Abro el navegador de Yahoo Kids Japón y entro en una inocente pantalla donde Winnie The Pooh y sus amigos me dan la bienvenida. La música es un ñoño sonsonete de béisbol infantil, Winnie The Pooh está al bat con una postura nada masculina mientras Tiger, guiñando el ojo y con una gorra hacia atrás, hace de pitcher en una relajante tarde de domingo para estos inocentes animales de peluche. ¿Quién creería que he caído en una sucursal del infierno? Nadie, excepto los que saben qué cosa es Winnie The Pooh's Home Run Derby.
Hacia inicios de 2013, Internet descubrió este adorable juego de Flash producido por Disney Japón. Bajo el nombre Kuma Pooh-san no Homerun Derby, el juego, creado en 2008, destruyó las mentes de decenas de usuarios japoneses de Yahoo antes de ser filtrado al mundo occidental cerca de 2013. Nunca ha sido localizado propiamente, pero una traducción de fans puede ser encontrada en el sitio FlashRelax (sin duda un nombre irónico). A partir de entonces ganó fama como el más infame y difícil de los juegos flash jamás creados... pero, ¿por qué?
Todo inicia con mucha inocencia. Winnie The Pooh tiene que hacerla de bateador enfrentando a todos sus amigos: Ígor, Lumpy el elefante, Piglet, Kanga y Rito, Conejo, Búho, Tigger y Christopher Robin. Winnie the Pooh está al bat, lo mueves con el ratón y bateas con clic izquierdo. Tienes una guía para calcular la parte del bat en la que es mejor conectar: un punto verde colocado en el último tercio del mismo. Los enemigos lanzan pelotas en al menos 3 posiciones: izquierda, centro y derecha, aunque hay algunas intermedias. El objetivo es conectar una serie de home runs o cuadrangulares (sacar la bola del "estadio" en la zona válida, de lo contrario es foul) dependiendo de tu rival: Ígor necesita 3 de 9, Lumpy 5 de 15, Piglet 8 de 20, Kanga y Rito 12 de 25, Conejo 15 de 30, etcétera. Al inicio, el juego es insoportablemente sencillo: los primeros lanzadores como Ígor y Lumpy son perfectamente lentos e ineficientes y pronto crees que estás ante un título más de la amable línea infantil de Disney.
Pronto subí mis stats y dejé a Piglet llorando
Grave error. Para cuando Piglet llega al montículo, descubres que ninguno de tus golpes conecta... ¿qué rayos está pasando? Ah, el juego es más profundo de lo que creías... hay stats. Así es, tu pachoncito protagonista puede hacer grinding y subir 3 características: Poder, para batear más lejos; Velocidad, para moverse y batear más rápido; y Contacto, una característica especial. Resulta que tu avatar no se mueve en correspondencia 1 a 1 con tu cursor: entre más nivel tengas en el stat de Contacto más cerca estarás del efecto deseado. Por tanto, vencer a los jefes de Piglet en adelante requiere de grinding para subir tus stats a un nivel más aceptable, de modo que tu Winnie Pooh tenga forma y esté más cerca de ser un Babe Ruth come miel. Pronto subí mis stats y dejé a Piglet llorando en el montículo.
¿Cuál es la dificultad entonces? La verdadera guerra comienza después de Piglet. A partir de ese momento, los animales se convierten en despiadados monstruos. Primero viene Kanga y Rito: los malditos disparan pelotas que brincan a diversas velocidades. Una molestia, pero después de un par de intentos es posible vencerlos. El dolor de cabeza comienza con Conejo. Este neurótico amigo lanza pelotas que cambian de velocidad: primero lentas, luego muy rápidas. Tienes que comenzar a aprender a golpear sin ver la pelota, basado sólo en el cálculo de velocidad. Asimismo, el porcentaje de bateos conectados necesarios para avanzar va subiendo con cada rival: Conejo pide la mitad, por ejemplo, pero Búho pide 19 de 35, un poco más de la mitad. Con ese plumífero inicia la verdadera pesadilla.
