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Luego de un ciclo de desarrollo por demás accidentado uno de esos a los cuales Ubisoft ya nos tiene acostumbrados, finalmente llega a nuestras consolas la aventura distópica I Am Alive; el producto de cuatro tortuosos años de parches y reinvenciones que se escurrió de los aparadores al ámbito de la descarga digital y de inmediato deja entrever cuáles fueron las razones que condujeron a dicha degradación, por llamarle de alguna manera. No se me malentienda, I Am Alive es un juego entretenido pero que definitivamente pudo aspirar a mucho más.
Como ya se sabe gracias a los cuantiosos trailers difundidos de cara a su lanzamiento, el título tiene por contexto los derruidos escombros de Haventon, una ciudad afectada por lo que se insinúa fue una catástrofe de proporciones bíblicas que destruyó al mundo entero, devolviendo a la sociedad a su estado más elemental: el principio de la supervivencia del más fuerte. Es así como inmediatamente nos metemos en los zapatos de un protagonista sin nombre quien por una razón se encontraba lejos de su familia cuando ocurrió el desastre y ahora está empecinado en encontrarlos, meta que lo llevará a recorrer la urbe de arriba a abajo y conocer a un buen número de personajes incidentales en el camino.
Ahora bien, antes que cualquier cosa y por más convincentes que los recursos mercadológicos que le antecedieron lo hayan hecho parecer, I Am Alive sólo usa el recurso postapocalíptico como pretexto para lo que en realidad es un juego de escalada citadina, aderezado con confrontaciones con el clásico sobreviviente (s) hostil, para efectos de acción. Difícilmente podemos hablar de auténtica exploración o desarrollo de una narrativa trascendente, y es que pareciera que Ubisoft Shanghái hizo todo lo posible por diluir cualquier dejo de relevancia argumental, en aras de un enfoque muy directo, pero también algo superficial y que a menudo antepone una noción malentendida del desafío a la diversión.
Para muestra de lo anterior, basta decir que todo, absolutamente todo en I Am Alive, es escaso. Tratándose de recursos, una disponibilidad limitada pasa por realista e inyecta estrategia, pero cuando también se restringe el número de vidas, la experiencia termina enfocada en alimentar la preocupación del jugador por no morir, en vez de invitarlo a conocer más del contexto, la atmósfera y los personajes que habitan el mundo creado. Es decir, estamos de acuerdo con que el juego acabó en la categoría de Arcade, pero no era necesario implementar recursos imprácticos sólo por ajustarse a un molde, menos todavía cuando los puntos de control están tan distanciados entre sí, lo que supone repetir episodios completos si se corre con la mala suerte de morir en exceso. Un ejemplo más de decisiones de diseño forzadas es la capa de polvo que cubre ciertas calles la ciudad e impide pasar mucho tiempo sin necesidad de escalar a zonas altas. Entendemos por qué pusieron este elemento, pero bastaba con situar los objetivos en las azoteas, en vez de nuevamente introducir un recurso coercitivo, incómodo y que entra con calzador.
En su defensa, I Am Alive tiene un esquema de control funcional y accesible, así como también enfrentamientos tácticos con pandillas, que realmente obligan a pensar antes de actuar, ya que la mayoría de las veces se tiene sólo con un par de balas o flechas, y tres, cuatro o hasta cinco enemigos con quienes pelear. Cuando se presenta este escenario, se deben priorizar las amenazas; quizá sorprender al primer rival que se aproxime, disparar al segundo y amedrentar al resto con el arma descargada hasta que se rindan o queden tan cerca de un precipicio o fogata, como para arrojarlos con un empujón. Es una verdadera lástima que dichos eventos sean tan recurrentes y acaben volviéndose rutinarios, incluso antes de la mitad de la campaña.
Por otro lado, el uso del motor Unreal Engine permite una presentación gráfica decente y envolventes escenarios que dan la ilusión de un mundo abierto, aunque en realidad éste sea lineal. A decir verdad, es irónico que el protagonista pueda balancearse por tuberías que penden de un rascacielos y no sea capaz de saltar ciertos barandales o incluso una simple cama. En fin, de todas maneras hay pocos motivos para explorar cada recoveco de la ciudad. Si bien, de vez en cuando nos topamos con recursos o personajes NPC que necesitan ayuda, estos casi siempre se hacen notar a simple vista, así que hay que concentrarse en escalar y sobrevivir, pues tenemos libertad de elegir si socorremos o no a los mencionados NPC, sólo es necesario contar con algún producto en específico, a cambio del cual obtendremos una vida extra.
En términos generales, el componente de plataforma está bien logrado y permite una navegación fluida entre cornisas, tuberías, varillas e incluso empleando un gancho en circunstancias específicas. Además de la barra de vida, el protagonista tiene una de condición física o stamina que se agota al permanecer colgado largo tiempo o hacer movimientos que demanden mucho esfuerzo, como saltar. No únicamente se trata de subir y bajar, sino también de encontrar la ruta más rápida y ocupar sabiamente los ganchos para llegar al lugar que se desea. Es un sistema inteligente, sólo mermado por la ya mencionada escasez de vidas, que agrega una buena dosis de estrés. A veces puede presentarse cierto conflicto al hacer la transición de una superficie a otra, conduciendo a desplazamientos que quizá no deseábamos o ángulos de cámara poco favorecedores, pero esto no es una constante y tampoco estropea la mecánica en forma absoluta.
A final de cuentas, I Am Alive dura alrededor de cinco horas y si bien expone algunas ideas interesantes con una buena dosis de entretenimiento, estas se antojan como los restos de lo que apuntaba a ser una experiencia mucho más completa y variada. Nos hubiera gustado saber más de los personajes y de lo que ocurrió previamente. Nos hubiera gustado tener más actividades que escalar y despachar grupos de pandillas. Nos hubieran gustado muchas cosas, pero queda claro que después de un desarrollo tan roto, nada más alcanzó para esto. En otras palabras, lo único que vale la pena es el combate con enemigos y por supuesto, la dinámica de trepar por la ciudad, pero no bastan para trascender. Les diríamos que lo rentaran, pero en vista de que es una descarga con valor de 1200 MS Points, la verdad es que sólo queda aguardar a que baje de precio.
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