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En Dishonored no harás algo diferente a lo que te piden otros juegos: desde utilizar tu francotirador medieval (la ballesta) hasta pasar caminando detrás de alguien sin hacer ruido y asesinar a una persona específica para terminar la misión. La diferencia es el resultado de la combinación de todos estos elementos en el juego y la forma de utilizarlos para crear una experiencia única. No cabe duda, Dishonored te dará todo lo que las múltiples secuelas de este año no pueden.
Eres Corvo Attano, el guardaespaldas de la Emperatriz, a quien asesinan sin que puedas hacer nada. Los asesinos también se llevan a su hija y te dejan como culpable de todo, listo para pagar la condena con tu vida. Es entonces cuando un grupo de personas interesadas en el bienestar del Imperio te ayudan a escapar de prisión y te entregan los recursos necesarios para salir en búsqueda de Emily, la verdadera heredera al trono y más importante, para quitar de sus posiciones de poder a los culpables del asesinato de la Emperatriz.
Hay algo muy importante: Dishonored no es una copia de BioShocky no se parece tanto. Si quieren hacer una comparativa, digamos que combina lo mejor de Thief: the Dark Project, con la ambientación de Half-Life 2 y un poco de BioShock.
En tu arsenal tendrás armas que conoces, herramientas básicas para tu antiguo trabajo como guardaespaldas, pero después de unirte al grupo de disidentes leales a la Emperatriz, recibirás la visita de una figura mitad mito, mitad representación de la maldad, conocido como el Outsider, que te marcará con su sello y te dará poderes místicos que te ayudarán cumplir tus misiones de la mejor manera.
Necesitarás todos los instrumentos a tu disposición para concluir la misión, eres un hombre buscado por todo mundo por el asesinato de la Emperatriz y a quienes debes asesinar son personas importantes en el quehacer político del Imperio, así que deberás pasar por alto sus defensas y guardias.
Podrás utilizar armas como rifle francotirador, granadas y hasta un cuchillo para degollar a tus enemigos. Todas estas y los gadgets disponibles hasta la máscara que utilizas para ocultar tu identidad, pueden ser mejorados por Pierot, uno de tus aliados. La ciudad de Dunwall es muy peligrosa en todo momento, pues está asediada por una plaga que ha matado a la mitad de sus habitantes y mientras una porción es controlada por la autoridad del Imperio, la otra mitad es gobernada por pandillas callejeras o está poblada por Weepers, gente al borde de la muerte por culpa de la plaga, que llora sangre y no reconoce entre amigo o enemigo. La vida en Dunwall es terriblemente difícil.
Dunwall es parte de un universo que funciona a partir del aceite de ballena, utilizado para generar electricidad, y que puedes emplear a tu favor, pues aparte de tener un gadget capaz de reprogramar tecnología, también es posible inutilizarla si le sacas el contenedor de aceite de ballena. Por otro lado, la fuente de energía para activar tus poderes (que van de la teletransportación hasta la posesión de otros seres vivos y la inmolación de tus enemigos) es tu maná, que se recupera tomando un líquido que tiene esa finalidad o bebiendo agua, si es que posees el poder que lo permite. También es factible juntar runas, útiles para comprar más habilidades esotéricas y amuletos de hueso de ballena, que ofrecen distintas propiedades mágicas a su poseedor.
Los objetivos de tu misión siempre estarán enfocados en asesinar alguna figura política o un enemigo del grupo de disidentes leales a la Emperatriz. Para el combate utilizarás las 2 manos, en la derecha siempre tendrás tu cuchillo mientras que en la izquierda podrás portar otra arma o ninguna, en caso de que quieras emplear alguna de tus habilidades. Aquí hay que aclarar que los enemigos no son tontos y si sigues el camino del combate, todas las batallas serán difíciles, tienes poca salud y tu arsenal es limitado, con un rango de ataque bajo y poco espacio para municiones, así que si te dedicas a correr y disparar, seguramente pasarás un muy mal rato.
Esta es una de las grandes ventajas del juego. Sí, en serio. El fuerte de Dishonored no es enfrentar a todos de manera violenta, sino en las opciones a tu disposición. Cada misión puede resolverse de múltiples maneras y recorriendo varios caminos, algo ya conocido por todos que se ha hecho en decenas de juegos, pero en aquí sucede de una forma muy distinta, no se siente forzado y no es en blanco y negro; es decir, no tienes que decidir entre violencia o sigilo, tomas lo que necesitas en el momento adecuado, lo que sí es un hecho es que al final de la misión se espera un resultado positivo: nadie tiene que volver a ver a tu objetivo.
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