Hace 85 años nació Hiroshi Yamauchi en el hogar ancestral de su familia, en Kyoto, en una de las antiguas calles que conducen al palacio de verano del emperador de Japón. Durante toda su vida emprendió un camino de honor y trascendencia.
En 1889 su bisabuelo, Fusajiro, fundó Nintendo, empresa dedicada a la fabricación de cartas hanafuda, que mezclan una rica imaginería tradicional japonesa con los juegos de cartas traídos por los portugueses y holandeses 350 años atrás. La palabra Nintendo puede traducirse como "en las manos del cielo".
Los padres de Hiroshi fueron Kimi Yamauchi y Shikanojo Inaba. Durante la guerra, trabajó en una fábrica militar para ayudar a su patria. En 1945 ingresó a la Universidad de Waseda, y ese mismo año se casó con Michiko Inaba, descendiente de un samurái de alto rango, la cual sería su compañera toda su vida.
En 1949, Hiroshi tomó a su cargo Nintendo por voluntad de su abuelo, Sekiryo. Desde el inicio, Yamauchi fue un modernizador: fue el primer fabricante japonés en ofrecer un acabado de plástico en sus tarjetas y el primero en obtener la licencia de los personajes de Disney. Pronto Nintendo se orientó a un ámbito familiar. A partir de entonces, la compañía evolucionó e incursionó en el negocio juguetero con la apertura de la división de juegos en 1969. El lema de Yamauchi era: "hacer grandes cosas". Gracias a su visión, Nintendo se convirtió en un centro de innovación con ingenieros tan destacados como Gunpei Yokoi.
A finales de la década de los 70, Yamauchi se interesó por los juguetes electrónicos y pronto obtuvo la licencia para vender una consola basada en el Magnavox Odyssey, el Color TV-Game 6. A partir de entonces los videojuegos se convirtieron en la esencia del negocio de Nintendo.
Yamauchi mantuvo la convicción de que los videojuegos eran algo para todos, y no solamente los ingenieros, sino también los artistas, contribuyen a la grandeza del medio. La mayor muestra de ello fue el día en que dio oportunidad a un joven estudiante de artes industriales sin experiencia alguna en programación: Shigeru Miyamoto. A partir de la creación de Donkey Kong, Nintendo despegó como uno de los reyes indiscutibles del Arcade.
A partir de 1983, la compañía marcó a toda una generación con el Famicom, hasta hoy la plataforma más querida y recordada en Japón. Yamauchi dejó su sello personal en la consola al supervisar cada uno de sus detalles, en especial en su icónico control con el famoso D-pad, y dio el visto bueno a todos los títulos de la compañía en Japón, mostrando una enorme clarividencia sobre lo que tendría éxito y lo que no. Gracias a su instinto, muchos grandes clásicos vieron la luz, y siempre dio una absoluta libertad creativa a quienes trabajaron bajo su compañía.
En 1985 la versión occidental del Famicom, el Nintendo Entertainment System, revivió el mercado de los videojuegos y dio a la industria gran parte de los estándares de calidad y diseño que son seguidos hasta hoy. En la visión de Yamauchi, es la excelencia del software y no el hardware en sí mismo, lo que constituye el corazón del medio.
El liderazgo de Yamauchi lo hizo uno de los hombres más ricos de Japón, con un valor calculado en $2000 MDD y convirtió a su compañía en la mayor empresa dedicada solamente a los videojuegos a nivel mundial. Yamauchi siguió al frente de Nintendo, sin duda un ícono cultural del siglo XX, hasta 2001, fecha en que fue sucedido por Satoru Iwata. Al retirarse, Yamauchi expresó su confianza al dejar su compañía en buenas manos.
Hiroshi Yamauchi falleció hoy, 19 de septiembre, a causa de complicaciones por una neumonía, a la edad de 85 años. Le sobreviven 3 hijos. Rendimos honor a uno los mayores visionarios de la industria y nos unimos al duelo por el espíritu de un samurái que ahora está, como la obra de su vida, en las manos del cielo.
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