Patrick Klepek, redactor del portal Giant Bomb, acaba de hacer pública información que llegó a sus manos a través de la agencia de relaciones públicas de la firma de abogados que representa a Jason West y Vince Zampella, concerniente a un supuesto proyecto de espionaje corporativo puesto en marcha por altos mandos de Activision en 2009 para escarbar en las pertenencias de los dos desarrolladores fundadores de Infinity Ward y dar con cualquier dato incriminatorio que sirviera de pretexto para despedirlos.
De acuerdo con declaraciones hechas a la corte por Thomas Fenady, exdirector de tecnologías de información de Activision, a la mencionada operación se le bautizó Icebreaker, y en un primer momento pretendía mejorar las relaciones con Infinity Ward, pero cuando eso no fue posible, George Rose, representante legal corporativo de la distribuidora le instruyó por orden explícita de Bobby Kotick a monitorear los respectivos correos electrónicos, computadoras y correos de voz de West y Zampella con el fin de dar con material comprometedor.
Según Fenady, la desesperación de Activision por encontrar datos comprometedores en las actividades de Zampella y West llegó al punto en el que se recurrió a Microsoft y otras compañías externas para que les ayudaran a descifrar las contraseñas de los desarrolladores, a lo que obviamente se negaron. De hecho, se consideró la simulación de un incendio o fumigación para tener acceso a los lugares de trabajo de West y Zampella, aunque esto tampoco llegó a materializarse.
Cabe subrayar que las circunstancias en las que Klepek se hizo de esta información se prestan a suspicacias. Por otro lado, el reporte en cuestión está basado en las declaraciones de Thomas Fenady y será la corte la que determine su veracidad. Pero algo que hay que señalar, es que Activision pidió que la fecha del inicio del juicio, agendada para el próximo 29 de mayo, se postergara otros 30 días quizás en un intento por preparar mejor su defensa ante estos alegatos; dicha petición les fue negada.
La historia de Zampella y West es que Activision quiso retener el pago de sus regalías y bonos hasta que terminaran el desarrollo de Call of Duty: Modern Warfare 3. Ante la negativa de los desarrolladores, Activision los habría despedido arbitrariamente. Por su parte, la distribuidora alega que los fundadores de Infinity Ward comenzaron a conspirar para salir de Activision y pasarse a Electronic Arts luego del estreno de Modern Warfare 2, razón por la cual fueron despedidos. ¿Quién tiene la verdad? No lo sabemos aún, pero lo cierto es que este pleito ya se perfila para ser uno de los más escandalosos en la historia del videojuego.
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