Van 20 minutos de juego, Winnie al bat. Búho sube al montículo. El pajarraco se prepara y dispara una bola que corre en zigzag. Strike 1, strike 2, strike 3... el maldito búho es invencible. Aquí la programación del juego comienza a ser inmisericorde. El zigzagueo de Búho provoca que sea sumamente difícil calcular el punto en el que es óptimo golpear la pelota, además de que es un tirador veloz. ¿El resultado? Foul tras foul, hit tras hit sin un home run, y eso si tienes suerte. 19 de 30 parecen una eternidad... Un amigo se quebró en este punto: "El búho me causa PTSD", me asegura... intento seguir... pero parece inútil. Me doy cuenta de que llevo una hora peleando con el pajarraco. 10 de 30, 12 de 30, 15 de 30... 18 de 30... el cansancio empieza a poder más que yo... ¿He perdido las esperanzas?
Luego de un descanso, regreso con más determinación que nunca y venzo al maldito Búho. ¿Qué puede ser peor que él? Aquí comienza la pesadilla. Vietnam. Battletoads. Dark Souls. Tiger sube al montículo. Se prepara para lanzar y... *swoosh*: LA PELOTA DESAPARECE. Así es: Tiger lanza pelotas invisibles. Sólo aparecen en la pantalla un instante antes de desvanecerse por completo, ante tus narices. ¿Porcentaje aceptable? 28 de 40, un número absolutamente ridículo considerando que tienes suerte si tu hit conecta incluso en Foul. Este juego ha sido forjado en el infierno.
Tiger es un insulto a la humanidad. Bola invisible tras bola invisible. Como si fueras el dragón Shiryu, tienes que aprender a ver con tu cosmos. Conectar cuadrangulares a ciegas, uno tras otro. Pero parece inútil: te sientes un dios tan sólo con sacarle un 15 de 40. Mejoras, pero... el juego te roba el alma. Después de 3 horas de intentarlo, mi mejor récord fueron sólo 23 de 40. El problema viene al final: me impongo la disciplina de renunciar si sólo conecto 5 de los primeros 10. Pero incluso llegando a 20 o 22 en la última decena, el cansancio y los errores pueden más que tú. Es un rally de resistencia, no sólo de precisión. No puedo seguir... Tigger es demasiado bueno. ¿De qué sirve conectar 7 home runs seguidos si un error puede desatar decenas de oportunidades perdidas? Después de 3 horas me doy cuenta de que he perdido una gran parte de mi vida ante un juego de navegador... y ni siquiera he visto el poder del último jefe. ¿Quién eres, Christopher Robin? ¿Por qué todos te temen? Al diablo, es hora de ver YouTube.
Christopher Robin es capaz de lanzar pelotas que se vuelven invisibles en trayectoria de zig-zag a velocidades ultrasónicas, además de poder combinar todos los demás efectos al azar en 6 posiciones diferentes. El porcentaje de bateo es de 80% o 40 de 50 homeruns. Sólo 10 errores permitidos. Inhumano. Irreal. Esto no es Winnie The Pooh's Baseball Derby. Es Ikaruga. Ghost and Goblins. Dodonpachi: Baseball Edition. La rídicula dificultad del juego ha dado pie a toda clase de memes de Internet: Robin lanzando un Kamehameha completamente cargado, Robin como Kenshiro de Fist of the North Star, Robin en el último nivel del infierno de la Divina Comedia... tú nómbralo. La simple posibilidad de conectar 40 cuadrangulares en esas circunstancias es imposible.
En resumen, Winnie The Pooh's Home Run Derby fue creado en el infierno por monjes tibetanos nivel 200. Es un juego que exige un nivel de concentración verdaderamente zen. La pregunta es: ¿qué rayos estaban pensando? ¿Cómo es esto un juego aceptable para niños? Nadie lo sabe. Probablemente algunos desarrolladores desempleados de CAVE lo crearon como su último gesto de desprecio hacia la humanidad. ¿Quién será la primera leyenda en terminar este reto entre los lectores de nuestra página? Los juegos han comenzado.
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