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Final Fantasy XIII-2 se erige como continuación y ligera redención de la décimotercera entrega de la serie, que aun cuando dista en extremo de ser perfecta, captura un poco de la esencia que se había perdido, según clamaban los exigentes fans. Sin embargo, poco tiene que ver con todo lo planteado con el primer título y en realidad rompe con el argumento, pues el conflicto de Cocoon, Gran Pulse, lCie y FalCie ha quedado atrás para dejar una aventura de viajes en el tiempo. Así las cosas, la historia comienza con Lightning, convertida en una diosa guerrera del Valhalla, quien libra una cruenta batalla contra Caius Ballad el nuevo antagonista. El caos y la destrucción se desatan a su alrededor y el encuentro es interrumpido de manera abrupta por la aparición de Noel Kreiss, un misterioso viajero interdimensional y único sobreviviente de un futuro en el que la humanidad se ha extinguido. Sin mucha explicación y por razones que se revelan de forma desconcertante hacia la conclusión de la trama, Lightning envía a Kreiss en busca de Serah, con la esperanza de que la nueva pareja protagónica viaje a través de diferentes eras y detenga a la entidad que está alterando la continuidad espacio-tiempo, para así crear un porvenir menos trágico.
En inicio, el argumento puede parecer sumamente prometedor, si consideramos que incluso lleva en su código genético un poco del clásico de antaño, Chrono Trigger; lamentablemente, es uno de los puntos más endebles de la propuesta. Durante el desarrollo de la historia, que se extiende por 25 horas aproximadamente, rara vez se percibe una real motivación de parte de los personajes, y aunque en ocasiones se presentan momentos emotivos, estructurados al más clásico estilo de la serie, son simples placebos de sentimentalismo aislado para un hilo argumental que carece de sustancia. A diferencia de su predecesor, en Final Fantasy XIII-2 los eventos transcurren sin fluidez, y el viaje en el tiempo se impone como un pretexto fácil para que sucedan eventos disparatados que eluden la lógica planteada durante el primer juego y que contradicen con frecuencia la nueva trama.
Para agravar la precaria situación, está el pésimo uso del lenguaje, que además de etiquetar como paradoja todas las complicaciones de la aventura por más mundanas que parezcan, incurre en terminología con frecuencia mal aplicada, lo que termina por causar severas confusiones. Por otro lado, el diálogo es repetitivo y explica una y otra vez hasta las cosas más obvias, en lugar de dejar que digieras lo que ves en pantalla; y cuando surge una contradicción argumental, la paradoja temporal surge para llenar los huecos argumentales. En resumen, se trata, a todas luces, de un planteamiento caótico y mal escrito, que posiblemente atormente hasta a la audiencia más tolerante.
Pero hagamos a un lado la faceta deprimente del juego, para reconocer que Final Fantasy XIII-2 no es un fracaso en todos sus frentes y al contrario, hay aspectos donde alcanza la genialidad. La proclamada linealidad de la propuesta anterior fue finalmente reemplazada con una estructura que ofrece libertad de exploración en gigantescas zonas, todas visualmente impactantes y bien diseñadas en estructura, y para lo que sólo debes esperar a que transcurra el breve epílogo del juego. Una vez abierta la posibilidad de viajar en el tiempo, obtienes completo control del orden para acceder a cada área, gracias a un menú de selección de escenarios llamado Historia Crux, considerando que aún si tienes múltiples opciones, siempre puedes regresar a elegir otra; en términos prácticos, esta solución peca de funcional, pues arrebata la sensación de recorrer el mundo o la emoción de recibir tu aeronave, pese a que es indudablemente mejor a padecer un paseo por un corredor que se extiende por cuarenta horas.
Lo anterior no significa que las decisiones sean irrelevantes, pues completar los objetivos de cada período tiene ciertas consecuencias en eras futuras, afectando la historia y dependiendo de lo que hagas, te llevará a uno de los nueve diferentes finales. La implementación del viaje en el tiempo está tan bien ejecutada, que tus acciones afectan el desarrollo argumental y el contenido de los lugares, persuadiéndote de repetir la aventura para investigar los distintos resultados. Pero más allá de experimentar con las líneas de tiempo, y sin importar el desenlace que obtengas, hay contenido de sobra que prolonga la experiencia por más de 70 horas, valiéndose de misiones que van de buscar objetos perdidos a impactar radicalmente la vida de un personaje.
En otro rincón de la fantasía, el logro más grande está en el campo de batalla gracias a la inclusión de un sistema de combate activo. Para Final Fantasy, al menos en lo que refiere a XIII-2, quedaron atrás los días de meditar decisiones y planear estrategias con extrema precisión, lo de hoy es apelar a veloces reacciones y reflejos agudos, ya que los Paradigmas o formaciones preconfiguradas están de regreso en una versión mejorada. Por medio de esta característica puedes hacer, una vez más, que los miembros de tu equipo cambien su rol durante la batalla tantas veces desees, pasando de hechiceros oscuros a curanderos, luego a protectores y de regreso a la magia negra en cuestión de segundos. En materia de combate, el cambio de Paradigma es instantáneo, ya no hay animaciones de por medio, lo que te obliga a pensar rápido qué formación elegir, confiando en que preparaste las mejores combinaciones.
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