El desarrollador indie británico Chris Bulch creó un título para burlarse de Estados Unidos: Americlap, cuya mecánica principal consiste en aplaudir sin parar para que la bandera norteamericana no caiga al suelo.
El juego hace alusión a uno de los estereotipos de falta de sofisticación más usuales que se le imputa a los norteamericanos: aplaudir por todo y en todo momento, interrumpiendo movimientos de sinfonías, proyecciones de cine y actos teatrales. La manía por aplaudir a cada momento, que va en contra de la etiqueta europea en eventos de alta cultura, ha derivado en el apodo "Americlaps".
Americlap es comparado por su creador con Desert Bus, otro juego con mecánicas eternas y sin sentido en el que conduces un autobús por un desierto ligeramente inclinado sin ningún evento de nota. Americlap utiliza el micrófono integrado de cualquier PC para detectar los aplausos, aunque nadie puede sobrevivir su modo infinito, Marathon.
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