a volar y alcanzar plataformas muy altas.

Dentro de la habitación del pequeño Sam es posible entrar en algunas secciones bidimensionales para progresar, y cada transición es tan suave como la mantequilla. Entonces, The Plucky Squire es una aventura que jamás se detiene en cuanto a ideas nuevas y seductoras, por lo que el ritmo es perfecto. Nunca llegamos a un punto en donde nos aburrimos o sentimos que el juego se había vuelto monótono o repetitivo; al contrario, nuestro tiempo se fue en un abrir y cerrar de ojos.

Veredicto

En una industria repleta de juegos como servicio repetitivos y entregas que nos tratan como consumidores y no como personas, The Plucky Squire llega para recordarnos que lo que hace a un videojuego atractivo es la combinación de ideas inteligentes, mecánicas innovadoras, mundos llenos de creatividad, personajes con muchísima presencia y una historia simple pero cautivadora. De inicio a fin, es un juego que busca llegar a nuestro corazón y lo consigue gracias a su encanto.

Cualquier persona notará que es una entrega hecha con muchísimo cariño y amor, y desde el detalle más pequeño hasta el más obvio, pudimos sentir que los desarrolladores quisieron dejar su toque personal y demostrar que aman tanto los videojuegos como nosotros. The Plucky Squire es un listado de todo lo maravilloso que un título debe tener y esperamos que sirva de ejemplo para otras compañías.

Sus únicos defectos son su corta duración, la baja dificultad y que algunas ideas no se explotaron del todo, pero fuera de eso, es un juego brillante, sensacional y asombroso. Tiene todo el potencial para convertirse en una franquicia gigante y que su nombre esté a la altura de otros grandes independientes como Hollow Knight, Hades, Undertale, Shovel Knight y más. Esperemos que así sea, porque The Plucky Squire merece que le regresemos todo el amor que nos da en su aventura.

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