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Cuando nos enteramos de que Crytek compró la licencia de Homefront hace ya varios meses, asumimos de inmediato que el juego alcanzaría un nuevo estándar. No porque la entrega original de KAOS Studios fuese mala, sino sencillamente porque el estudio alemán suele imprimir a sus productos un aspecto gráfico sumamente vanguardista. Hoy que vimos la nueva entrega por primera vez, quedamos satisfechos o casi satisfechos.
Lo principal que hay que decir sobre Homefront: The Revolution es que se trata de un reboot argumental situado en el mismo universo distópico de la primera iteración, donde Corea del Norte invade Estados Unidos y lo convierte en crudo testimonio de lo que significa vivir bajo un régimen socialista opresor. Más allá de eso, no existe conexión con el primer juego.
Fiel a la filosofía de de Crytek, el juego incorpora gráficos de punta y sobresaliente atención al detalle. El contexto es ahora la lluviosa ciudad de Philadelphia, desplegada en formato de mundo abierto, lo que también encaja con el pedigrí del estudio responsable de la serie Crysis. Durante la presentación que miembros del estudio nos ofrecieron esta mañana, se hizo mucho énfasis en la guerra de guerrillas y en la recolección como elementos centrales de la mecánica de juego.
Otro aspecto en apariencia fundamental será el teléfono celular. Escucharon bien, el smartphone servirá para analizar el entorno y marcar aspectos importantes en él, como cámaras, drones sí, otra vez los benditos drones y enemigos. Desafortunadamente, por asuntos de tiempo, la exposición fue más bien de carácter lineal y no pudimos apreciar el potencial de exploración que probablemente tendrá el juego. En vez de eso, vimos al protagonista coordinar un ataque sobre un cuartel norcoreano.
Entre lo oscuro de la ciudad y lo detallado de la misma, los tiroteos y las explosiones lucen sencillamente espectaculares. Hay grietas en el asfalto mojado, baches, automóviles abandonados, basura, muros con graffiti, gente deambulando, cuantiosos elementos improvisados, etcétera. Hablamos de una atmósfera auténtica y rica en características.
En apariencia, el juego girará en torno a conseguir herramientas y accesorios del ambiente o de los enemigos para mejorar nuestro equipamiento. La idea es apuntalar y fortalecer nuestra guerrilla poco a poco hasta que sea capaz de controlar la mayor parte de la ciudad. También apreciamos la acumulación de puntos de experiencia o su equivalente, bautizados Uprising Points. No sabemos en este momento para qué sirven, pero podemos imaginarlo.
El aspecto del menú de desarrollo de nuestra arma es muy similar al de Crysis, pero en vez de contemplar una interfaz sobre nuestro brazo biónico, vemos nuestro rifle desplegado en partes y somos capaces de intercambiar mirillas, cañones y más. Eso fue un aspecto muy familiar. El productor también hizo hincapié en lo vivo del entorno y en que, al margen de nuestras acciones, habrá enfrentamientos aleatorios entre la resistencia y fuerzas coreanas. Pero insistimos, nuestro recorrido fue puramente lineal y sólo vimos explosiones y tiroteos espectaculares, pero reiterativos a final de cuentas. ¡Ah, y también vimos al desarrollador usar un vehículo a control remoto como bomba móvil! ¿Recuerdan la filtración de la que dimos cuenta hace varios meses? Bueno, pues en ella aparecía el carro, así que resultó genuina, aunque muy prematura, pues en el punto en el que se capturó ese video clandestino, el juego lucía burdo e inacabado y ahora tiene forma casi completa.
Nos entusiasma la idea del mundo abierto y de ver cómo se traslada este concepto a un lugar oprimido por la revolución, similar en cuanto a tono a lo visto en Metro, por ejemplo. Lo visual es, como de costumbre, sensacional, pero para destacar, este FPS precisará de una propuesta más rica que motive a sumergirnos por completo en él. Homefront: The Revolution debutará en 2015 en consolas de nueva generación, PC, Mac y Linux.
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