¿Por qué es un éxito Pokémon GO?

Analizamos el fenómeno de Nintendo que ha sorprendido al mundo


​Hoy en la mañana llegué tarde al trabajo. Caminaba tranquilamente hacia la parada del autobús cuando noté un parche de pasto cerca en Pokémon GO. Caminé hacia allá. Di vueltas un rato y, finalmente, apareció un Charmander. Capturé al maldito escurridizo y corrí, pues ya era tarde. Pedí un Uber. En el largo camino lleno de tráfico (malditos autos) capturé los siguientes Pokémon: Vulpix, Ekans, Sandshrew, Geodude, Eevee, Cubone, Rattata, Ponyta, Rhyhorn, Weedle, Pidgey, Doduo y Growlithe. Cuando llegué a la oficina activé un Incienso (el juego está totalmente localizado a un español neutro) y esperé mientras se cargaba mi celular, pues gasté 45% de la batería en el camino de media hora. Tan pronto se cargó, salí a la calle de nuevo.

El juego móvil más grande de la historia

En el parque que está cerca de la oficina capturé un Rattata y un Bulbasaur mientras otros paseaban a sus perros o jugaban con sus hijos. Admito que fue incómodo y tuve cuidado de apuntar el celular lejos de los niños u otras personas cuando intentaba capturar algún Pokémon. Noté que el gimnasio más cercano estaba a unas cuadras. Qué diablos, en el camino había varias Poképaradas con ítems. Caminé hasta llegar al WTC. El líder del gimnasio era un miembro del equipo Mystic. Justo acababa de subir a nivel 5 de entrenador, por lo que el juego me dio la opción de sumarme a las filas de una de las 3 facciones. Elegí el Equipo Valor. Era mi deber enfrentar a esa escoria azul con un Rhydon con 500 puntos de PC. Sabía que la lucha sería dura, así que me preparé y lo reté. Mis Pokémon empezaron a caer como moscas a medida que lentamente bajaba la vida de Rhydon. Eventualmente, conseguí derrotarlo. Dejé un Weedle de 10 de PC en su lugar para defender el gimnasio. A veces no se trata de ganar, sino de dejar un mensaje de advertencia: el Equipo Valor viene por ustedes, sucios Mystics.

De vuelta a la simple realidad, Pokémon GO aumentó la valuación de Nintendo en un solo día como la compañía no lo había visto desde 1983 y poco tiempo después se convirtió en el juego móvil más grande de la historia de Estados Unidos. Superó a Candy Crush Saga, Draw Something, Clash Royale y Slither.io. No sólo eso, sino que está en camino de superar a Snapchat, Google Maps y en un par de días obtuvo más usuarios activos que Twitter. Si la tendencia continúa y la aplicación logra capturar la atención de la gente después de la emoción inicial, se convertirá en un muy mal augurio para la realidad aumentada y transformará a Nintendo desde su raíz.



Estamos hablando de Pokémon, la tercera franquicia más exitosa en la historia del gaming. ¿Qué pasaría con un Super Mario en móviles? En cualquier caso, Nintendo demostró en unos cuantos días que podría apropiarse y dominar las tiendas virtuales de Google y Apple. Hace unos minutos, por ejemplo, salí a comprar comida. En el camino, me desvié por un parque para obtener ítems en varias Poképaradas e incluso estuve cerca de capturar un Scyther. Ahora sí, vi a muchas personas en el parque capturando Pokémon. El juego ni siquiera ha sido lanzado oficialmente en Latinoamérica. Cuando llegué a la oficina comprendí su éxito: los videojuegos no son antisociales ni implican que debes quedarte en casa. Esos paradigmas son meros estereotipos. El Wii tuvo éxito no porque capturó la atención de la gente y no la extrajo del mundo real, como la realidad virtual, sino que llevó el gaming a la realidad. El Wiimote permitió que tu papá o tu abuela jugaran tenis juntos. Pokémon GO está haciendo exactamente lo mismo, sólo que esta vez no necesitas comprar una consola ni gastar un centavo: es una aplicación gratuita para una plataforma que seguramente ya tienes. La inversión mínima es prácticamente cero. Sólo en México, la penetración de los smartphones es de más de 70%. Eso es equivalente a más de 70 millones de dispositivos que pueden correr Pokémon GO. Sólo en un país, la cifra compite con las ventas globales de muchas consolas. A escala mundial, la plataforma móvil es monstruosa. Imagina cuántos millones de descargas debe tener tu aplicación para sostenerse en primer lugar de descargas durante una semana en Estados Unidos: arriba de Google Maps, Snapchat, Messenger, Amazon, WhatsApp, Instagram, YouTube, Facebook, Uber, Spotify y Netflix.

Quizá los videojuegos, como artefactos sociales, tengan más éxito invadiendo nuestra realidad en lugar de aislarnos de ella. Estos días hemos sido inundados por una avalancha de noticias del tema por la sencilla razón de que cualquiera puede jugar y experimentar algo peculiar con salir a la calle. Desde Pokémon en salas de parto hasta tours organizados, graffitis de una de las 3 facciones del juego, trolls que instalan bloqueadores de señal en sitios con Pokémon raros, drones, niños, abuelas que usan la aplicación para que sus nietos las visiten, etcétera. Bienvenidos a la híper realidad, donde cada acción que realizas recibe una recompensa instantánea y deja huella en un registro progresivo.



