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Luego de un año de pausa, Need for Speed regresa para reencontrarse con su esencia, en la forma de un juego nocturno que se olvida por completo del caos de los choques, para concentrarse en 2 elementos fundamentales: estilo y velocidad. O, por lo menos, con esa idea nos quedamos después de probarlo hoy en el piso de exhibiciones de E3 2015.
Lo primero que llama la atención es el oscuro concepto que maneja donde la luminosa amplitud de la carretera y los bosques de Need for Speed Rivals, abren paso a la humedad y la perpetua tiniebla urbana. Y de acuerdo con Ghost Games, Need for Speed jamás se jugará de día, lo que confiere un tono audaz a la presentación, pero también nos deja preocupados por el tema de la monotonía visual que podría venir con el transcurso de las horas de juego. Dicho eso, la realidad es que la noche sin fin es consistente con el concepto general de Need for Speed, claramente inspirado en el mundo de los arrancones y la evasión de la ley.
La idea, al final del día, es acumular tantos puntos como sea posible
Gráficamente, Need for Speed luce sensacional ―opera con el Frostbite Engine― y el hecho de que acontezca siempre en la oscuridad, permite que las luces de las sirenas, las gotas, el alumbrado público y las chispas al intercambiar pintura con un rival resalten, con abundantes resplandores al más puro estilo cinematográfico de J.J. Abrams.
Pero independientemente de la presentación, y como mencionamos al comienzo, éste es un juego de estilo, tanto dentro como fuera del auto, y por eso la demostración inició con una breve sesión de tuning y personalización, modificando diversas partes de nuestro vehículo, tales como rines, neumáticos, spoilers, alerones, cristales, etcétera. El resultado, si lo hacen bien, es un vehículo que parece salido de Fast & Furious aunque no queda claro qué tanto de eso tendrá un rol en el desempeño de los carros, sin mencionar que hubo ciertos elementos del vehículo bloqueados, los cuales no pudimos cambiar. Pero, por ejemplo, alternamos entre diversos tipos de llantas, unas más gruesas y otras de alto impacto, pero no fue posible compararlas para saber si en algo cambia la conducta o la adherencia.
La personalización se alimenta de reputación y dinero. Lo primero se eleva al conducir con audacia, y lo segundo, al ganar competencias. Existen 5 maneras de adquirir puntos para incrementar la reputación dentro del juego: efectuando maniobras de estilo, criminales, colectivas (o de crew), de velocidad y de construcción, si bien esta última no nos quedó muy clara.
Así las cosas, al correr por el mundo abierto de Need for Speed puedes, por ejemplo, destruir todo a tu alcance para ganar el multiplicador de Outlaw o criminal; lleva tu carro al máximo de su aceleración para ganarte un multiplicador de velocidad; derrapar con maestría y obtener el multiplicador de estilo; y jugando con amigos es factible llevarse puntos colectivos o de crew hasta alcazar al momento épico donde sumas puntos X5 y que Ghost Games cataloga como el momento Need for Speed Memorable.
Una vez sobre el asfalto, la demostración se dividió en 2 bloques, una carrera directa contra los demás participantes y luego exploración libre con opción de participar en ciertos eventos regados por un trecho de Ventura Bay, en los cuales era posible participar, posándose sobre un marcador y oprimiendo un botón. La idea, al final del día, era acumular tantos puntos como fuera posible, por medio de la competencia formal o corriendo sin parar por las calles. El caos imperó a la hora de la hora y en un parpadeo, estábamos inmersos en una desordenada dinámica de persecuciones, choques sin sentido, acercamientos en sentido contrario y pura velocidad, pero todo orientado a acumular tantos puntos como fuera posible, encajando con alguno de los estilos descritos párrafos arriba.
Los controles, por otro lado, son absolutamente responsivos y efectuar derrapes es una tarea tan simple que en ocasiones peca de poco realista, pero esto es Need for Speed, no Gran Turismo o Forza Motorsport, así que no pasa nada. En todo caso, nos pareció que nuestro vehículo era quizá demasiado pesado, pero recuerden que jugamos 10 minutos, ni por mucho el tiempo necesario para acoplarse a la cadencia del vehículo o a nada para ser honestos.
Para quienes éramos fanáticos del accidentado estilo de Criterion, el énfasis por la personalización y el estilo de manejo quizá no sea lo más emocionante del mundo, pero algo nos dice que los veteranos más añejos de la serie agradecerán el regreso al estilo urbano, centrado en el tunning y la velocidad, más que en los choques. Dicho eso, nos hizo falta involucrarnos en una persecución formal con la policía, explorar otras partes de la ciudad, y un largo etcétera, así que estamos ansiosos por ponerle las manos encima al paquete completo.
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