No todos los días podemos disfrutar el final de una historia que cada quien interpreta a su manera. Nada se compara con imaginar, adivinar y formular toda clase de hipótesis sobre si comprendimos el final mientras recogemos los pedazos de nuestra cabeza después de la explosión que fue la conclusión. BioShock Infinite parecía haber logrado lo que pocos, al crear un final que dejaba abierto a toda clase de conjeturas. Por eso, cuando anunciaron el primer DLC de single player, nuestra pregunta era por qué alargar una historia que concluyó a la perfección. Sin embargo, los episodios de Burial at Sea no buscan alargar la trama innecesariamente, sino dar un cierre a lo que inició en el BioShock original.

El primer episodio de Burial at Sea comienza en la Nochebuena de 1958, cuando Rapture era una ciudad en apogeo, donde todos vivían una vida de ensueño y lujos. Una vez más, tomarás el papel de Booker, pero en una versión alterna, donde cumple con su trabajo de detective privado, y una Elizabeth mucho más madura, con apariencia de modelo de los años 50, lo busca para resolver el misterio de una niña desaparecida. Es aquí donde, por primera vez en la franquicia, tienes oportunidad de conocer a Rapture en su esplendor, llena de colores neón, música, luces y risas, lo que te invita a recorrer cada rincón.

Tu trabajo como detective te llevará a conocer a los más poderosos de la ciudad submarina y a viajar hasta lo profundo de los barrios bajos, donde verás una Rapture mucho más familiar, oscura y decadente, que te hará sentir que el primer episodio tiene un matiz más cercano al suspenso. Las batallas serán frenéticas y habrá mecánicas de acción en las que podrás usar el Skyhook para desplazarte a lo largo de rieles aéreos dentro de la ciudad, mientras te enfrentas contra Splicers. Una vez más, Elizabeth te proporcionará ayuda con sólo presionar un botón. Además, contarás con un nuevo Plasmid, Old Man Winter, que te proporcionará poder del hielo, una excelente adición a la lista de habilidades de la serie.

El problema principal del episodio 1 es su corta duración: no necesitarás más de 2 horas para concluirlo, y la exploración te llevará más de la mitad del juego. Las batallas se sienten rápidas y justo cuando estés en el punto máximo de adrenalina, todo terminará. Esto te dejará con una sensación de vacío, ya que la duración no hace honor al juego original. No nos adentraremos en la historia ni en su conclusión dentro del primer episodio, pero piensa que jugarás un prólogo a la verdadera trama del segundo.

El episodio 2 comienza justo donde termina el 1. Asumirás el papel de Elizabeth, quien continúa la búsqueda de Sally, la niña perdida del anterior, que se encuentra en poder de un viejo conocido de la serie que regresa como villano. No explicaremos por qué Elizabeth se convierte en la protagonista para evitar spoilers, pero si estás familiarizado con la conclusión de Infinite, tendrás una idea del desarrollo de los sucesos.

Una de las principales diferencias de este episodio son las mecánicas: Elizabeth utiliza un sistema de sigilo nunca antes visto en la franquicia. Tendrás una barra de vida mucho más limitada comparada con la de Booker en el capítulo anterior y los enemigos te harán más daño. Así es como el juego se vuelve de sigilo, será imposible atacar directamente a los enemigos, por lo que pasarás la mayor parte del tiempo ocultándote con muebles o agachada detrás de las paredes. Por supuesto, los enemigos contarán con niveles de detección y si logran verte te encontrarás rodeada en cuestión de segundos.

Por fortuna, las mecánicas no se limitan a ocultarse, existen nuevas armas y plasmids que mejoran la experiencia. Elizabeth ya no contará con sus habilidades de Tears, pero no estará desarmada, pues tendrá un arco para disparar dardos somníferos que derriban oponentes de un disparo; dardos sonoros que funcionan como alarmas para atraer enemigos a un punto especifico; y dardos de gas, que al explotar noquean a todos los que se ubiquen en el área que cubra una pequeña nube.

Además, el nuevo plasmid Peeping Tom, te permite ver a través de las paredes, así como volverte invisible temporalmente y así colocarte detrás de tus enemigos para noquearlos instantáneamente con un golpe en la nuca. El juego también da oportunidad de atacar directamente con armas estándar de un título de disparos, así que si no cuentas con la paciencia para jugar con sigilo, puedes avanzar empleando todo tu arsenal, aunque no es recomendable por la manera en que está planeado el título.

El Episodio 2 es más extenso, de modo que te tomará unas 6 horas concluirlo en la dificultad más alta. Aunque encontrarás más batallas, te llevará de ida y vuelta a Rapture y a Columbia, las 2 ciudades fundamentales de la mitología de BioShock, así que recorrerás puntos específicos de ambos juegos que se conectarán para atar algunos cabos sueltos de la trama. Las similitudes entre un Big Daddy y Songbird, la creación de Plasmid y Vigors, se detallan de una manera que complacerá a los fanáticos de la serie, pero esas explicaciones no estarán a la vista de todos: necesitarás escuchar los Audiologs y los Voxophones, así como prestar mucha atención a los ambientes para verlos.

Este DLC no sólo concluye BioShock Infinite, sino que da pie al último trabajo de Irrational Games, lo que nos deja con un sentimiento de tristeza más profundo. Burial at Sea no es superior a Infinite, pero quedará en el corazón de los seguidores de la saga, sobre todo por la gran cantidad de fan service que otorga. Tuvimos oportunidad de visitar, por última vez, lugares maravillosos con Booker y Elizabeth, y eso nos lleva a pensar en la serie como una de las mejores. Sólo el tiempo dirá qué será de ella, pero por ahora, Burial at Sea más allá de constituir el fin de una historia, es el adiós de una franquicia.