Presentado en septiembre como uno de los ases bajo la manga del Wii U, Call of Duty: Black Ops II es un extraordinario título de disparos en primera persona que llevará a los fans de Nintendo a nuevos horizontes de acción y competitividad en línea. Por otro lado, Treyarch pudo haber sacado más provecho de las capacidades del dispositivo, concretamente en el caso de su pantalla alterna, sin mencionar que hay errores de desempeño que son ligeramente más notorios que en otros sistemas.

Pero primero lo primero. Call of Duty: Black Ops II se divide en 3 modalidades de juego distintas y robustas que mantendrán a todo seguidor del género FPS pegado a su pantalla por semanas.

De entrada, está la campaña que relata la historia de Alex Mason, su hijo, David Mason y Frank Woods, quienes a lo largo de casi medio siglo van a la caza de un astuto terrorista llamado Raúl Menéndez. Hablamos de alrededor 8 horas de misiones en solitario ramificadas en 2 arcos cronológicos que atraviesan múltiples latitudes que van de Afganistán en los años 80, a Panamá, la India, Los Ángeles –ya en el año 2025– y hasta un lujoso resort futurista situado sobre una isla.

La escala de la aventura es majestuosa; el tono, maduro y la intensidad, imparable, sin olvidarnos del hecho de que hay momentos en los que el jugador puede tomar decisiones que alteran el desarrollo de los hechos, así como el desenlace.

En cuanto a jugabilidad, el GamePad será un territorio extraño y desconocido para los fanáticos del FPS, pues el dispositivo es cómodo, ligero y tiene 2 sticks igual que cualquier otro, la diferencia es que están muy separados entre sí, y siendo honestos, no resultan ideales para un exponente de este género.

En el modo solitario, el GamePad sólo sirve para recordarnos los objetivos, aunque también es posible ver el juego directamente en la pantalla secundaria si alguien está ocupando el televisor para ver una película o series, por citar un ejemplo.

Con la introducción este año de las Strike Force Missions, nuestras expectativas con el GamePad eran altas, pero Treyarch no fue capaz de darle un rol más importante al periférico y a sus capacidades táctiles en este apartado. Nos hubiera gustado que para esas misiones pudiéramos mover a nuestras tropas y drones con los dedos sobre la pantalla, agilizando así las cosas, sin embargo esto es imposible, lo que nos deja con el mismo esquema de controles poco intuitivo que vimos en otras plataformas.

También hay varias secuencias donde el juego nos pone en control ya sea de un misil teledirigido, del puesto de artillero en un jet, de un helicóptero, o de Alex Mason mientras planea en su wingsuit o cae en paracaídas. Estos momentos pudieron vivirse de un modo creativo con el GamePad, pero otra vez nos quedamos con la opción o de ver los objetivos o trasladar la imagen del televisor al control tipo tablet y punto.

De ahí nos vamos al multiplayer, donde Treyarch sí se puso un poco más las pilas y nos permitió seleccionar entre clases directamente sobre el GamePad e incluso activar nuestros Scorestreaks con sólo tocar la pantalla. Otra cosa para la que sirve el periférico es para ver el mapa más grande, pero francamente esto sólo es un distractor.

Una ventaja destacada de jugar el multiplayer de Call of Duty: Black Ops II en Wii U es cuando hay un invitado, pues en vez de tener que dividir la pantalla, uno puede disfrutarlo en el televisor y otro en el GamePad.