A partir de que nuestros antepasados descubrieron que era más fácil masticar un mamut cuando lo dejaban un buen rato en el fuego, el desarrollo de la tecnología se condujo por las necesidades fundamentales de la civilización, y con frecuencia, por caprichos bélicos, pero en la época actual esa tendencia tiene una nueva y fuerte línea de influencia: los videojuegos. Si bien numerosos gloriosos avances del siglo XX se dieron a raíz de los conflictos armados y el ejército estadounidense fundó la cuna de la computación actual llamada Silicon Valley, en décadas recientes hemos sido testigos de un vertiginoso crecimiento del poder gráfico y el aumento de proceso a favor del entretenimiento, de crear experiencias interactivas cada vez más sofisticadas, y en pos también de construir juegos más realistas. Es justo decir que el entretenimiento del pixel no es el principal factor evolutivo, pero sí uno muy importante, y en un extraño giro del destino, esa presencia comienza a afectar a la sociedad y ahora abarca más que el ámbito de la diversión.
Los videojuegos no dejarán de divertirnos, después de todo es su objetivo primario, pero la tecnología con que son construidos se está aprovechando en diversas áreas de la ciencia, en la educación y hasta en los deportes. Consideremos por ejemplo que la revolución de los dispositivos móviles es, en todo caso, una evolución, debido a que pantallas táctiles LCD y bajo consumo energético fueron perfeccionados con las consolas portátiles. Dicho de otro modo, el Nintendo DS tiene tanto derecho de paternidad sobre las iPad, como lo tienen las agendas de Palm. Así las cosas, la utilidad de la tecnología fuera de los mundos virtuales que tanto nos fascinan se extiende, y decidimos revisar algunas influencias que brillan por salirse de lo común.
Posibilidades médicas
En opinión de los más veteranos, parece que fue ayer cuando los juegos de video se manejaban con aparatosas palancas; afortunadamente, años de avances ayudaron a que los métodos de interacción se refinaran y la precisión de un control superara incluso la exactitud de muchos aparatos especializados. Hoy, investigadores de la ciencia médica consideran a los periféricos de Microsoft, Nintendo y Sony como opciones viables para realizar intervenciones quirúrgicas o para contribuir en terapias físicas.
Estábamos muy adelantados a cualquier cosa que pudieran hacer los videojuegos; ahora simplemente ya no es posible seguir el paso, platica con tono de asombro el doctor Hunter Hoffman, director del Centro de investigación de realidad virtual de la universidad de Washington, asegurando que con la constante evolución tecnológica de la industria del videojuego, se están ahorrando millones de dólares en investigación y desarrollo dentro del campo médico. Y es que durante casi dos décadas, él y su equipo han combinado sensores de movimiento más rudimentarios que el del Wii Motion Plus con cámaras similares a las de Kinect para crear mundos virtuales, que resultan muy efectivos para distraer el dolor de pacientes con quemaduras severas. Ante la aparición de versiones mejor diseñadas, la gente de Hoffman dejó sus prototipos y abrazó los producidos para jugar.
Tras crear SpiderWorld, un sistema que ayuda a los aracnofóbicos a superar sus miedos, Hoffman se unió al psicólogo David Patterson para construir SnowWorld, mundo virtual que ofrece una inmersión convincente, capaz de distraer las señales nerviosas del organismo, y en consecuencia, aminorar el sufrimiento DOLOR??. Según testimonios de pacientes y datos recolectados de aparatos para tomografía, la respuesta ha sido espectacular: la percepción del dolor disminuye hasta en 66%. Todo es cuestión de tomarlo con seriedad, en otras palabras, evitar el prejuicio de que los videojuegos son asunto de niños, pues debe haber completa disposición del sujeto a sumergirse en la experiencia, de lo contrario la terapia no funciona. Los científicos consideran que los periféricos que usamos en nuestra consola seguirán evolucionando a ritmo constante, impulsados por el interés de sorprender a la audiencia, pero con el beneficio adicional de que un aparato como Move, en apariencia insignificante, será herramienta para que un deportista recupere la sensibilidad de sus piernas, o en su defecto, mejore su rendimiento en la cancha.
La diferencia de las terapias convencionales con respecto a las guiadas por videojuegos, es que la persona alcanza objetivos más específicos e irónicamente, más tangibles. En tanto el uso de aparatos tradicionales conserva gran valor por la fácil medición de intensidad en los movimientos del cuerpo, los periféricos de consola se apoyan en software que de forma muy sutil hace divertido el tratamiento y por ende, ofrecen más beneficios a largo plazo. Un caso ejemplar es el del linebacker de los Vikingos de Minessota, Adrian Peterson, quien usó la Wii Balance Board para mejorar su estabilidad y equilibrio tras una complicada cirugía en la rodilla.
Por supuesto, la tecnología detrás de los videojuegos jamás remplazará los equipos clínicos más sofisticados, pues la función de un Wii Remote junto con otros controles se enfoca en permitirnos interactuar con un mundo virtual y nada más. El glamour termina cuando hacen falta datos específicos, o en el caso de la rehabilitación, cuando el terapeuta necesita medir con exactitud el esfuerzo de un músculo, la postura del cuerpo o el peso manipulado. Como sea, los ingenieros detrás de tan flexible tecnología deben estar satisfechos de que su invención esté cambiando vidas, mientras que los pacientes seguramente agradecen la existencia de alternativas más amenas para mejorar su salud.
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