Como pasó hoy; en lugar de caminar sólo por mi comida, crucé un parque, jugué con un par de perros, me divertí viendo a los niños jugar, compré una nieve de limón y atrapé Pokémon. Todo porque había cuatro Poképaradas con ítems para mí. Pokémon GO es básico. No me engaño, pero es igual de atractivo que Wii Sports. Lo suficiente como para que alguien que no sabe nada de videojuegos se interese. Varios familiares del equipo de LEVEL UP nos han pedido información sobre cómo instalar la aplicación. En México, la aplicación gratuita más descargada es una copia falsa que ni siquiera está en español. La gente quiere jugar Pokémon y quiere atraparlos a todos. Ya ni siquiera estoy hablando del gamer, ese estereotipo indefinible, sino de personas que ni siquiera juegan Candy Crush de forma casual. Ahora que la barrera de comprar un aparato dedicado no existe, cualquiera con un smartphone puede tener acceso a una experiencia que antes estaba reservada para quienes estuvieran dispuestos a gastar en dispositivos dedicados a videojuegos.

Imagina cuánto vendería Call of Duty si no tuvieras que comprar una consola o PC para jugarlo. Los números crecerían exponencialmente. Si lo mismo pasara con Grand Theft Auto o cualquiera de tus franquicias favoritas la industria se expandiría como nunca. La prueba es Pokémon GO y su ausencia de barrera de entrada. La premisa es sencilla y el juego ni siquiera está completo. Tiene el mínimo de características para enganchar a alguien y apela a nuestra necesidad de coleccionar y descubrir. Cuando Satoshi Tajiri pensó en Pokémon por primera vez, imaginaba que 2 Game Boys podrían comunicarse para crear una experiencia social. Ésa es la palabra clave: amamos pertenecer a un grupo. Somos animales sociales y Pokémon desde sus inicios ha explotado la necesidad que tenemos de “el otro”. Quizá no hay intercambios en Pokémon GO todavía, pero salir a la calle y reunirte con amigos o desafiar un gimnasio y correr por la ciudad en grupos compartiendo una actividad es lo más social que he visto en el gaming en mucho tiempo.

Bienvenidos a la híper realidad

“¡Eso es basura!”, dirá el gamer de la vieja escuela, pero quizá olvida que él gastó muchas veces el cambio de las tortillas en la farmacia o en salas de arcade compitiendo con el vago de la cuadra. Probablemente esa persona recuerda con nostalgia cómo nadie podía vencerlo y era una leyenda local. Su tenacidad y habilidad lo convirtieron en una leyenda porque el gaming ha sido una actividad profundamente social desde sus comienzos. El fenómeno de los eSports es otra muestra de ello. Aunque el hardcore gamer se aferre a las experiencias cinemáticas solitarias, olvida que jugar siempre ha sido una actividad social. Evidentemente, no quiere decir que desprecie ese tipo de experiencias. Por el contrario, las disfruto muchísimo, pero sé que son prácticamente un nicho comparadas con el éxito abrumador de franquicias como League of Legends. En lugar de refunfuñar y quejarme amargamente por la “invasión” de personas ajenas al gaming, me da gusto que los videojuegos se expandan e invadan círculos insospechados de personas.

La gente ama Nintendo y sus franquicias. El problema quizás es que no lo suficiente como para adquirir una consola o portátil. Al eliminar esa barrera el resultado es Pokémon GO. De sostener el éxito, la compañía podría transformarse profundamente. Quizá seguirá apelando al nicho de personas que disfrutan Zelda o Metroid, pero si son inteligentes destinarán la mayor cantidad de recursos posibles a Super Mario, Pokémon y esfuerzos como Wii Sports o Wii Fit. La realidad es que el mercado global de las consolas tradicionales es pequeño en comparación con fenómenos globales como los smartphones o plataformas como Facebook.

Ahora, la otra perspectiva es que Pokémon GO perderá popularidad y desaparecerá en unas semanas o incluso antes. No lo sabemos con certeza. Muchas cosas podrían salir mal; sin embargo, la tendencia actual es muy fuerte y estamos hablando de una presencia oficial sólo en un puñado de países. ¿Qué va a pasar cuando la aplicación sea liberada en Asia, Brasil y el resto de Europa? ¿Qué va a pasar cuando en una actualización añadan la posibilidad de intercambio o de desafiar a tus amigos? ¿Y cuando añadan Pokémon de otras generaciones? ¿Qué tal una tabla de líderes global con los Equipos más fuertes del mundo? ¿Qué ocurriría si de pronto los negocios pudieran pagar a Nintendo para que en sus locales aparecieran Pokémon de edición limitada o raros? La plataforma tiene un potencial enorme y al menos ya tiene los números para justificar una inversión brutal para desarrollarlo.

Al final, la respuesta a la pregunta de por qué tiene tanto éxito Pokémon GO es simple: amamos la realidad y las actividades sociales; adoramos a Nintendo, pero no queremos comprar su hardware. La aplicación responde a cada uno de esos puntos y añade una de las propiedades intelectuales más poderosas del mundo a la mezcla. El resultado es el juego móvil más grande de la historia. No sé ustedes, pero yo prefiero que sea de Nintendo.​

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