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Si tuviera que definir de manera concreta y precisa lo que significó jugar Transformers: Rise of the Dark Spark, usaría una sola palabra: decepción. Después del gran trabajo que High Moon Studios hizo con War For Cybertron y Fall Of Cybertron, lo menos que esperaba del tercer título era ver los mismos estándares. Sin embargo, lejos de continuar ese grandioso legado, el juego acabó con la racha de la franquicia para ser su oveja negra.
Tal vez esta situación tiene que ver con el hecho de que Activision encomendó el desarrollo de la entrega a otro estudio: Edge of Reality, quienes mantuvieron intactas las mecánicas de los títulos anteriores, pero por limitarse a copiar todo omitieron aportar características inéditas de su propia receta. De hecho, Rise of the Dark Spark posee menos contenido que WFC y FOC; elimina el multijugador competitivo y ofrece sólo 2 modalidades: campaña y Escalation.
Conformada por 14 capítulos de aproximadamente 20 minutos cada uno, la campaña se comporta de la misma manera que la de Fall of Cybertron, es decir, hila tanto misiones Autobots como Decepticons en una sola línea argumental, alternando constantemente entre los 2 bandos, conforme transcurre la historia. Así, encontrarás que en algunos niveles comandarás a Optimus Prime y a Jetfire y en otros, a Shockwave o Soundwave. Ése es otro aspecto a mencionar: la diversidad de robots seleccionables deja mucho que desear con respecto al roster de juegos previos; incluso, muchos de los cybertronianos perdieron relevancia y otros, como los que tienen forma de tanque o helicóptero, quedaron descartados.
El problema comienza a tomar forma, particularmente para quienes jugaron las entregas pasadas, cuando se detecta que absolutamente todo lo que el título presenta genera una sensación de déjà vu. Desde los enemigos hasta los sistemas de armas y transformaciones de robot a vehículo (y viceversa), todo estuvo de una u otra manera en WFC y FOC. La campaña nunca aporta algo que podamos considerar propio y cuando parece que lo hace con sus escenarios, descubres que su diseño es insípido (con errores de programación que a veces atoran al personaje y obligan a reiniciar checkpoints), genérico y sin momentos o áreas memorables; sucede lo mismo con la historia en general.
Así, tenemos que casi todos los niveles son una línea recta en la que es necesario recorrer algunos pasillos que justifiquen transformarse en vehículo, buscar los audiologs que fungen otra vez como coleccionables, llegar a habitaciones con 2 o 4 clases de enemigos y, a veces, enfrentar jefes con irrelevantes mecánicas para combatirlos (los días en que enfrentabas indomables rivales como Trypticon u Omega Supreme quedaron en el olvido).
Rise of the Dark Spark también modifica la manera en que consigues armas y mejoras. En el juego anterior había que recolectar fragmentos de Energon para comprarlas; aquí, el sistema monetario fue reemplazado por una serie de cajas de equipo, cuyos contenidos son aleatorios y pueden incluir desde el armamento y las actualizaciones mencionados hasta personajes nuevos para el modo Escalation, habilidades especiales para hacerse invisible o un escudo especial (por ejemplo), power-ups temporales como droides, asistentes de curación y ataque, así como hacks que fungen de manera parecida a los cráneos de Halo, al agregar dificultad a los niveles, si decides activarlos.
Estas cajas, que básicamente funcionan como sobres de estampas de un álbum, las obtienes al cumplir objetivos secundarios impuestos por cada nivel (por ejemplo atropellar a varios enemigos con la forma de vehículo de tu personaje, eliminar robots hostiles sin que se den cuenta o destruir ciertos objetos de los escenarios) y también al cumplir desafíos y conseguir condecoraciones por matar x número de enemigos con cierta arma, destruir x número de Autobots o activar el modo Prime por primera vez, por mencionar algunos.
Ya que mencionamos esta modalidad (que es como el prestigio de los Call of Duty, pero cada vez que alcanzas el nivel 25), y debido a que ya no existe un multijugador competitivo, prácticamente todo lo que hagas en campaña (las condecoraciones, retos, misiones secundarias y eliminación de enemigos) te brindará la experiencia necesaria para ascender rangos. El modo Escalation esta especie de horda cooperativa hasta para 4 jugadores, con 15 oleadas repletas de robots a vencer y fortificaciones a defender y atacar también servirá para obtener rápidamente XP, aunque ya no posee esa experiencia estratégica en equipo de sus representaciones de WFC y FOC.
Francamente, el modo Prime tampoco tiene mucha razón de ser ahora que no existe un apartado online para enfrentar a otros; si insisto en la ausencia de ese rubro es porque, si bien es cierto que no era uno de los mejores frentes competitivos de la historia, era parte de la médula ósea de la serie, sin mencionar que resultaba una opción de contenido complementario que gustaba a los fanáticos.
Pese a que el cambio de estudio fue un error importante por parte de Activision, el verdadero tropezón se llama Transformers: Age of Extinction, la película de Michael Bay. Desconozco quién en las oficinas de Hasbro o de la distribuidora de Call of Duty pensó que era una brillante idea fundir el mundo que High Moon Studios creó hace 4 años con la visión explosiva que originó el director de cine para la serie, pero por experiencias previas sabemos de antemano que la combinación de la industria de los videojuegos con la del séptimo arte no logra una mezcla homogénea, y ésta no es la excepción.
Resulta sumamente extraño controlar en algunas misiones a Optimus Prime con su apariencia cybertronian y luego a su versión de la película; el caso es similar con Grimlock y Bumblebee. Y es que, por momentos, la historia nos remontará al planeta Cybertron en el pasado para luego regresarnos al presente, donde nos aguarda la versión de la Tierra de Michael Bay. Rise of the Dark Spark hace referencia a sus antecesores, pero para el verdadero fan de WFC y FOC será doloroso saber que el inminente juego de Transformers G1 que auguraban estas 2 iteraciones para cuando los robots transformables hicieran el primer contacto con el orbe terrestre, fuera reemplazado por una entrega desabrida, inconsistente y carente de chispa. Por otro lado, queda claro que esto es consecuencia de una estrategia de marketing para apoyar el lanzamiento de un filme, que obviamente, influyó drásticamente en la dirección del título.
Al final del día, la suma de esta situación y el estudio desarrollador dan como resultado la corrupción del maravilloso universo que High Moon creó en 2010, un arco histórico que, a mi juicio, fue el más apegado a los cómics de los robots transformables y a su serie de televisión ochentera. Quizá suene exagerado, pero Rise of the Dark Spark es un cáncer para la saga y no debió existir, no de esta manera.
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