Hay videojuegos para toda clase de personas: las que sueñan con ser atletas, las que quieren conducir los autos más veloces, vencer a un ejército invasor en un campo de batalla, ser un gran músico o incluso convertirse en un temido criminal; sin embargo, ser un verdugo que tortura a su prisionero es algo que no habíamos visto hasta que jugamos Torture Bunny.

Desarrollado por Kaxan Games, el estudio mexicano creador de Taco Master y distribuido por Chillingo, Torture Bunny es un juego sádico para aquellos que disfrutan cuando golpean ciudadanos al azar en Saint’s Row, cuando dejan encerrados a su Sim en albercas o al pisotear la cabeza de un rival en Gears of War. Todos hemos disfrutado de una o varias de estas actividades o sus variantes, y sabemos que los personajes son parte del software y no resultarán heridos en realidad.

Aquí es donde empieza Torture Bunny; sabemos que hay quienes consideran divertido el sufrimiento ajeno, pues el propósito de este juego es hacer sufrir por medio de un enorme arsenal de instrumentos, entre los que podemos encontrar una cama con clavos, ollas de aceite caliente, rayos láser, lanzallamas e incluso, retretes. El modo de jugar es muy simple: en una jaula elevada tenemos a un conejo; la jaula se abre y tu trabajo es aplicar al animal los peores tormentos posibles mientras llega al suelo; para ello puedes usar los instrumentos de tortura que el juego pone a tu disposición. Cada sala requerirá de un número específico de puntos de sufrimiento y sobre esa base obtendrás zanahorias; mientras más zanahorias tengas, más niveles del juego serán desbloqueados.

La idea del juego suena muy bien, lamentablemente la puesta en práctica es deficiente. Para empezar, el nivel de dificultad es nulo; sin esfuerzo puedes terminarlo en un par de horas, así que no es necesario tener una estrategia, basta con colocar el número máximo permitido de trampas y frenar en lo posible la caída del conejo e intentarlo varias veces, pues colocar las mismas trampas en el mismo lugar puede producir resultados completamente diferentes, lo que te dificulta predecir y corregir la tortura ejercida sobre el conejo.

Las gráficas son estándar y la música no es molesta pero tampoco es una aportación significativa. La cantidad de niveles es mínima y sólo incluye dos modos de juego: en uno atraviesas los niveles y en el otro puedes colocar hasta 20 trampas y buscar el número mayor de puntos de sufrimiento, es muy divertido. Un detalle poco significativo que le agrega personalidad al título es la posibilidad de cambiar la cara del conejo y utilizar una imagen de tu librería, así que si estás enojado con alguien y quieres verlo sufrir, este juego puede ayudarte a canalizar el enojo y divertirte.

Torture Bunny es una idea interesante y aunque no presenta reto alguno, puede resultar entretenido para muchas personas porque funciona como una aplicación curiosa, es decir, más que considerarlo un juego, podríamos decir que es como una araña de plástico de broma.