Hace un par de años, la industria de los videojuegos parecía ser el futuro. No solo estaba alcanzando una gran cantidad de espectadores a través de las plataformas online, sino que también estaban atrayendo a una gran cantidad de inversores que estaban viendo que los equipos competitivos de juegos como League of Legends, Counter-Strike y Overwatch, entre otros. Sin embargo, luego de años de auge económico y promesas de que las inversiones tarde o temprano darían resultados, terminaron en problemas para recuperar las inversiones, lo que está provocando la sensación de que el mundo competitivo en los videojuegos se esté tambaleando.
Un par de noticias estos últimos meses ha demostrado que los equipos competitivos de Norteamérica están sufriendo graves problemas para mantener un equilibrio económico que permita que la inversión de participar en campeonatos sea una opción sustentable. En primer lugar, está lo ocurrido con Counter Logic Gaming (CLG), organización de esports que, en 2017, fue adquirida de forma mayoritaria por The Madison Square Garden Company (MSG), grupo empresarial que también es dueña mayoritaria del equipo de Basquetbol de Los Knicks y del equipo de Béisbol de los Rangers, con la intención de conseguir una plaza en el mundo profesional de los videojuegos y, de esta forma, conseguir ganancias. Sin embargo, la situación no ha sido la mejor para CLG, pues, luego de que los efectos de la pandemia disminuyeron, y, con ello, las visualizaciones de partidas competitivas, diversos patrocinadores y marcas han comenzado a desaparecer del escenario de los videojuegos. Esto hizo que CLG entrase en una crisis económica que significo que, en abril de 2023, el MSG vendiera la organización luego de despedir a casi todos sus integrantes salvo al eje de League of Legends, que sería fusionado con NRG Esports.
Por otro lado, las dificultades de mantener la promesa económica también han golpeado con fuerza a Team Solo Mid (TSM), organización con uno de los equipos más longevos del escenario competitivo de League of Legends, quienes este sábado anunciaron la decisión de vender su puesto en la LCS, una de las ligas más importantes a nivel mundial, con la intención de cambiarse a otra liga de gran categoría, para tener la oportunidad de llegar al mundial en vez de tener problemas económicos. El equipo busca vender su espacio en la liga por 20 millones de dólares para así recuperar la inversión, pues Riot pedía un aproximado de 10 millones para asegurar un espacio en la LCS, una inversión a largo plazo que permitiría buenas ganancias para la organización, pero que, con la quiebra de sus inversores, se convirtió más en una pérdida de dinero que en una oportunidad de oro dentro de las ligas de Norteamérica.
A pesar de las promesas que indicaban que, a largo plazo los esports serían el futuro, los problemas que están ocurriendo en Norteamérica indican que las posibilidades están disminuyendo y el escenario competitivo comienza a tambalearse. Queda esperar a ver la reacción por parte de los espectadores y también de inversores, para saber si esta crisis que se vive en los videojuegos se replicará en otras regiones del mundo, y en otros videojuegos además de League of Legends.
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