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Como parte de la creciente propuesta independiente de Electronic Arts, sale A Way Out, una entrega que pretendía elevar los estándares del poco explorado juego cooperativo local. Aunque es entretenido por mérito propio con varios elementos interactivos que motivan la sana competencia entre los participantes, A Way Out resultó ser una apuesta poco imaginativa que explora pocos conceptos nuevos y que guarda sus cartas fuertes para el final.
En primer lugar, una advertencia. A Way Out es muy difícil de jugar en el sentido de que es imperativo tener presentes a 2 jugadores para comenzar la experiencia. Es decir, a menos que tengas 2 controles y a otra persona con quien compartir el juego, será imposible siquiera comenzar la partida. Por otro lado, el frente en línea funciona como el de cualquier otro título: sólo invita a tu amigo y listo, la diferencia es que tu compañero no necesita comprar el juego para disfrutarlo. Aquí es encomiable el esfuerzo de todas las partes involucradas para hacer esto realidad y, como una última advertencia, tu amigo deberá tener actualizada su suscripción a los diferentes servicios en línea porque de lo contrario ni siquiera podrá descargar el juego.
Ubicado a principios de la década de los 70, A Way Out es una experiencia narrativa que tiene un enfoque completamente cooperativo. Aquí conocerás el desarrollo de 2 personalidades: Vincent y Leo, quienes construyen un fuerte lazo de amistad mientras superan juicios del pasado y primeras impresiones con el objetivo de enfrentar una amenaza en común.
Lo primero a notar sobre la entrega y su aspecto cooperativo es que los personajes y jugadores comparten la pantalla que se divide y cambia su tamaño de acuerdo con la acción. Por ejemplo, cuando el guion lo requiere, la escena de un personaje puede “crecer” para dar más espacio a Leo o Vincent e incrementar el dramatismo. Sin embargo, no es la única forma en que la entrega juguetea con la perspectiva porque en más de una ocasión la pantalla se divide en 3 para retratar otros aspectos del contexto.
"El trabajo técnico de A Way Out es digno de elogio"
En este sentido, el trabajo técnico de A Way Out es digno de elogio, pues muestra en pantalla lo que sucede en más de 2 lugares en tiempo real y lo hace sin esfuerzo. Nuestra sesión de juego fue en Xbox One X con la opción gráfica para mantener el rendimiento y podemos decir que cumple bien su trabajo; en ningún momento experimentamos ralentizaciones de la acción ni notamos que se omitieran fotogramas.
El juego comienza en una prisión con ambos personajes separados momentáneamente: Vincent es un recién llegado al penal, mientras que Leo tiene 6 meses cumpliendo su condena. Desde el primer instante, la dinámica cooperativa sale a flote, primero de forma sutil —como el estremecimiento de la prisión cuando ingresan nuevos presos, que indica a Leo que algo especial está sucediendo—. Más adelante, los protagonistas comenzarán a participar con el mundo a través de objetos interactivos, pero rara vez entre ellos, lo cual contradice la intención original del juego.
"Los protagonistas comenzarán a participar con el mundo a través de objetos interactivo, pero rara vez entre ellos"
Más adelante, en el desarrollo de la historia ambos protagonistas se ven envueltos en problemas comunes de la prisión, ya sabes, riñas a mano limpia y una batalla con cuchillos, por lo que rápidamente entablan una alianza con el objetivo de escapar y encarar a un villano en común. Así es como el juego da contexto a la acción entre los jugadores, con ambos personajes cooperando y ayudándose para cumplir una tarea específica.
Aquí vemos el potencial limitado del juego, pues la innovación no es evidente a primera vista cuando se compara con otras entregas que tienen sistemas cooperativos. Por lo general, la acción entre ambos jugadores se reduce a presionar botones al mismo tiempo para abrir puertas o mover objetos pesados. En otras ocasiones, el guion se ve limitado con acciones preestablecidas que se indican con marcadores en pantalla. Es decir, el juego no cuenta con sistemas dinámicos que conviertan la experiencia en un acontecimiento totalmente diferente cada vez que se intenta resolver un problema; todo se resume a interactuar con los objetos del mundo para continuar con la aventura.
Sin embargo, A Way Out propone algunos elementos interesantes, aunque escasos. Por ejemplo, hay una secuencia durante el escape de la prisión donde ambos jugadores deben coordinar en armonía la introducción de comandos para escalar una pared; otra instancia interesante sucede en un río cuando reman para combatir la fuerza de la corriente y evitan hundirse. Durante estas situaciones la dinámica cooperativa del juego es una completa delicia.
