De acuerdo con la lista de reclamaciones adjunta al caso de bancarrota de THQ, la desaparecida distribuidora californiana debería hasta $200 MDD a múltiples acreedores que van desde exempleados como Jason Rubin hasta tiendas de autoservicio, estudios e incluso un tatuador.
Wal-Mart quiere $1.6 MDD por concepto de un acuerdo de suministro pendiente; la ESA busca $190 mil USD por espacio sin pagar en el E3; Microsoft demanda $213 mil 772 USD en cuotas de licenciamiento de periféricos, y otros $888,652 USD por cuotas de financiamiento; la promotora deportiva Zuffa dice que le deben $1.9 MDD en regalías vinculadas con la UFC.
Codemasters asegura que la deuda con ellos es de $1 millón de dólares en regalías; Double Fine Productions quiere $595 mil USD por incumplimiento de contrato; Mattel busca $12.5 MDD por un contrato pendiente, y la lista sigue.
Por lo que respecta a individuos, el exdirector general de THQ, Brian Farrell busca $6.4 MDD; Jason Rubin, el último presidente, dice que le deben $2 MDD; y hasta el artista Christopher Escobedo, quien diseñó uno de los tatuajes del peleador Carlos Condit, busca que le paguen más de $4 MDD por violación de derechos de autor, pues él nunca dio consentimiento para que su tatuaje apareciera en UFC Undisputed 3.
El problema es que, hasta donde sabemos, las 2 subastas de propiedades de THQ han generado sólo $80 MDD. Puesto de otro modo, el dinero no alcanza para pagarles a todos, eso claro, asumiendo que la corte le dé validez a la totalidad de los reclamos. ¿De dónde va a salir el dinero? Bueno esa es la gran pregunta.
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