Como muchos, fui jugador de Call Of Duty. Dediqué cientos de horas a sus batallas épicas en la Segunda Guerra Mundial y al multijugador de guerra moderna que revolucionó el juego en consolas. Nos guste o no, Call Of Duty 4: Modern Warfare provocó que la industria cambiara elementos del juego que se veían por todas partes, desde su temática hasta mecánicas de juego; entonces la franquicia ocupó su trono y el género FPS se volvió homogéneo.
Me despedí de la gran guerra en World At War, el primer título de Treyarch que me pareció consistente, esperé un año más y preordené mi edición especial de Modern Warfare 2 con los goggles de visión nocturna y todo. Esa fue la cúspide de mi afición por la franquicia, luego vino Black Ops, nuevamente de Treyarch; la entrega estuvo muy bien ejecutada y tras los conflictos entre Activision e Infinity Ward tuvimos como resultado Modern Warfare 3, donde nada era nuevo o emocionante y las campañas tenían los mismos elementos y duración. El multijugador seguía siendo entretenido, pero las novedades eran insignificantes; alguien dijo que era como jugar en un tragamonedas donde matas o mueres. Cada entrega posterior me produjo menos interés y simplemente dejé de consumir Call Of Duty.
Los últimos días he estado jugando Call Of Duty Black Ops III, donde la inmersión es inmediata, todo sigue en su lugar y mi cerebro sabe perfectamente qué apretar y cuándo; trazo en mi mente los mapas que tras un par de partidas se vuelven como mi casa. En ellos mato y muero una y otra vez, los niveles aumentan y también las cosas que puedo utilizar, experimento con armas, pruebo diferentes modos de juego y entro en trance. Todo se trata de ritmo: atención, anticipación, mato más de lo que muero, hago killstreaks, subo más rangos, modifico mis armas y juego durante horas. Sí, esto sigue siendo divertido.
La franquicia se vio amenazada el año pasado con Titanfall y su respuesta fue Advance Warfare, que si bien no es el primero situado en el futuro, incorporaba al gameplay movimientos como doble salto y boost, así como escenarios más verticales que buscaban aprovechar estas nuevas condiciones de movilidad. Para muchos estos cambios en el gameplay fueron demasiado drásticos y no estaban bien logrados, por lo que Treyarch decidió dar un paso atrás para mantener la movilidad pero regresando a campos de batalla horizontales que permiten que la acción recobre la familiaridad.
Dominar los nuevos movimientos no es sencillo; abusar del doble salto o caminar por las paredes te convierte en un blanco fácil, pero con suficiente práctica puedes aprender a apuntar y disparar en esos momentos y, sobretodo, anticiparte a lo que haga el enemigo. Los escenarios en esta Beta son variados en cuanto a dimensiones y ambientación: van desde un zoológico en África hasta un laboratorio en un territorio cubierto de nieve; si bien el diseño busca beneficiar el uso de los nuevos movimientos, existen muchas zonas inaccesibles para las que se utilizan paredes invisibles.
Dentro de la Beta también existe una enorme variedad de armas de fuego con distintas capacidades y limitaciones que pueden ser compensadas por los aditamentos. Cada arma tiene nivel individual y al aumentar éste, los aditamentos disponibles también lo hacen; lamentablemente, el armamento secundario se reduce a 6, entre pistolas, lanzacohetes y cuchillos; aún no sabemos si esta cantidad se mantendrá en la versión final del juego.
Uno de los rasgos más celebrados por los desarrolladores es la inclusión de los Specialist, que funcionan como una raza que se elige antes de crear la clase y que posee armas únicas como arcos y espadas, y habilidad para correr más rápido o blindaje. Estas últimas tienen una barra de recarga y pueden ser utilizadas durante algunos segundos o hasta que se termine la munición; cada Specialist tiene un aspecto determinado, desde el Cyborg Hipster hasta la Cyborg Katniss Everdeen; los equipos suelen ser mixtos, pero ahora predominan los femeninos.
El aspecto gráfico del juego parece haber dado un paso atrás, ya que animaciones como las de caer a un barranco y algunas muertes se ven demasiado aceleradas, aunque ninguna afecta demasiado la experiencia.
En cuanto al multiplayer, Black Ops III parece estar dando los pasos correctos al aterrizar conceptos que hemos visto a lo largo de los años y experimentar un poco. Tras la pifia que fue Call Of Duty: Ghosts, parece que ahora Treyarch hace los mejores Call Of Duty.
Quizá dejar descansar una franquicia te haga verla con otros ojos, pero también puede ser que en verdad Call Of Duty Black Ops III presenta novedades interesantes. De cualquier manera, la experiencia es divertida y eso debería bastar.
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