"Realmente no recuerdo un juego que nos haya puesto a discutir desde la perspectiva del personaje"
Asimismo, existe una dinámica adicional que no ocurre con frecuencia en los juegos cooperativos. Verás: cada jugador puede elegir al inicio de la sesión a un personaje —Vincent o Leo— y es seguro que se identifique con sus actitudes por el simple hecho de jugar como él. Vincent es controlado, recatado y piensa antes de actuar, mientras que Leo es explosivo, grosero y su forma de resolver un problema es por medio de la fuerza bruta. De esta forma, existen ocasiones donde un problema mayor puede resolverse de 2 formas distintas: al estilo Vincent o al estilo Leo. Esto desata 2 escenarios que debes jugar en repetidas ocasiones para conocer todas las ramificaciones de la historia y, además, genera una discusión interesante con quien juegas porque puede haber polémica sobre la forma de progresar dependiendo de la manera de actuar de los personajes. Realmente no recuerdo un juego que nos haya puesto a discutir desde la perspectiva del personaje.
Por otro lado, la dinámica cooperativa se mantiene entretenida gracias a diferentes actividades en las que los protagonistas pueden desperdiciar su tiempo. Así, hay minijuegos de diversas categorías: desde pequeñas secuencias musicales, competencias de fuerza y tiros con dardo hasta un divertido juego de Conecta 4. Estas adiciones no tienen consecuencia para la historia y, aunque algunas pueden tener un marcador competitivo, ganar o perder no influye en la relación entre los personajes. Simplemente es divertido compartir estas actividades con tu compañero y ver quién puede balancearse más tiempo en una silla de ruedas u oprimir más rápido un botón para ganar un encuentro de “fuercitas”.
"Luce bien, a secas"
En el apartado visual, A Way Out no se distingue como una potencia gráfica con escenarios y personajes súper realistas; debemos confesar que luce bien, a secas. También tiene un par de pequeñas deficiencias visuales en los rostros de los personajes y en animaciones limitadas en ambos protagonistas, lo cual resulta en caracterizaciones planas. Asimismo, notamos algo extraño en el armamento: es cómicamente más grande que lo normal y eso resalta en las secuencias cinemáticas.
Otro pecado del juego es su ritmo y, en consecuencia, su duración. A Way Out no requiere varias sesiones de juego; de hecho, es factible que lo termines en una tarde y te tome alrededor de 6 o 7 horas completarlo. Eso se debe a que el ritmo de la historia es frenético con muy pocas oportunidades para expandir la narrativa, lo cual da lugar a momentos totalmente decepcionantes donde simplemente te quedas con ganas de saber más. Por ejemplo, después de una frenética y excelente secuencia de persecución policiaca en un hospital, los personajes escapan de una forma totalmente ridícula que expone la increíble ineptitud de la policía que es parte del ridículo guion, pues todo termina simplemente con Leo y Vincent a bordo de un vehículo. Así, sin pena ni gloria, el guion marca un punto y aparte y continúa la narrativa en otro capítulo. El resultado es un relato hasta cierto punto interesante, pero apresurado porque carece de oportunidades para explotar las mecánicas cooperativas, crear retos adicionales o ahondar en la relación entre los personajes.
"El ritmo de la historia es frenético con muy pocas oportunidades para expandir la narrativa"
A Way Out se siente como una entrega que pretende ser muchas cosas, pero que falla en ser una sola. Las secuencias de sigilo son torpes, las de vehículos son atroces y la sección de disparos es mediocre, cuando mucho. De hecho, quedarás atónito cuando veas sistemas de balística y te des cuenta de que podrían emplearse mejor en un título de disparos. Imagina que al abrir fuego a una casucha de madera ves que hay elementos de destrucción cuando los tablones comienzan a volar en mil pedazos a tu alrededor y es increíble cuando disparas en láminas de acero: ¡las balas dejan orificios! El resultado en conjunto no es muy diferente al de otros juegos que tienen un apartado cooperativo; por ejemplo, la dinámica es la misma que en Gears of War, en el sentido de que los jugadores deben interactuar con una pesada puerta para abrirla.
Sin embargo, donde el juego supera toda expectativa es en la secuencia final. Cuando llegas a ese punto todo vale la pena, pues las dinámicas cooperativas son invertidas y torcidas para entregar verdaderos escenarios de innovación en el género. No quiero hablar mucho sobre esta parte porque es un giro de la historia y una increíble sorpresa que deberás descubrir.
A Way Out es un juego que prometía mucho y pretendía renovar y generar interés en el olvidado frente del cooperativo local, pero quedó muy corto en su ejecución. El resultado, sin embargo, no es tan abrumador como crees; A Way Out es divertido y es mejor jugar con un compañero en el sofá, por otro lado, si querías encontrar aquí el santo grial del juego cooperativo, quizá debas buscar en otra parte.
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